Estupefacto, Wilson pone su mano derecha en la frente y se seca el sudor, y le dice al hombre:
— Señor, ¿usted como se llama?
— Arturo.
— Señor Arturo, por lo visto usted ya vio ese accidente.
— No se los voy a negar... ahora que lo pienso, no sé porque se los dije...
Carmen le hace señas a su esposo, para que siguiera diciéndole. Cuando Wilson se acerca un poco a Arturo, y le expresa:
— Mi hijo esta detenido, y en la propia celda donde esta, tuvo un sueño de parte de Dios, que le mostro una casa amarilla con azul, y resulta que el amarillo con el azul se mezclan, ¿y que sale?
Arturo mira a Carmen y luego ve a Wilson, y también ve una parte de su casa, y con un poco de nervio dice:
— ¡Verde!
Wilson se sonríe, diciéndole:
— Exacto, verde, y su casa está completamente de verde, esta es la señal de que Dios está ayudando a mi hijo.
— Pero porque yo, yo no quiero meterme en problemas.
— Problemas va a tener si no nos ayuda.
— ¿Con quién voy a tener problemas? ¿Con ustedes?
— Con Dios, y créame que si usted tiene problemas con Dios... ni le digo, o mejor si se lo digo, usted me ha caído bien.
— Si, ¿que yo le he caído bien?
— Claro que sí, vea.
Wilson coge el hombro izquierdo de Arturo, y le expresa:
— El que tiene problemas con Dios no puede esconderse ni debajo de las piedras, ni debajo de la tierra, y ni del mar, y ni porque salga de este planeta, Dios lo encontrará en cualquier parte.
— ¿Cómo así? ¿En cualquier parte?
— Si, en cualquier parte. Hay está el ejemplo, yo no sabía de las cámaras de esta casa, y Dios se lo revelo a mi hijo, y eso quiere decir... que Dios esta con mi hijo.
— Entiendo... entiendo, de verdad que yo no quiero tener problemas con un Dios que puede encontrarme en cualquier parte... ¿tienen como grabar?
Carmen se alegra al escuchar eso, al igual que Wilson, y Carmen le dice a Arturo:
— Si, con los celulares.
Asustado, Arturo los hace entrar a la casa, y Wilson y Carmen graban el accidente y descubren que otra persona con una camisa parecida a la que llevaba Ferney esa mañana, fue la que atropello a Luis Antonio.
Wilson y Carmen no caben de la dicha y de la alegría, y abrazan a Arturo. Cuando este les dice:
— Muchachos, no le digan a nadie que fui yo quien les dio eso.
Wilson le dice a Arturo:
— No se preocupe, esto queda entre nosotros.
— Si mi esposa se entera de esto, me va a matar.
Carmen le expresa a Arturo:
— Esto solo es entre los tres.
— Eso espero.
Wilson y Carmen se despiden amablemente de Arturo, y le dan las gracias una y otra vez. Y salen de la casa con una sonrisa en sus rostros...
Antes de coger carro para ir a la estación de policía, Carmen mira a su esposo, y le dice:
— Gracias Wilson, si no fuera porque le hablaste así a ese señor, no habíamos obtenido este video.
— Mujer, di gracias a Dios.
— Bueno, sí.
— Ahora vamos a mostrar estas pruebas.
— Bueno.
Minutos después, Wilson y Carmen le muestran el video al comandante, el cual se queda callado por unos minutos. Cuando Wilson mira a su esposa, y luego le expresa al comandante:
— ¿Y bien? Ahí se ve claro que ese que atropelló a ese joven no fue mi hijo, mi hijo llegó después que el joven se encontrara en el piso.
— Si, aquí está claro, Ferney es inocente.
El comandante coge el teléfono y se pone hacer una llamada, mientras Wilson y Carmen celebran abrazándose.
En la celda, Ferney camina de un lado para el otro. Cuando Roger le dice:
— Ferney, no te preocupes, tus padres van a dar con esa casa.
Matthias también le dice a Ferney:
— Si, ten paciencia.
— Y la tengo, lo que me tiene así, es que de pronto el dueño de la casa no quiere dejarlos revisar las cámaras.
En ese momento, Wilson y Carmen llegan a la celda, y Ferney les ve las caras muy serias, y se asusta. Cuando sus padres pegan un grito de alegría, diciéndole que está libre.
Maximiliano, Roger y Matthias, se alegran por esa noticia. Cuando Ferney abraza como puede a sus padres, y los tres lloran de alegría...Maximiliano le expresa a Ferney:
— No te olvides de nosotros, habla de nuevo con el abogado.
— Claro que no me voy a olvidar de ustedes.
Luego de esperar media hora a Lirida y a Luis Antonio, por fin estos llegan a la estación de policía y el comandante les muestra el video, pero Lirida no quiere reconocer lo que está viendo. Cuando Ferney y sus padres se presentan en la sala...
De inmediato, Luis Antonio siente mucha pena y se pone de frente ante Ferney, y le dice:
— Quiero que de todo corazón me perdones, fui injusto y malo contigo al culparte de algo que no hiciste.
Lirida se ofende bastante con su hijo, y le grita:
— ¡LUIS ANTONIO! ¡¿QUÉ HACES?!
Ferney le da la mano a Luis, y lo abraza diciéndole:
— Yo te perdono, un error lo comete cualquiera.
— Gracias Ferney.
Lirida desaparta con mucha violencia a Luis de Ferney. Cuando el comandante se levanta de su silla, y le expresa enérgicamente a Lirida:
— Señora, usted sí que se está mereciendo una encerrada por uno o dos días, por su patanería y agresividad para con las personas, discúlpese con el muchacho Ferney.
Luis Antonio le dice a su mamá:
— No me gusta lo que estás haciendo, discúlpate con Ferney, y luego con sus padres.Al ver el rostro de enojo del comandante y de Carmen y de Wilson, y también de su propio hijo, Lirida se acerca a Ferney y a sus padres, y dice en voz baja:
— Perdónenme.
El comandante le dice a Lirida:
— No la escuché.
Lirida quiere irse de ese lugar cuanto antes, por lo apenada que ya está, y hace fuerza, y de buena manera les pide perdón a todos. Cuando Ferney y los padres la perdonan...
Un mes después, el abogado del pastor logra sacar a varios de la estación de policía.