La Perla I: Por deber

Capítulo 63

Tardaron unas horas en apagar el incendio, y otra más en encontrar el cadáver. Cuthbert no quiso verlo, no podía. Acababa de perder a su mejor amigo, a su hermano. Él y Jen habían llorado cada quien por su lado y expresado su dolor sin que nadie les diga nada. Ya se había hecho bastante tarde, había pasado el mediodía y Jen ni siquiera pensaba en que debían de estarla buscando. 

Cuando encontraron el cuerpo fue el comisario quien lo revisó. Tenía el rostro irreconocible, no se había dañado lo suficiente, pero por las medidas Pangbord se atrevía asegurar que se trataba del mismo Orlando. La ropa se le había pegado al cuerpo, pero aún se podía reconocer. 

Bert y Jen estaban juntos ya, por un instante guardaron las esperanzas de que Charice les haya mentido, pero cuando el comisario comenzó a describir la ropa que llevaba y las características del cadáver a Bert le quedó bastante claro que sí, se trataba de Orlando. Y ahora los dos lloraron juntos, se acercaron uno a otro, y sin poder contenerse más Jen lo abrazó llorando mientras él correspondía. Llegaron tarde y los dos acababan de perder a la persona que amaban.

Pronto toda la zona se llenó de oficiales, el comisario mandó a seguir a Charice y su gente, esa mujer era culpable del asesinato y no pararían hasta encontrarla. Les aconsejó que volvieran a casa, que ya nada tenían que hacer ahí. El cadáver lo llevarían luego para preparar el entierro, pero ahora ya no había más que hacer. Ellos aceptaron volver, tampoco querían estar en ese lugar lleno de muerte, no querían ver lo que quedaba del fortín quemado e imaginar los últimos minutos de vida de Orlando atrapado dentro. 

Volvieron juntos sin decirse nada, estaban en completo silencio llorando bajo. Llegaron al fin a "La Esmeralda" donde Jake y Santos esperaban preocupados las noticias. No hubo mucho que decir, bastaba con ver sus rostros y que Orlando no hubiera regresado con ellos para saber que las cosas habían ido terribles.

Santos corrió a abrazar a su esposo, Bert la apretó fuerte contra sí y lloró nuevamente con ella. Parecía un niño en brazos de su madre, un niño desconsolado que acababa de perder a un hermano. Ella hizo lo posible por contener las lágrimas para ser fuerte por él pero no lo conseguía. Orlando había sido también su amigo, habían vivido bajo el mismo techo poco tiempo pero lo conoció bien. Al escuchar el alboroto en la sala, un aún herido Jake salió a ver qué pasaba. Jennifer había llegado a paso lento detrás de Cuthbert, el niño vio aquella escena entre la pareja y luego a Jennifer entrando como si llegara de una guerra. Sucia, con algunas manchas de sangre y hecha la imagen de la tristeza misma. Jake lo comprendió pronto, caminó hacia Jen y le quedó viendo de cerca.

—Dígame que no es cierto —empezó a hablar con la voz quebrada—. Por favor, señorita Jen, dígame que no...

Pero ella no pudo decir nada, solo estalló en llanto nuevamente, no podía siquiera decir "Orlando está muerto". Jake se acercó a ella y la abrazó de la cintura apoyando su cabeza en el vientre de la joven. Parecía un niño llorando con mamá porque se acababan de enterar que papá había muerto. Quizá era así de alguna forma, Orlando había visto a Jake como su hijo y él lo había visto como un padre. Jennifer fue la mujer que él amó, la que también lo ayudaba con sus clases, la que también lo quería. ¿Acaso en algún momento no la vio también como una madre? Pues ahí estaban, en huérfano y la viuda llorando a Orlando.

Esa tarde Jen se quedó en casa de los Allgood, Santos se encargó de enviar un mensaje a casa de Jen para informar de su paradero y que se quedaría toda el día y la noche ahí. Estaba hecha un desastre, tenía polvo por todos lados y manchas de sangre. La única que de momento y a pesar de todo el dolor estaba pensando de forma coherente era Santos, así que ella se encargó de mandar a preparar un baño para su amiga y esposo, también algo de comer aunque ninguno de los dos apenas probó nada.

Jennifer parecía a punto de estallar a cada momento, pero solo lloraba bajo mientras Jake le hacía compañía. Quizá lo mejor sería que esa noche se quedara con ella, tenía miedo por su amiga. Entendía el terrible dolor que debía de estar pasando, aunque aún no le quedaba claro que había sucedido exactamente. Pensar que podía perder a Bert de una forma así la hacía sentir hasta enferma. Imaginar el dolor que podía estar pasando Jennifer la hacía llorar.

Más tarde ese mismo día llegó el comisario. Tenían el cuerpo, pero aún no podían entregarlo a la familia, así que mientras tenían que preparar la verdadera versión de los hechos. El comisario tampoco entendía bien quien era la mujer que dirigió la ejecución, aquello parecía tratarse de un ajuste de cuentas. Cuthbert tampoco quiso darle mucha información al recibirlo, solo le dijo que cuando el asesinato se haga público, porque claro que eso iba a pasar, se diga que fue un secuestro y que no acabó bien, fin del asunto. 




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