La pobreza del millonario [rom Com - Concurso]

CAPÍTULO 17: El Arreglo Estratégico

La reunión familiar había sido tan brutal como Arturo anticipó. Tres horas de su tía Patricia alternando entre súplicas emocionales y amenazas veladas, su primo Carlos presentando análisis financiero de cuánto estaba costando mantener la farsa, y Ricardo Morales sentado en silencio con expresión que decía claramente "te lo advertí."

Al final, Arturo había negociado dos semanas más. Dos semanas para "resolver cosas apropiadamente" antes de que su familia interviniera directamente. Había sido lo mejor que pudo conseguir, y solo porque amenazó con cortar completamente lazos familiares si lo forzaban prematuramente.

Pero el alivio de esa pequeña victoria se evaporó completamente cuando llegó al Café Noir a las 2 PM para su reunión con Sebastián Mora.

El café era exactamente el tipo de establecimiento que frecuentaba la élite de la ciudad: reservaciones con semanas de anticipación, precios que harían llorar a personas normales, y un nivel de discreción que garantizaba que ningún paparazzi o periodista entrometido molestara a los clientes. Sebastián ya estaba sentado en una mesa privada en el rincón trasero, un espresso delante de él y sonrisa depredadora en su rostro.

—Arturo. O debería decir, Señor De la Vega. —Gesticuló hacia la silla opuesta—. Siéntate. Tenemos mucho que discutir.

Arturo se sentó, cada músculo en su cuerpo tenso.

—¿Cómo descubriste?

—Por favor. ¿Me das algún crédito? —Sebastián tomó un sorbo de su espresso—. Te vi en la gala. La forma en que mirabas a Adelina no era como asistente mira a su jefa. Era como hombre mira a mujer que desea pero no puede tener. Eso despertó mi curiosidad.

—Eso no es—

—Déjame terminar. —Sebastián levantó una mano—. Entonces hice algunas investigaciones básicas. Arturo Vega, supuestamente arruinado por traición familiar. Pero los detalles no cuadraban. Los registros públicos de la "quiebra" eran... llamémoslos sospechosamente convenientes. Así que contraté a un investigador. Costó bastante descubrir la verdad, pero valió cada centavo.

Arturo sintió su garganta cerrarse.

—¿Qué quieres?

—Directamente al punto. Me gusta eso. —Sebastián se reclinó en su silla—. Quiero que dejes de trabajar para Adelina Gómez. Inmediatamente.

—¿Eso es todo?

—Eso es todo. Renuncia mañana. Sin explicaciones elaboradas. Solo di que conseguiste otra oportunidad y te vas. Yo guardo tu secreto, tú desapareces de la vida de Adelina. Todos ganan.

Arturo procesó esto. Era casi... razonable. Exactamente lo que Ricardo había sugerido de todos modos.

—¿Y si me niego?

—Entonces le cuento a Adelina la verdad. Con evidencia documentada. Imagina su cara cuando descubra que el hombre en quien ha estado confiando, compartiendo vulnerabilidades, posiblemente desarrollando sentimientos... es realmente un heredero millonario jugando juegos psicológicos elaborados. —Sebastián sonrió—. La devastación sería... completa.

—¿Por qué te importa si trabajo para ella o no?

—Porque me interesa Adelina. Genuinamente. Y mientras tú estés ahí, siendo su confidente especial, tengo competencia. Una vez que te vayas, tendré camino claro.

La arrogancia era asombrosa.

—Ella te ha rechazado múltiples veces.

—Rechazos superficiales. Nada serio. Sin ti ocupando su atención emocional, eventualmente verá que somos perfectos el uno para el otro. —Sebastián se inclinó hacia adelante—. Mira, Arturo, seré honesto contigo. Adelina Gómez es exactamente el tipo de mujer que necesito. Inteligente, poderosa, hermosa, heredera de imperio que complementaría el mío perfectamente. Nuestro matrimonio sería alianza estratégica de las mejores familias de negocios del país.

—¿La amas?

—¿Amor? —Sebastián rió—. Creceremos hacia eso eventualmente. Los matrimonios exitosos se basan en compatibilidad, no en fantasía romántica. Adelina lo sabe. Solo necesita tiempo para aceptarlo.

Arturo sintió náusea.

—Eres exactamente el tipo de persona que mi experimento intentaba exponer.

—¿Tu experimento? —Sebastián arqueó una ceja—. Oh, tu pequeño juego de "probar" quién te amaría sin dinero. Sí, mi investigador descubrió eso también. Fascinante psicología, realmente. Aunque hipócrita considerando que ahora criticas a otros por superficialidad mientras engañas a Adelina sobre tu identidad completa.

El golpe aterrizó porque era completamente verdad.

—Tienes hasta mañana a mediodía —dijo Sebastián, dejando efectivo en la mesa para cubrir ambas bebidas—. Renuncia, o expongo todo. Tu elección.

Se levantó, ajustó su traje caro, y se fue sin mirar atrás.

Arturo se quedó sentado en el café privado, mirando el espresso sin tocar que un mesero había traído, sintiendo las paredes cerrándose desde todas direcciones.

Su familia quería que terminara la farsa en dos semanas.

Sebastián Mora lo estaba chantajeando para que renunciara inmediatamente.

Y Adelina... Adelina no sabía nada, confiando en un hombre que no existía realmente.

Sacó su teléfono. Tenía tres llamadas perdidas de Ricardo y un mensaje de Adelina:

"¿Dónde estás? Tenemos reunión con equipo de marketing en 15 minutos."

Mierda. Se había olvidado completamente.

Escribió rápido:

"Disculpa, emergencia personal. Estaré ahí en 20 minutos."

Dejó dinero adicional en la mesa y salió corriendo del café hacia su auto. Mientras conducía de vuelta a GRUPO GÓMEZ, su mente corría más rápido que el motor.

Renunciar ahora protegería a Adelina del conocimiento devastador de la verdad. Era la opción menos dañina, la que Ricardo había defendido desde el principio. Pero también significaba abandonarla sin explicación, dejarla preguntándose qué había hecho mal, por qué no había sido suficiente para que él se quedara.

Confesarle todo le daría comprensión completa pero la destruiría emocionalmente. La haría sentir como tonta por haber confiado, por haber compartido vulnerabilidades, por haber empezado a ver a Arturo como algo más que solo un empleado.



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En el texto hay: humor, romance, amor

Editado: 26.11.2025

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