En ese instante en que la policía detiene a Ferney, Wilson y Carmen reaccionan alteradamente y discuten con la policía. Creando un escándalo en el hospital.
Los médicos intervienen en la gran discusión. Cuando Ferney les dice a sus padres:
— No se alteren, dejen que la policía haga lo que tengan que hacer, la verdad saldrá a la luz.
Wilson le dice a su hijo:
— ¿Cómo quieres que nos quedemos quietos? Esto es una arbitrariedad.
La policía le expresa a Wilson y a Carmen:
— Si ustedes dos siguen impidiéndonos hacer nuestro trabajo, ustedes también vendrán con nosotros, y traeremos refuerzos para llevarlos arrastras de este lugar.
Ferney les dice a los dos policías:
— Ni si quiera piensen hacer una cosa de esas, aquí me tienen a mí, llévenme, aunque les vuelvo a decir, y ya van muchas veces que les he dicho, yo solo encontré a ese joven en el suelo, pero si ustedes me están culpando por algo que yo no hice, ese es problema de ustedes con mi papito Dios.
Uno de los policías le expresa a Ferney:
— El que te culpa es el propio afectado, así que vámonos de aquí.
Carmen les dice a los dos policías:
— ¿A dónde se llevan a mi hijo?
Los policías no le responden y sacan a Ferney del hospital, y se lo llevan a la estación de policía…
Minutos después. Estación de Policía Décima Engativá, Los padres de Ferney entran a la estación y hablan con el comandante. Cuando Ferney es metido a un calabozo junto a varios hombres.
En ese momento, el comandante permite que Carmen y Wilson vean a su hijo por unos minutos, y estos les prometen a Ferney que lo van a sacar de ahí. Cuando Ferney les dice:
— Primero pídanle a Dios, antes de cualquier cosa.
Carmen le dice a su hijo:
— Mira a donde estas, él no te ha ayudado. ¿Por qué no desistes de esa fe?
Ferney regaña fuertemente a su madre, diciéndole:
— Mejor, no digas nada mamá, no hables así, y déjenme solo, créanme, que escuchar esas blasfemias me hacen sentir muy mal, Dios es todo para mí. Y yo voy a salir de qui.
Los hombres que estaban cerca quedan mirando a Ferney. Cuando Wilson le dice a su hijo con voz baja:
— Estos hombres se ven como peligrosos, es mejor que te quedes callado y no te metas en más problemas.
— Yo no he buscado los problemas, el enemigo es quien está de tras de esto.
De inmediato, Carmen y Wilson dicen:
— ¿Quién es el enemigo?
— El Diablo… de ese es quien hablo, y quien ha hecho todo esto para que me metan en este lugar…
Carmen dice:
— No entiendo nada.
En seguida, Ferney les expresa a los dos:
— Ahora es mejor que se vayan… esperen, vayan a la Iglesia y díganle al pastor lo que sucedió.
Wilson le dice a su hijo:
— Nosotros so sabemos dónde queda esa Iglesia ni como se llama.
Carmen dice:
— Y ni idea del pastor que dices.
Ferney pone su mano derecha en la frente, y les expresa a sus padres:
— Hace unos días les había dicho que la Iglesia queda al frente del nuevo supermercado Éxito. La Iglesia se llama: El Camino Hacia La Salvación. Y el pastor se llama Alfonso López Marulanda… ah, y necesito la Biblia por favor.
De inmediato, los padres de Ferney se comprometen a llegar a la Iglesia e informarle al pastor, y se despiden de su hijo. Cuando varios hombres se le acercan, y uno de ellos le dice:
— Así que nos cayó en este lugar un cristiano.
Varios hombres se ríen un poco. Cuando Ferney les dice a todos:
— ¿Que buscan todos? ¿Quieren que les hable de Jesucristo? ¿Quieren saber del Dios vivo?
Uno de ellos le dice a Ferney con una voz muy burlesca:
— Pero que dices, tu misma madre está hablando mal de tu dios, ¿y vienes a querer hablarnos a nosotros? Mírate donde estas.
El líder de una banda le dice a Ferney:
— ¿Cómo te llamas? ¿Y qué hiciste para estar aquí?
— Mi nombre es Ferney, y estoy aquí porque iba para la Iglesia ayudar hacer unos trabajos, y en el camino me encontré a un joven tirado en el pavimento, y lo lleve junto a un taxista al hospital, pero el joven herido se despertó junto a unos policías, y él dijo que yo lo había atropellado, y aquí estoy. ¿Y ustedes como se llaman? ¿Y porque están aquí?
— Yo soy Maximiliano, alias fresa, y soy el líder de la banda de los apartamenteros.
Ferney le dice a Maximiliano:
— Perdona que te diga esto.
— Si.
— Quiero escuchar sus nombres, sus nombres originales.
Maximiliano junto a varios más se sonríen un poco, pero luego este dice:
— Bueno, este es Jerónimo, este de acá es Santiago, Emiliano, Thiago, Rivero, Ernesto, Juan, Camilo, Samuel, y esos dos de allá se llaman Roger y Matthias, ellos son ladrones principiantes.
Ferney los mira y les pregunta a Roger y Matthias:
— ¿Ustedes que hicieron para estar aquí?
Matthias le responde a Ferney:
— Nos cogió la policía en el acto de robo de un celular.
Roger interrumpe a Matthias, diciendo:
— Ya teníamos visto a ese muchacho, y nuestra intención era quitarle también las tenis que estaban bonitas, y todo de valor, pero la policía nos atrapó.
Camilo le expresa a Roger y a Matthias:
— La policía los atrapo porque ustedes dos son unos principiantes. Fueron torpes.
Roger le responde a Camilo:
— Si ustedes fueran tan profesionales como dicen, ¿entonces que hacen aquí?
De inmediato, Camilo y los demás intenta sacudir a Roger. Cuando Ferney les dice:
— ¡PAREN! ¡NO PELEEN!
Maximiliano le dice a Ferney:
— Tú quién eres para que nos des ordenes, mejor cállate, si no quieres tener problemas.
Un policía llega a la celda, y les dice a todos:
— ¡CONTROLENSE! ¿O QUIEREN QUE LES VALDEE AGUA FRIA PARA QUE NO HAGAN MÁS ESCANDALO?
En ese momento, la banda de apartamenteros sueltan a Roger y a Matthias, y se tranquilizan todos. Cuando la madre del joven atropellado entra al lugar donde esta Ferney.
En seguida, el policía le dice a la señora:
— Ese fue el que dejo a su hijo en ese estado.
De inmediato, la señora se despacha insultando a Ferney, y este solo se queda callado, porque en ese instante se sintió cansado de repetir y repetir lo mismo.
Ante la mirada de los demás detenidos y el policía, Ferney deja que la señora se desahogue, y luego le dice:
— Señora, yo tengo a Dios, y por eso estoy tranquilo. Yo soy inocente de lo que se me acusa.
— Que inocente vas hacer tú, mi hijo no va a mentir con una cosa así, él te alcanzo a ver, casi matas a mi hijo, espero que tengas como pagarle la recuperación.
Juan, Maximiliano, Thiago y Samuel, se ponen a reír un poco, mientras los demás no les gusta el escándalo que hace la señora. Cuando Ferney dice:
— Si se demuestra que yo soy culpable, entonces yo pagaré todo…