Alphonse presionó la pantalla una última vez, al botón verde, acercó la caja a su oído y dijo:
- Está todo listo. - Se detuvo. - Sí... ¿Una hora?. - Vuelve a detenerse. - Bien, los estaremos esperando. -
- ¿Una hora? ¿Desde dónde vienen?. - "¿Y porqué habla sólo? No soy quién para decirlo".
- Vienen desde Korewa Tokyojanai, descanse hasta entonces. -
- ¿¡Eh!? Pero eso está, como, bastante lejos. ¿Cómo piensa traerlos en una hora?. -
- Mis subordinados, las cuatro personas al mando de cada barco, son Plagas. - "No sé porqué, pero no lo ví venir". - Otra Plaga aparte se encargará de traerlos lo antes posible. -
- O sea que son cinco Plagas... - "Aunque con nosotros seamos nueve, esto ciertamente suena como suicidio". - Bien, iré por el resto y les explicaré. -
- Lo más probable es que ya hayan sido recogidos por mis subordinados y se dirijan hacia aquí. No se preocupe, puede ir a ducharse si así lo desea. -
"¿Qué~? ¿Hasta predijo que aceptaría?"
10:40, Restauranteparanadasospechoso.
11:15, Mismo lugar.
Hice lo que Alphonse recomendó. Me di una ducha, luego, volví a discutir con él acerca del plan. Obviamente tenía un plan infalible, aprueba de idiotas: «Eso ya es cosa suya».
Qué más da, los planes tampoco son lo mío, así que supongo que se lo dejaré a Charles...
También me la pasé jugando con Marie a los origamis, otra vez. Pero, esta vez, era diferente. No sé cómo explicarlo sin que parezca que enloquecí, pero, siento que algunas de las figuras están en lugares donde no las dejé. Al revés, en un sitio distinto, incluso diría que los de Marie se movían más. ¿Podría ser...?.
"No, es una locura".
Es en ese entonces que, fuera del restaurante, se detiene un vehículo desconocido.
De éste, baja un hombre desconocido, el cuál va y abre las otras puertas manualmente. De ahí, bajan...
- ¿Es aquí? - Diría la irritante voz más reconocida en mi cabeza.
- Voy a matarlo en cuanto lo vea, ¿es que no pensó que para algo así se necesita tiempo?. - "Estoy tan sorprendido como tú, Andrew".
- Ja, «tiempo». Ah, mira, está por allí. - "Eliza, traidora". - Aunque no vas a matarlo. Jiji~. -
- Bueno, tal vez no ahora. -
Empezaron a reír, sin embargo, no escucho la voz de Charles por ningún lado. Justo cuando más lo necesitamos.
No tardarían en entrar los tres al Restaurante, Andrew ya no estaba vendado, sin embargo, no llevaba su cara típica de «soy el más inteligente del lugar».
En un lado completamente contrario, Sally estaba... Siendo Sally. Y Eliza, siendo Eliza.
- Hey, hey, Markus. Tenemos que decirte algo. - Dijo Eliza, haciendo que Sally se sobresalte.
- Volvimos a hacer una votación de líder y... - Complementaban una a la otra. - ¡... Y ganaste 3 a 1!. -
"Tengo una leve sensación de saber quién me voto en contra pero..."
- ¿Votaron por mí, sin mi consentimiento, y sin MI propio derecho al voto?. En cualquier caso, me niego, no puedo hacerlo. - Respondí.
- Te dije que diría que no, es muy pronto. - Le dijo Eliza a Sally.
- ¿Pronto? Para nada, ni ahora ni nunca, déjenselo a Andrew, la última vez nos fue... Mejor no digo nada. - Le dije.
- ¿Ven? Les dije que votar por él no tenía sentido - Agregó Andrew.
- Punto para Andrew. - Le dije.
- ¿Porqué no sólo aceptas que Markus es mejor que tú?.- Dijo Sally, molesta.
- Markus ni siquiera sabe dónde está parado. Tenerlo de líder es ponernos un cuchillo en el cuello. - Respondió Andrew.
-Sally, por favor, no saques este tema ahora. - Intenté detenerla.
Mientras tanto, Alphonse llevó a Marie a otro lugar diciendo «Esta es una conversación de adultos, ve a jugar a tu cuarto».
- ¿¡Por qué no!? ¡Sabes que eres mejor que él, que cualquiera a miles de Kilómetros a la redonda! ¡Fuiste el N°...! - Tuve que interrumpirla.
- Sally, por favor... - Hubo una vez un niño, el cual prometió llevar a cierta a persona a un mundo mejor.
- ¡Markus! Tú y yo sabemos que eres mejor, que si lo intentas... - Pero para lograrlo, la otra persona tenía que escuchar al niño. No lo hizo.
- Cállate, también sabes porqué lo dejé... - El niño dejó todo lo que tenía. Pero la otra persona no lo entendió.