Ferney no le quita la mirada a la casa por bastante tiempo, y luego ve de nuevo el lugar donde estaba el joven...
En ese instante, Ferney se despierta, y dice:
— Esa es la respuesta, si, esa casa amarilla y azul es la solución de mi problema... gracias Dios.
El día siguiente, Ferney está muy desesperado para poder hacer una llamada. Cuando ve al primer policía, y lo llama hacia la celda.
El policía se acerca a la celda, y le dice a Ferney apenas llega:
— ¿Qué quieres?
— Buenos días señor.
— Ve al grano que tengo afán.
— Necesito hacer una llamada con gran urgencia.
De inmediato Ernesto, Rivero y Santiago, dicen también que necesitan llamar. Cuando Maximiliano los manda a callar a todos.
El policía se sonríe de todos. Cuando Ferney le vuelve a decir:
— Es urgente, necesito llamar a mi familia.
— Yo también necesito llamar a mi familia, unos están en Canadá, otros en Estados Unidos, otros en España.
Ferney se pone bastante serio, y le expresa al policía:
— ¡Míreme! ¿Yo estoy jugando con usted, para que me salga con eso?
El policía no dice nada. Cuando Ferney le sigue diciendo:
— Solo necesito una llamada, y no lo molesto más.
— Bueno.
El policía le permite la llamada a Ferney, y este de inmediato llama a su casa, y cuando su padre le responde, diciéndole:
— Hola, buenos días.
— Hola papá, hablas con Ferney.
— Hola hijo.
— Escucha con atención, porque no tengo tanto tiempo.
— Dime.
— Tuve un sueño en donde ocurrió el accidente, y quiero que vayan a ese lugar.
— ¿Eso donde es?
— Es por la carrera 92, como saliendo de nuestra casa de largo, en ese lugar hay un cruce, como de cuatro esquinas.
— Si, ya como que me estoy ubicando.
— Quiero que busquen una casa de dos pisos color amarillo con azul.
— ¿Y después?
— Que hablen con los dueños de la casa, y los convenzan de mostrarles los videos de los días anteriores, exactamente el día del accidente, porque yo sé que, si Dios me mostró esa casa, es porque tiene cámaras.
— Bueno hijo, tu madre y yo vamos hacer eso.
— Se los agradezco.
— Te cuidas hijo.
— Ustedes también.
Wilson cuelga el teléfono. Cuando Carmen le pregunta a su esposo:
— ¿Algo le paso a Ferney?
— Arréglate Que vamos a salir.
— Para donde, ¿ya se llevaron a Ferney a la cárcel?
— No, Ferney me acaba de dar unas indicaciones para descubrir lo que verdaderamente paso el día del accidente.
— Ah, ¿y cómo es eso?
— En el camino te explico.
— Bueno.
Minutos después, Carmen y Wilson llegan al punto donde Ferney encontró a Luis Antonio.
El tráfico está bastante agitado por ese punto, pero Wilson y Carmen comienzan a buscar la casa de dos plantas amarilla y azul, pero no la ven...En ese instante, Carmen le expresa a su esposo:
— Debe ser que mi hijo se habrá equivocado, yo solo veo una casa de dos plantas de color verde, hacia allá.
— Ese es el lugar donde debería estar la casa que me índico Ferney, le cual queda de frente con el sitio del accidente, pero no es amarilla con azul.
— Wilson, vamos hablar con nuestro hijo.
— Ojalá nos dejen entrar, no es día de visitas.
— Nos van a dejar entrar...
Wilson y Carmen no pudieron dar con la casa, y se van directo a la estación de policía donde esta Ferney, y rogándole al comandante, este acede porque les cae bien a todos tres, los deja pasar a ver a su hijo...
En ese instante, Carmen y Wilson van hacia la celda en donde está su hijo. Cuando este no los deja llegar, y les pregunta:
— ¿Encontraron la casa?
Wilson le responde a su hijo:
— No.
Carmen le dice a su hijo:
— Vimos casa de otros colores, pero no esa que dices que es amarilla y azul.Ferney les dice a los dos:
— La casa estaba de frente con el sitio del accidente.
Wilson le expresa a Ferney:
— La casa que estaba de frente era una casa totalmente pintada de verde, no tenía amarillo ni mucho menos azul.
Ferney se exalta, y les dice a los dos:
— ¡Esa es la casa!
Carmen dice:
— ¿Cómo? ¿Qué tiene que ver esa casa con la que nos dijiste?
De inmediato, Ferney le responde a su madre:
— El amarillo y el azul se mezclan, y forman el color verde. Esa es la casa que se me mostro en el sueño.
Wilson dice:
— Si, si, tienes razón, ya mismo vamos para allá.
En ese momento, Ferney y sus padres se despiden, y Wilson y Carmen salen con mucho afán para esa casa...
Minutos más tarde, Carmen y Wilson llegan a la casa verde de dos pisos, y Carmen toca el timbre...
Al ver que nadie abre, Carmen vuelve a tocar el timbre, diciéndole a su esposo:
— Ahora falta que nadie este aquí.
— No te impacientes, así sea que nos quedemos horas y horas, hoy vamos a resolver esto.
En ese instante, un hombre abre la puerta, diciéndoles:
— Pero que escandalo hacen con ese timbre.
Apenada, Carmen quita su mano del timbre, y le dice al señor:
— Disculpe señor.
— ¿Qué quieren?
De inmediato, Wilson le expresa al señor:
— Buenos días señor, mi nombre es Wilson, y ella es mi esposa Carmen. Y estamos aquí, para que usted nos haga un gran favor. Dios se lo va a devolver al triple, si nos ayuda.
Carmen queda viendo a su esposo porque está hablando de Dios. Cuando el señor le pregunta a Wilson:
— ¿Qué tipo de favor?
— Hace unos días atrás, aquí al frente, hubo un accidente y un muchacho quedo tendido en el pavimento.
— ¿Usted lo que quiere es que yo me meta en problemas?
— No señor.
— ¿Cómo supo que en esta casa hay cámaras?
— Mi hijo.
— No entiendo nada. De todas maneras, esta no es la casa.
En seguida, Carmen le dice al señor:
— Mi hijo está detenido en la estación de policía, y lo están culpando de haber atropellado a otro joven, pero mi hijo no lo hizo.