16:00
Entramos por la puerta principal, de la Torre, llevábamos un par de lentes, gorras, y abrigos encima, para pasar «desapercibidos» Mientras más nos acercábamos a las escaleras, muchas inseguridades invadían mi mente: "¿Y si la niña era una Plaga? ¿Y si no hay manera de llevar a cabo el plan? ¿¡Y SI EL LOCUTOR ES UNA PLAGA!?". ¡Era demasiada responsabilidad para mí!.
16:10
Sally y Yo esperábamos a que Charles hiciera su llamado de atención. Mientras que Harry, Andrew y Eliza estaban a un par de calles, vigilando.
Aunque había un problema con todo esto.
¡No teníamos idea de cómo se veía la niña!.
No nos lo habíamos preguntado hasta que ya era el momento de la verdad.
Teníamos 20 minutos antes de que la entrevista comenzara. ¿¡Cómo reconoceríamos a alguien que sólo sabemos que es una niña!?. Aunque prestara máxima atención, estaríamos jugando a las adivinanzas.
Sally se veía tranquila ante la situación, o al menos no mostraba interés en lo que hacía. Daba vueltas al rededor de las escaleras de emergencia.
Mientras la veía, sentí un pequeño dedo tocando mi espalda, en cuanto me voltee, vi a una niña. Rayos, casi salté de la emoción pensando que podía ser ella.
A diferencia del resto de habitantes de la ciudad, ella llevaba ropa limpia, de hecho, parecía llevar uniforme escolar, pues su camiseta parecía tener un pequeño logo cerca del hombro izquierdo. Tenía dos coletas, y llevaba un cintillo de color rojo, llevaba una mochila medio abierta, de color rosado, llamaba mucho la atención.
A pesar de todo, no podía ilusionarme de repente, quizás esta niña pertenecía a alguna familia adinerada del lugar, o quizás es extranjera.
- Disculpe Señor, mi mamá me dijo que la esperara pero estoy muy aburrida, ¿Quiere jugar conmigo?. -
Tal vez fue el aburrimiento de esperar 20 minutos más, o tal vez los nervios de la situación, pero acepté la invitación de la niña.
Abrió su mochila por completo y sacó unos cuadernos. Tomó uno que no llevaba tapa, pero la primera hoja tenía un dibujo de ella misma en un estilo de caricatura.
- ¿Sabe hacer origami?. - Me preguntó.
- No tengo idea, ¿tú sabes?. -
- ¡Sip! Mi papá me enseñó a hacerlo, le gusta hacerlos cuando vuelve enojado del trabajo. -
La niña tomaba hojas y hojas del cuaderno. Me enseñaba paso a paso a hacer algunas de las figuras. Desde simples personitas hasta animales. Resultaba divertido durante la espera.
Antes de darme cuenta, Sally había aparecido y jugaba con nosotros.
- Markus... ¿Qué rayos están haciendo allá?. - Me dijo Andrew mediante su telepatía.
- ¡Oh por...! Lo olvidé. ¡Sally, vámonos!. -
16:28
- ¿Qué hay de ella?. - Respondió Sally.
- ¡Hagan lo que tengan que hacer! No quiero molestarlos. - Exclamó, sonriendo, tomó sus cosas, pasó por mi lado, y mientras pasaba a mi lado dijo «Por favor, no nos hagan daño».
La niña se subió a un Ascensor del que desconocíamos su existencia. Y se fué. "Maldición lo sabía, era ella. Perdí la oportunidad de atraparla antes de que entrase. Su presencia en la Torre va a evitar que usemos nuestros Poderes sin preocuparnos". Sentí la amenazante mirada de Andrew en mi espalda, sabiendo que había perdido una oportunidad.
16:30
Charles empezó a provocar a los guardias, se burló de ellos hasta que le propinaron un golpe, cayó al suelo sangrando de la nariz. Con esa burda distracción, pude subir por las escaleras de emergencia sin ser notado.
Las escaleras estaban prácticamente a oscuras, "¿será que los Humanos prefieren usar ascensores?". Daba un poco de miedo, muy apenas podía ver las escaleras. Escuchaba gritos a lo lejos, supongo que de Charles y los guardias.
Por fin, llegué al piso 7, en el que se encontrarían la niña y la locutora.
Apenas abrí la puerta, vi un pasillo de colores rojos, cosa que lo hacía ver elegante, de cierta manera.
Se resaltaba un cristal en una pared, me acerqué muy lentamente, por suerte, no había nadie. Sólo había algún tipo de panel, lleno de botones y luces.
A unos pocos pasos más allá de mí, pude ver de reojo a la niña, en otra habitación. Parecía tranquila, hablándole a un micrófono. Me acerqué lentamente.
16:32
"Tomar a la niña de rehén, retener a la locutora, y enviar el mensaje". Resonando ese pensamiento en mi cabeza, estaba dispuesto a cumplir las expectativas de Charles.
Pero, algo me detuvo, justo antes de entrar al cuarto en el que sucedía la entrevista.
Un disparo, un grito de dolor.
Una voz ronca pidiendo que se detengan.
Dos voces agudas, rotas.
Un último grito, de rabia, sonidos de cristales rotos por doquier.
La niña y la entrevistadora se levantan del susto, están a punto de salir, se acercan a la puerta.
Y yo, ahí, justo afuera. "¿Qué hago ahora?".
Sólo tenía un puñado de segundos para reaccionar, veía la mano de la mujer acercándose al picaporte.
Tomé una decisión.