En ese instante ante tanto ruido, y Ferney desde lejos mirando, Juan, Ernesto, Roger, Santiago y Thiago, se despiertan. Y todos estos dicen que dejen dormir.
Maximiliano suelta a Rivero, y les dice a los que se levantaron:
— Ya muchachos, vuelvan a dormir para que no despierten a los otros.
De inmediato, todos los que se despertaron le hacen caso a Maximiliano, y se vuelven acostar. Cuando Maximiliano le expresa a Rivero en voz baja:
— Mañana hablamos.
— Bueno...
El día siguiente, el abogado del pastor llega a la celda a donde esta Ferney, y los saluda a los que están ahí. Cuando Ferney se acerca, diciéndole:
— Buenos días señor Disón, ¿me tiene buenas noticias?
— Para empezar, entre tres días te llevan a la cárcel.
— ¿Cómo?
— Si, así como lo oyes.
— Pero, ¿por qué? Le digo de nuevo, yo soy inocente, yo no atropellé a ese muchacho.
Juan, Ernesto, y otros se ríen de lo que le pasa a Ferney, mientras Maximiliano, Roger y Matthias, solo observan y se quedan serios.
Dison le expresa a Ferney:
— Realmente esa gente te quiere hundir, esas personas son malas, yo hablé con ellos y yo vi un odio en ellos, algo anormal. ¿Tu conociste a esas personas antes?
— No, pero ya sé que es.
— ¿Qué es?
— Es el enemigo.
— ¿Cómo así? ¿A qué te refieres?
— Que el Diablo está trabajando en ellos.
— Ah, ya, verdad que eres cristiano y que estas en la Iglesia de mi amigo el pastor.
Ferney vuelve a la calma, y se acuerda del amor de Dios, y que confía que todo se va a solucionar, y le dice al abogado:
— Por favor abogado, haga todo lo que esté a su alcance.
— Voy hacer todo lo que este en mis manos para que no vayas a la cárcel, de todas maneras, confía en que vas a salir de aquí.
— Si, tengo la confianza en Dios.
Maximiliano se acerca un poco a Ferney y a el abogado. Cuando Ferney lo mira y se acuerda de lo que le dijo, y de inmediato le dice a Dison:
— Abogado, le presento a Maximiliano, él quiere hablar con usted.
— Bueno...
Minutos después, el abogado se va de la estación luego de a ver hablado con Ferney y Maximiliano. Cuando tres policías van a la celda, y les dicen a todos que es hora de comer...
Ferney y todos los demás, son reunidos para comer, y se les da a todos un plato de arroz con lentejas, las cuales se ven sin mucho aliño.
Roger y Santiago, son los primeros que dicen:
— ¡Esto no se ve bien!
Ernesto también se queja, diciendo:
— Tan poco me agrada la apariencia de estas lentejas.
Maximiliano les dice a todos:
— Al menos comemos todos los días.
Todos los compañeros lo quedan mirando extraño. Cuando Ferney se sonríe un poco...Mientras los otros tratan de comer, Ferney ora los alimentos, y luego come un poco, y arruga un poco la cara, y todos se ríen bastante, y de gran manera...
Juan le expresa a Ferney en forma de burla:
— Parece que el cristianito se estaba ahogando con las lentejas.
En ese momento, Carmen tiene permiso de entrar a donde está su hijo, y luego de revisar la comida que trae, llega a donde esta Ferney. Y este se alegra de ver a su mamá, y deja de comer y la abraza. Diciéndole:
— Mamá, que bueno que viniste.
— Claro que tengo que venir a verte, eres mi hijo adorado. Y te traje comida.
— Uy, que bueno. ¿Y que me trajiste?
— Carne encebollada con arroz y plátano maduro.
Mientras Maximiliano y los demás miran desde lejos a Ferney y a su madre, y comen las lentejas mal preparadas. Carmen destapa la comida y le dice a su hijo:
— Yo me estoy imaginando que la comida acá no es como la que se hace en casa, y por eso se me ocurrió empezarte a traer comida.
— Te lo agradezco mamá.
Ferney coge el envase de comida y comienza a comer. Cuando Roger se ríe de los amigos de Maximiliano, y les expresa:
— Por burlarse de Ferney, ahora él va a comer mejor que todos nosotros.
Todos se miran, y luego ven a Ferney, y Rivero dice:
— Pues, nosotros también tenemos quien nos traiga comida...
Matthias y Roger se sonríen y siguen comiendo sus lentejas...
En ese instante, Ferney le dice a su madre:
— No te tengo buenas noticias.
— ¿Ahora que paso?
— El abogado vino, y me dijo que en tres días me trasladan a la cárcel.
— ¿Cómo?
— Pero no te preocupes.
— ¿Cómo dices eso?, te van a llevar a la cárcel, en ese lugar si que es peligroso, te pueden hacer algo.
— Lo digo, porque yo tengo a Dios de mi parte, y sé que algo grande va a pasar.
— Hijo, no quiero tocar ese tema, sabes que yo no creo en nada de eso.
— Vas a creer. Y yo espero que sea lo más pronto posible, porque no sabemos el día ni la hora de la venida de nuestro señor Jesucristo. Debemos de buscar la salvación en todo momento.
— Hijo, sigue comiendo.
— Oh, madre, no endurezcas tu corazón y busca de Dios.
— Lo voy a pensar, ahora sigue comiendo...
Minutos después, Carmen se despide de su hijo, y se va de la estación de policía. Cuando Maximiliano se acerca a Ferney, y le dice en voz baja:
— ¿Qué comida te trajo tu madre?
Ferney lo mira y se sonríe, diciéndole:
— Carne encebollada.
— Uy, que bueno.
— Voy a llamarla con anticipación, para que traiga mucha comida para todos.
— ¿Harías eso por nosotros?
— Claro que sí.
— Eso te lo agradecería profundamente, porque la comida de aquí está muy pésima.
— Nada como la comida de casa.
— Si, bueno, así quedamos.
— Bueno...
En la noche, todos están durmiendo. Cuando Ferney tiene un sueño en donde está en la calle donde estaba tirado Luis Antonio, y se va vuelta, y ve una casa de color azul con las ventanas de color amarillo, y esta casa de varios pisos estaba de frente hacia la calle donde ocurrió el accidente...