La Persona Equivocada

"CULPABLE"

En ese momento, Ferney se baja de su moto y corre a donde está el joven, y le da vuelta, porque el herido estaba de espalda hacia él.

Ferney trata de hacer que reaccione, pero este no despierta, y su pulso esta débil. Y grita con gran desesperación:

— ¡Auxilio! ¡Auxilio! ¡Alguien que me ayude!

En seguida, un taxi se detiene para ayudar a Ferney, y también un carro particular se detiene, pero entre todos se ponen de acuerdo y montan al herido en el taxi.

Ferney les agradece al del taxi y al del carro particular, y se monta en su moto, y sigue al taxi hasta llegar al hospital Engativá. Donde en la entrada hay un vehículo de policía.

Luego de llegar al hospital, entre Ferney y el taxista cargan al herido hasta la entrada del hospital. Cuando un enfermero y dos policías que estaban cerca los ayudan...

De inmediato, el enfermero le pregunta al taxista:

— ¿Qué le sucedió?

— Yo no sé, pregúntele a él.

Ferney le responde al enfermero:

— Yo lo encontré tirado en la calle.

Al herido lo monta en una camilla. Cuando este reacciona repentinamente, y ante los dos policías, mira a Ferney, y grita:

— ¡EL ME ATROPELLÓ!

Todos se quedan sorprendidos y miran a Ferney. Cuando el herido se desmalla.

Ferney reacciona rápidamente ante esa terrible acusación, y les dice a todos:

— No, no, no, no, yo encontré al muchacho tirado en el pavimento, yo iba en mi moto para la Iglesia y lo encontré así.

Al herido se lo llevan a la sala de urgencias. Cuando uno de los policías le dice a Ferney:

— Usted de aquí no se mueve hasta que nos explique qué sucedió realmente.

De inmediato, el taxista les dice a los dos policías:

— Yo no tengo nada que ver en esto, yo encontré al joven con el herido.

Ferney les dice a los dos policías:

— El taxista dice la verdad, el no tiene nada que ver, al igual que yo.

El otro policía le dice al taxista que se vaya, y este sale del hospital despavorido. Cuando los dos policías rodean a Ferney...

Con una mirada al techo del hospital, Ferney les dice a los dos policías:

— Yo soy cristiano, yo no puedo decir mentiras, porque yo soy un siervo de Dios. No sé porque el herido dijo que yo lo atropellé, debe ser que el golpe que se dio en la cabeza lo dejo aturdido.

El policía que esta al frente le dice a Ferney:

— A mi con ese cuento de cristiano no me convence. Y todas esas cosas que estas inventando.

— No estoy inventando nada, yo no atropellé a ese muchacho.

El policía que esta en la espalda de Ferney le pregunta:

— ¿Entonces quien lo hizo?

— Les estoy diciendo que yo lo encontré tirado en el pavimento.

El policía del frente le dice a Ferney:

— Vamos a esperar a que el herido vuelva a reaccionar, quizás tengas razón con eso de la cabeza, y el diga quien lo atropello.

— ¿Estoy detenido?

— Claro.

El otro policía le dice a Ferney:

— Ruega para que este muchacho no se muera, porque eres el único sospechoso.

— Yo no tengo nada que temer, porque tengo a Dios, y si tengo que pasar por esta tempestad, la pasaré y demostraré que yo soy inocente. Ahora, quiero que me permitan hacer una llamada.

Los policías aceptan que Ferney haga su llamada, mientras en la habitación donde tienen al muchacho, los médicos logran estabilizarlo...

Ferney llama a su madre, y le dice:

— Hola mamá.

— Hola hijo.

— Mamá, necesito que tú y mi padre vengan al hospital Engativá.

Carmen se asusta bastante, y le pregunta a su hijo:

— ¿Te accidentaste en esa moto? Yo te dije que no me gusta que anduvieras montado en esa moto.

— No mamá, no soy yo, yo no he tenido accidentes gracias a Dios.

— ¿Entonces que pasa?

— Yo iba para la Iglesia y encontré a un joven tirado en el pavimento, y junto a un taxista que me ayudo a levantar al joven, y lo traemos al hospital, pero este joven despertó repentinamente y me culpo del accidente que tuvo, y precisamente están dos policías en este hospital y escucharon esa mentira, estos policías me quieren meter a la cárcel por algo que yo no hice.

— ¿Es verdad que no atropellaste a ese joven con tu moto?

— Oh, madre, ¿porque dudas de mí?

— Solo hice una pregunta.

— Bien sabes que yo no miento, escucha con atención.

— Si.

— Yo no atropellé a ese muchacho, yo iba como siempre por la carretera 92, y lo vi tirado, y como ya sabes, yo socorro al que necesita ayuda.

— Bueno hijo, ya le digo a tu padre, y salimos para ese hospital.

— Bueno, los espero.

Minutos después, Wilson y Carmen llegan al hospital y abrazan a su hijo. Cuando el joven herido vuelve a despertarse, y el médico que lo atiende le pregunta:

— ¿Cómo te sientes?

— Pues, ¿cómo cree que me siento doctor? Muy golpeado, creí que iba a morir.

— Mi deber es salvar vidas, y tengo que preguntarles a mis pacientes su estado.

— Discúlpeme doctor...

— ¿Y tu cabeza? ¿Puedes verme bien?

— Si. Perfectamente claro.

— ¿Sabes quién te hizo esto?

— Yo ya les dije, el que vi ahora, ese me envistió con su moto...

En la sala de espera, Ferney le esta contando todo de nuevo a su madre y a su padre junto a la policía. Cuando el médico que atiende al joven, llega a donde están ellos, y les dice:

— El joven a despertado nuevamente y ya se encuentra estable, vamos a esperar como va evolucionando, mientras tanto, necesito los familiares de ese joven.

De inmediato, un policía le pregunta al médico:

— ¿El muchacho dijo algo del que lo puso en ese estado?

— Si, el insiste en que este muchacho lo golpeó con su moto.

Ferney no puede creer lo que está sucediendo, y les dice a todos:

— Están cometiendo un gran error, ¡yo no atropelle a nadie!

El otro policía coge de las manos a Ferney, y le expresa:

— Esta usted detenido por lecciones personales...



#2664 en Otros

En el texto hay: esperanza, dios, concejos y otros

Editado: 18.11.2024

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