La Plaga que Cambió el Historia y la Negación a lo Vano.

Corte.

Eliza nunca ha destacado en Fuerza, no es precisamente inteligente, su deportividad es nula y puedo decir que es frágil a la adrenalina. Aún con eso, en ella residen características que la convierten en un pilar fundamental para nuestro equipo: Determinación y Compañerismo. 
"Aún así, ¿realmente podrá hacer algo contra este enemigo?".

- Eliza, lo mejor que puedes hacer ahora es ir a buscar al resto, sé que están durmiendo, pero en el peor de los casos, podría ser fatal. - Recomendé.

- Ya lo sé, pero mientras venía para acá, salieron más. Llegar a las habitaciones, justo ahora, es imposible. - Respondió con dificultad al intentar moverse a través de los Hilos «invisibles».

- Intenta usar [Visión Térmica] y encuentra al usuario. -

- Ya lo hice, pero no he visto a nadie además de nosotros cinco. -

"El Hilo no sólo es delgado, con la oscuridad de la noche, es casi invisible para mí. Y ahora, además, ¿se multiplican? ¿Y es a distancia?. ¿No es eso demasiado?". 
Eliza termina por desaparecer de mi vista al subir las escaleras e ir a la cabina. "Al menos, podrá avisarle a Diana".

Hasta que, sin previo aviso, una voz resuena entre las cajas gigantes:

- Así que el de esa Presencia tan fuerte eras tú... - Una voz seca, chillona, y escalofriante. - No te ves muy rudo cuando no puedes moverte. - "¡¿Cómo es posible...?! Estoy seguro de que revisé dentro... Un momento, ¿qué dijo?.

- ¡Muéstrate, cobarde!. - "Si lo obligo a volver a hablar, puedo hacerme a la idea de su posición.

- Cobarde, pero no idiota. - Definitivamente, la voz proviene de un sitio más alejado de los contenedores. "Aunque estuviera cerca, no puedo moverme ahora...".

- Mencionaste algo de Presencia, ¿a qué te referías con eso?. -

- Quien interroga soy yo, ¿a dónde se dirige este navío?. -

"Diablos". - A... Chilindia. -

Un corte. En cosa de segundos, mi rodilla había sido cortada verticalmente. Estuve a punto de moverme de más.

- Tienes buen equilibrio. - Halagó. - Ahora, la verdad. - Cambió a un tono amenazante, enfatizando «la verdad».

"Esperaba obligarlo a aparecer, pero, si sigo así...".

- A... Nueva Nueva York. - Respondí, antes de ser cortado en la parte más baja de mi palma derecha.

- Eres resistente. - Volvió a halagar.

- Ojalá me halagaran así más a menudo. - No me sorprendió que volviera a cortarme. Esta vez, en la ceja, lo suficientemente cerca del ojo para mantener su amenaza. -  Supongo que ese me lo busqué. -

"Es inteligente, sabiendo de mi incapacidad de moverme ahora, me ataca en puntos lo suficientemente vitales para evitar que me pase de listo. Pero, todos los cortes han sido verticales. Por lo tanto, y por pura lógica, debe estar a uno de mis dos lados, o sea, en uno de los contenedores. Sin embargo, la distancia en su voz no concuerda..."

- DONDE SE DIRIGE EL BARCO. - Insistió, con firmeza, perdiendo el tono chillón.

- A... - "¿¡Dónde diablos está Eliza!?". - A... - "Si respondo con la verdad ahora, podría huir y nos atraparían apenas llegáramos. Pero, si no lo hago, me matará, y para este punto, es difícil poder evitar que esto ocurra... ¡Entraría en un bucle!" - A Egipto. -

Escuché el Hilo salir disparado desde ninguna parte. 
Pero, antes de llegar a mí, un objeto sobrevuela desde la Cabina hasta mi lado, cortando el Hilo a su paso. "¡Eliza...! ¡No había ido a ver a Diana, fue a buscar la baraja de Andrew!".

- Cortar este Hilo era difícil, pero cortar el Plaganio es aún más difícil.

"Unas cartas forjadas con Plaganio, livianas como plumas y duras como acero, un arma ingeniosa para el que puede aprovecharse de ello".

- ¡Y ahora...!. - Eliza miró al horizonte, a la infinidad del mar. - ¡Sal de ahí!. - Lanzó una carta hacia la nada misma.

A pesar de ello, se escucha el eco de algo cayendo al agua.

- ¡Estuvo colgado fuera del barco!. - Presumió Eliza después del tiro. - ¡Dame un minuto, voy a sacarte!.

Bajó las escaleras, haciendo cortes al azar con una carta en la mano, dejando caer los Hilos a su paso. 
Cuando llegó a mí y cortó a mi al rededor, caí al suelo de dolor y por la tensión acumulada hasta entonces.

- Ah~... Gracias, Eliza. -

- Ahora, vamos a cortar lo que queda. - Dijo, agotada, saliendo vapor de sus ojos por el uso excesivo.

- ¿Quieres buscar agua para... Eso?. -

- Por favor. - Respondió.

Con un último esfuerzo visual, fuimos a los suministros que Alphonse nos dió. Encontré una botella de agua entre tanta comida enlatada, se la entregué, y se la echó directamente en la cara. No parecía dolerle, pero el ruido provocado por el choque entre el agua y sus calurosos ojos no era agradable.

- Bien, sigamos. - Me regresa la botella medio vacía.

- ¿Estás segura?. Sally y Andrew están durmiendo, y Diana no creo que salga de la Cabina. Descansa un poco, hiciste un gran trabajo ahí. -



#8915 en Joven Adulto

En el texto hay: misterio, peleas

Editado: 11.05.2020

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.