Tal parece que el grupo de Markus ya se encontró con Houdini, espero se apresuren, los guardias pronto se darán cuenta que estoy en la Sala de Control.
¡Qué pena no haber podido hacer que Owynn se nos uniera!. ¿Qué será de él mientras tanto?.
- El Ascensor subió hace 15 minutos... Aún no baja, y aún no me encuentro con 903512... Esto es más difícil de lo que imaginé. -
Parece tener... Sus propios problemas...
Mejor volver con Houdini.
La Plaga que nos trajo aquí, sentada y descansando, como si no hubieran Soldados afuera buscando matarnos.
- Lamento mucho interrumpir su descanso, pero ahí fuera hay gente que no está pensando en darnos un tecito y charlar. ¿Le sería mucha molestia llevarnos con su líder para recibir nuestra respectiva explicación de la situación?. - Eliza soltó el primer comentario. Demasiado formal, especialmente viniendo de ella. Una prueba de desesperación.
- Como dice mi hermana, necesitamos saber por qué van por nosotros. - Le siguió Andrew, más sencillo.
- Yo también me quiero ir, aquí hace calor. - Sally intenta seguirles la corriente, y aunque no funciona, tiene razón. Estábamos 8 Plagas en una habitación repleta de productos de limpieza.
- Agh... Que moles... Tia. - Justo antes de terminar la palabra «molestia», estábamos en una habitación diferente, más amplia, en un muro había varias televisiones. Las Plagas heridas ya no estaban con nosotros, sin embargo, había alguien sentado frente a los televisores.
- ¿¡Qué hiciste con ellos!? ¿¡Dónde estamos!? - Pregunté, preocupado por los heridos.
- Un mago nunca revela el truco. -
La persona frente a los televisores se levanta de su silla, sin darse la vuelta. Tenía una voz potente, resonaba en mis oídos, era un hombre viejo, con ropa desgastada.
- A ver... N° 8.156... 11 Dígitos... N° 72.209... Y N° 2.590. -
Mi cuerpo reaccionó con miedo, temblaba levemente, no lo había visto, y por la cara del resto, parecía que tampoco lo habían visto.
- Bueno supongo que no les gusta así, entonces, Markus, Sally, Eliza y Andrew. Mis saludos. -
- Hola, ya me conoces pero me presento, Sally Chanceux, ¿Cómo te llamas?. - Sally parecía haber perdido el miedo al desconocido sin motivo aparente.
- Jojojo... Bueno, a mí no me han dado un nombre, así que lo dejo a tu elección, sin embargo a la Plaga que los trajo aquí, es Harry Houdini, un Ilusionista. -
"¡Harry Houdini! ¡Lo recuerdo! Le dimos ese nombre por el popular ilusionista, no le dimos muchas vueltas. Tengo vagos recuerdos de él, vimos cómo usaba su Poder un par de veces, pero no sabía que podía teletransportar personas."
- B... Bueno... ¿Cuál es su Poder? - Decía Andrew, nervioso.
- ¿Cómo llamarlo? Nunca lo había pensado, estoy en muchos lugares, oigo muchas cosas, y entiendo perfectamente a otros. -
- ¿Q... Qué? -
- ¡Ya sé! ¡[Omnipresencia]!. -
De repente, Andrew cambió su compostura, parecía desesperado por su sacar su libreta.
- Muchos escritores se llaman Charles... - En este mundo, sólo existe una cosa en la que Sally pone toda su atención y esfuerzo, nombrar Plagas. En realidad, hace años que no la veía así. - Charles Hamilton... No no ese era tesorero... Cervantes... - Seguía divagando.
- ¡Esa no es la parte importante! ¿¡Qué demonios ocurre!? ¿¡Qué quieren ustedes de nosotros!? - Intenté imponer nuestra posición.
- Ya... Tranquilo tranquilo.
Mira, el OAP lleva desde el 1830 separando familias, haciéndonos daño, haciendo que nos matemos entre nosotros. Eso lo sabes, ¿No?. -
- Sí, pero me da igual. Eso no me incumbe. -
- No te puede dar igual, al fin y al cabo, esta huída está inspirada en tus padres. -
- ¿Qué dices? -
- ¿Te digo algo curioso? Tus padres huyeron del OAP, una fuerza militar tremenda, ¿por qué? Por amor. Por tí. -
- ¿Te quieres excusar con el cuento del Poder del Amor?. -
- Eres igual a tu madre, agresivo e impulsivo. -
- Cállate bastardo, no la conoces. -
- Dudo que tú sí la conozcas, al fin y al cabo, tenías 3 años cuando ella... -