La preocupación ya rondaba los pensamientos de Mourat después que Laila dijera lo que ya había recordado de su reino natal.
- ¿Sabes si esas tierras olvidadas tenían este metal puro? - Pregunto con un nudo en su garganta.
- No lo se - Respondió alejándose lentamente hasta la entrada de la tienda - Ya sabes que no me crié en el hogar de mis padres.
Mourat miro el arma elfica y cerro los ojos y pensó en como podría verificar si su presentimiento estaba en lo correcto, pasaron minutos y la única salida que encontró era interrogar a los dos piratas que habían capturado el día anterior.
- ¡Entreguen a los malditos piratas que tienen! - Dijo apretando los dientes.
El ambiente cambio de golpe, todos miraron a Mourat y notaron que estaba apretando con mucha fuerza la daga, pero no le hacía daño hasta que volvió a decirlo con más furia.
- Entreguen a los malditos piratas que sé que esconden! - Los miro antes de salir - Los quiero ahora.
Los supervivientes de la playa al escuchar los gritos se acercaron y rodearon al Vastar, notaron que estaba sangrando porque estaba apretando con mucha fuerza la daga.
De pronto el capitán salio apoyado por sus hombres y con mucha firmeza contesto a sus gritos.
- No te los daremos, esos hombres ya se rindieron - Dijo acercándose a la multitud.
Mourat al escuchar eso se acerco al capitán y con la daga con sangre le dijo.
- No entiendes viejo, este metal es maldito para mi sangre, esta es la manera de exterminar a mi pueblo - Dijo Mourat furioso enseñando la daga - Ves lo que me hace con solo tocarlo.
- Si te los entregamos los matarás con una simple provocación - Respondió Zolek ante esa muestra - Calmante primero muchacho.
- No pienso matarlo hasta que me digan lo que quiero saber - Camino mientras miraba a Zolek hacia donde estaban sus guardias - Apartate de mi camino entonces capitan.
Luego de llegar a cierto lugar lejos de la gente salto y llego a una cueva cerca de la tienda donde estaban los malheridos de la batalla y donde estaban también los últimos supervivientes de su masacre.
Entro apurado a la cueva y derribo a todos los guardias pero a ninguno les hizo daño alguno, al ver a los cultivos al final de la cueva los agarro del cuello y los aventó a la playa.
- Respondan las preguntas que les hare y les regresare a la cueva aun respirando - Dijo acercándose mientras enseñaba sus garras.
Algunas mujeres que pasaban por ahí al darse cuenta de la escena alarmaron a los soldados cercanos.
- Piedad, por favor no nos mate - Dijo uno arrodillándose frente a Mourat.
- Le voy a decir todo lo que quiera - Respondió otro sangrando por el golpe al aterrizar en la arena.
- Bien - Se calmó y guardo sus garras - ¿De dónde sacaron estas armas? - Pregunto enseñando la daga.
- No lo sé, mi capitán las adquirió en el norte en uno de nuestros puertos de la isla Loute- Dijo el pirata que estaba sangrando.
- ¿Adquirieron ese metal en los puertos de la reina Mainet? - Pregunto Mourat guardándose el asombro de lo que había oído.
- ¡Sí!, lo juro por mi vida - Dijo antes de caer desmayado por la sangre que había perdido.
Entonces al verlo el pirata que había estado atrás escondiéndose de Mourat se levantó torpemente y comenzó a salir huyendo, abandonando a su camarada que estaba tendido en la arena. Aunque fue en vano su huida estrepitosa, ya que con un fuerte grito como de una bestia se tratara al pirata lo congelo en un instante.
En ese intante llegaron el capitán y sus hombres para detener lo que para ellos resultaría en una matanza sin piedad.
- ¡Ya detente por el amor de los dioses Mourat! - Grito el capitán acercándose y con fuerza toco el hombro del Vastar para ver si recapacitaba.
- ¡Escúchenme bien humanos! - Dijo fuertemente Mourat aparentando los dientes y observando el mar - Si las palabras que el pirata a dicho son verdaderas mancharé campos de rojo y no me va a importar sus palabras de disculpa ni ruegos - Dijo mirando al capitan y sus guerreros, con fuerza se apartó del lugar.
Todos se estremecieron al escuchar la advertencia que hizo, las preguntas comenzaron a volar por sus mentes.
- ¿Qué es lo que te dijeron muchacho? - Pregunto a Mourat antes de meterse en la maleza de la isla - Son palabras piratas niño ingenuo.
Mourat se detuvo y como si se tratara dijo en voz baja - Esas palabras podrían desatar la ruina para todos.
- ¡Cuando despierte ese bastardo interrógalo viejo! - Dijo preparándose para irse rápidamente - Yo voy a averiguar si es cierto lo que ha dicho - Y se perdió en un instante como una sombra.