La Perla I: Por deber

Capítulo 61

Estuvo ahí tal como acordaron, antes del amanecer. En realidad Jennifer no había podido dormir, se sentía bastante confundida desde esa tarde. Con el pasar de los días, y después de mucho meditarlo, había concluido que la mejor solución era poner las cartas sobre la mesa de una vez. Decirle a tío Robert la verdad, que si, eran amantes y que les estuvieron mintiendo mucho tiempo. Sabía que él se iba a sentir defraudado, que quizá apenas quiera hablarle y pierda su afecto a partir de ese momento

 Pero tenía que arriesgarse, no quería huir como cobarde. Como ella misma había dicho, si tuvo el valor para tener un amante y acostarse a escondidas con él, tendría el mismo valor para aceptar las consecuencias. Claro que temió por Orlando, ¿y si su tío lo mataba por aquella ofensa a la familia? También pensó bien eso, y conociendo a tío Robert supo pronto que aquello no iba a pasar. Los Deschain tenían una deuda con Orlando, su tío le debía la vida, además se habían hechos buenos amigos. Que se iban a enojar era un hecho, que quizá los repudien también. Pero era lo que había que enfrentar para poder estar juntos.

Por eso se sintió tan contrariada cuando él le pidió huir. No quería creer que él fuera así, que huyera de sus responsabilidades, que en el momento de la verdad quisiera escapar. Si que se sintió muy decepcionada en ese momento, peor aún cuando quizá sin querer intentó hacerla sentir culpable y forzarla a irse. Y entonces él dice que hay algo que no le ha contado, algo delicado y que podía cambiar todo. Quiso creer con todo su corazón que era aquello de lo que Orlando no habló la verdadera razón de su respuesta, que quizá si quería escapar era por lo otro y no por lo que hizo tía Cordelia. 

Y ahora no dejaba de preguntarse qué podía ser aquello tan grave. ¿Acaso algo de su pasado? Orlando no había entrado en detalles sobre su antigua vida y ella tampoco le había preguntado mucho, la idea era dejar ese pasado atrás y no traerlo al presente a cada momento. ¿Podía ser eso acaso? ¿Enemigos? Quién sabe. Solo esperaba no sea nada tan terrible.

Así que estuvo temprano esperando en su lugar junto al riachuelo, aquel en el que se besaron por primera vez y que fue escenario de sus encuentros por mucho tiempo. Él tardaba, se preguntó si quizá por la ansiedad se había adelantado y aún no estaban ni cerca al amanecer. Esperó sin moverse hasta que el día fue aclarando poco a poco, hasta que sintió ganas de llorar. ¿Por qué él no iba? ¿Es que acaso estuvo en verdad molesto el día anterior? ¿Y si le había pasado algo? 

Tuvo mucho miedo de eso, ¿y si quizá Joseph habló con tía Cordelia y ella le contó la verdad? Joseph odiaba a Orlando, y aunque en realidad tenía motivos para hacerlo, eran motivos que él desconocía. ¿Pero si él le había hecho algo? El día ya había llegado y ella caminaba de un lado a otro sin saber qué hacer. Fue el mismo Orlando quien propuso ese encuentro, no se retrasaría y menos la dejaría plantada esperando. Tuvo que haberle sucedido algo.

Y aunque ya era hora de volver a casa decidió desviarse e ir a "La Esmeralda". Si le había pasado algo se enteraría de una vez. Si estaba bien, pero por alguna urgencia no pudo ir, aprovecharían para hablar. Pondría como excusa que fue a saludar a Santos y listo. Galopó tranquila por un buen rato, no quería que si los campesinos la veían anden diciendo que Jen Deschain estaba muy apurada. Eso tenía que parecer una visita casual aunque por dentro muera de ansias. 

Así pasaba tranquila cuando a unos metros de ella vio algo que le llamó la atención. Había un sombrero que le parecía bastante familiar tirado al lado de unos arbustos. Hizo memoria, ¿quién usaba un sombrero así? Era pequeño, como de un niño. Jake. Eso se le hizo un poco extraño, ¿qué hacía el sombrero de Jake ahí? Quizá el pequeño lo perdió. Se acercó un poco con el caballo y solo cuando estuvo cerca contuvo su grito. El sombrero tenía sangre por todos lados.

Asustada se bajó del caballo y miró alrededor. Jake pudo tener un accidente, quizá ya estaba en la hacienda al cuidado de Orlando y quizá por eso él no había llegado a su encuentro. "No...", se dijo de pronto y sin querer, cuando por unos arbustos vio la punta de unos zapatos. Con el corazón acelerado corrió hacia ahí, los apartó rápido y lanzó un grito bastante fuerte. Jake estaba abandonado entre los arbustos, inconsciente o quizá muerto. Tenía una herida en la cabeza que había cubierto con su camisa y que al parecer ya había dejado de sangrar. 

Una vez superado el impacto de ver aquella escena se acercó rápido a comprobar que siguiera vivo. Soltó un suspiro de alivio, tenía pulso, al apoyar su rostro en su pecho escuchó los latidos de su corazón. Intentó serenarse, Jake estaba herido pero necesitaba ayuda urgente. Lo apartó a un lado de los arbustos despacio y fue hacia Diamante, ahí tenía un poco de agua. Se arrancó un poco de tela de la blusa, la empapó con el agua y empezó a limpiar la herida de la frente. No era muy experta en esas cosas, pero por lo poco que había aprendido parecía que una bala le hubiera rozado la frente. De pronto el niño abrió los ojos, parpadeó muchas veces intentando acostumbrarse a la luz. Miraba a todos lados confundido hasta que al fin logró verla a los ojos. Como si de pronto hubiera recordado algo intentó levantarse apresurado.




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