Escena: Himalaya. Entrada al inestable Glaciar del Silencio. Noche.
Tenzing se negó a acompañarlos más lejos. —El Glaciar del Silencio ha despertado. Mis oraciones no los protegerán de él. Que el dharma los guíe.
Ethan y Zara estaban solos frente a la vasta extensión de hielo roto y nieve fresca. La ruta marcada por Los Iluminados del Pico cruzaba directamente la lengua del glaciar, el punto con mayor riesgo de colapso y avalancha.
—Si vamos rápido, minimizaremos el tiempo de exposición. Pero cualquier ruido fuerte, incluso el de nuestros pasos sincronizados, puede ser fatal —dijo Zara, ajustando sus crampones.
—Vamos a usar la técnica que usan los equipos de rescate de montaña: movimiento rápido y silencioso sobre las crestas de nieve. Necesitamos que nuestro peso se distribuya lo más posible. Y ningún paso en falso —dijo Ethan.
[El Cruce de la Muerte Blanca]
Comenzaron el cruce. La oscuridad era casi total, obligándolos a confiar en sus luces frontales y en sus sentidos. El silencio en el glaciar era opresivo, haciendo que el crujido de cada paso pareciera el estruendo de un trueno.
A mitad del glaciar, Ethan se detuvo.
—Hay algo debajo de la nieve —susurró.
Zara activó el escáner de calor del dron que habían derribado. El escáner detectó una forma metálica enterrada justo en el punto de máxima inestabilidad del glaciar.
—Es una carga explosiva. ¡Y no es natural! —dijo Zara—. Los Iluminados del Pico no solo cruzaron; intentaron sellar el glaciar detrás de ellos para evitar ser seguidos.
—Si esa carga detona, toda esta lengua de hielo se derrumbará. Escena: Himalaya. Lengua del Glaciar del Silencio. Noche.
La carga explosiva estaba enterrada a solo treinta centímetros de profundidad. Era un detonador rudimentario de presión, pero si explotaba, la avalancha sería inmediata.
—La termita es demasiado caliente, Zara. Podría derretir demasiado hielo y crear una inestabilidad inmediata bajo la nieve —dijo Ethan, midiendo el riesgo.
—No voy a derretir el hielo, Ethan. Voy a cortar el cable sin tocarlo. La carga de termita tiene una punta muy fina.
[Desactivación por Calor con Termita]
Zara sacó de su kit de espionaje una pequeña carga de termita de corte. Este compuesto químico arde a más de 2000°C, fundiendo cualquier metal que toca. El truco era usar el calor extremo sin el impacto físico.
Zara se arrodilló con sumo cuidado en el punto de mayor riesgo. Ethan apuntó sus luces LED frontales, proporcionando la única iluminación en la negrura del glaciar.
—Necesitas un segundo de contacto. Ni más, ni menos —susurró Ethan.
Zara encendió la punta de la termita. Un chorro fino, incandescente y silencioso, salió disparado. Apuntó al cable de detonación, que estaba apenas cubierto de hielo.
¡ZSSSSHHH!
El hilo de fuego blanco golpeó el cable. El metal se vaporizó instantáneamente. El calor fue tan intenso que el hielo alrededor del cable se evaporó con un fizz audible. El temporizador de la mina se congeló.
Zara retiró la termita. Un pequeño surco de vapor se elevaba de la nieve, pero la estabilidad del glaciar se mantuvo.
—Detonador neutralizado —dijo Zara, volviendo a guardar el dispositivo.
—Eres increíble, mi amor.
[El Mensaje Encriptado]
Con el camino despejado, continuaron. A unas pocas horas, llegaron al punto donde el glaciar se unía a la pared rocosa: el lugar de las coordenadas que Benjamin Thorne había dejado.
48° 12' N, 88° 45' E.
—Esto no es un monasterio, es una caverna —dijo Ethan, señalando una abertura oculta por una cascada de hielo.
Al entrar, la caverna estaba vacía, pero en el centro, había una gran losa de pizarra. Sobre ella, había un mensaje, escrito en una mezcla de inglés arcaico y sánscrito, y cubierto con el símbolo del Ojo de la Providencia.
Zara tomó fotos. Ethan, sin embargo, vio algo más: una pequeña muesca en el suelo. Benjamin Thorne había intentado dejar un segundo mensaje.
—El mensaje de la secta es una trampa. Benjamin lo sabía. Estaba tratando de decirnos dónde lo llevaron desde aquí. Escena: Himalaya. Caverna de pizarra, cerca del Glaciar del Silencio.
Ethan se centró en la losa de pizarra. La superficie estaba marcada con un profundo corte hecho por un crampón: una flecha que apuntaba no a un sendero, sino directamente a la cima de un pico cercano, envuelto en la niebla y el viento.
—Es el Pico Susurrante —dijo Tenzing, que se había acercado sin ser detectado—. Lo llaman el Susurro de Buda. Cuando el viento golpea su cima, crea un sonido grave, casi un canto. Solo se escucha en ciertos puntos de la montaña.
—Benjamin no marcó el pico, marcó la dirección del sonido —dijo Ethan, su mente de arqueólogo-ingeniero trabajando—. La flecha nos indica que el destino está en el punto donde la acústica del pico es más clara, no en la cumbre. Es una pista basada en la vibración.
[El Enigma del Susurro]
Zara activó el micrófono ultrasensible de su traje, el mismo que usó para detectar el dron. Apuntó al pico envuelto en niebla. Inicialmente, solo se oía el rugido del viento.
Pero a medida que movía la dirección del micrófono siguiendo la flecha marcada por Benjamin, el ruido se filtró. Un tono de baja frecuencia resonó en el auricular de Zara.
—Es una resonancia armónica. Es el viento golpeando una estructura artificial en la cima, como una chimenea o una cavidad labrada —dijo Zara—. El sonido es más fuerte al este de nuestra posición.
—Esa frecuencia nos guiará a la base del pico, donde deben tener el campamento principal y a Benjamin —concluyó Ethan.
Ethan ajustó el receptor de frecuencia de su radio de emergencia para captar y seguir esa resonancia.
—Los Iluminados del Pico creen en el misticismo, pero Benjamin usó la ciencia para combatirlo. Vamos a seguir el canto —dijo Ethan.
[El Contacto de la Secta]
Al salir de la caverna y dirigirse al punto más fuerte de la resonancia, Zara usó unos binoculares de visión nocturna para escanear la ladera. A unos dos kilómetros de distancia, vieron un conjunto de luces débiles.
—Campamento base. Pero no es cualquier campamento. Tienen una torre de comunicaciones móvil —dijo Zara.
Mientras observaban, un hombre corpulento y sin capucha, vestido con un uniforme técnico de montaña, salió de una de las tiendas. El hombre tenía un aire de autoridad fría.
—Ese debe ser el líder de la guardia de la secta. Tiene un transmisor satelital en la mano.
Editado: 12.12.2025