La Piedra de Shambala.(volumen 3)

Prólogo: El Eco del Pico.

​Escena: Londres. Una noche de invierno. Seis meses de paz.
​El silencio en el apartamento de Londres se sentía inusual. Habían pasado seis meses desde que las aguas del Egeo se cerraron sobre el Dr. Thorne. Seis meses de matrimonio. La Corona de Poseidón estaba sellada, la Reliquia de Aztlán en casa. Ethan y Zara habían intentado construir una vida tranquila en medio de cajas de mudanza y libros antiguos.
​Pero la paz, para los protectores de las reliquias, es solo el silencio entre dos tormentas.
​La llamada a la puerta, tres golpes rápidos seguidos de uno fuerte —el temido Código Ámbar del MI6—, rompió la ilusión. Zara ya estaba en movimiento antes de que Ethan pudiera preguntar.
​Sir Marcus Thorne no llevaba uniforme ni la sonrisa de un jubilado. Llevaba el miedo en los ojos.
​—El Himalaya —dijo Marcus, su voz rasposa—. Un lugar donde la tierra se encuentra con el cielo. Se supone que es un sitio de iluminación, pero hay fuerzas allí que buscan el control más absoluto.
​Sobre la mesa, una foto: un joven con la mirada brillante y soñadora, Benjamin Thorne, desaparecido. Y junto a ella, el fragmento de pergamino con el símbolo ominoso: un Ojo de la Providencia.
​—El joven Benjamin buscaba el mito de Shambala. Encontró a Los Iluminados del Pico. Una secta que no busca oro ni recursos. Buscan la Piedra de Shambala —explicó Marcus, señalando el emblema.
​Ethan observó el mapa que Marcus había desplegado, un mar de picos nevados en la región inestable de Bután.
​—La leyenda dice que la Piedra es un cristal psíquico, el corazón de la conciencia divina —murmuró Ethan, la emoción del arqueólogo luchando contra la cautela del esposo—. Si es real, su poder no es la fuerza física, sino el control sutil, la manipulación de la voluntad.
​—Ellos quieren más que la inmortalidad. Quieren el dominio global a través de la mente. Y si esa Piedra cae en manos de Los Iluminados, no habrá un solo líder, rey o gobierno que pueda resistir la influencia. Es el control absoluto, el fin del libre albedrío.
​Zara miró a Ethan. Seis meses de paz. Un anillo de bodas en su dedo y una promesa de una vida tranquila. Pero el mundo los llamaba de nuevo.
​—Nos vamos al Himalaya —dijo Zara, volviendo a guardar la Glock y besando a Ethan en los labios—. Y esta vez, no solo luchamos por la historia. Luchamos por la mente de la humanidad.
​Ethan asintió, recogiendo el pergamino. El Ojo de la Providencia los observaba.
​La búsqueda de la Piedra de Shambala había comenzado.



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En el texto hay: aventura, acción , espionaje

Editado: 12.12.2025

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