La pobreza del millonario [rom Com - Concurso]

CAPÍTULO 28: La Confesión (Parte I)

El apartamento de Adelina no era lo que Arturo había imaginado.

Había esperado opulencia—arte caro, muebles de diseñador, vista panorámica que gritaba "éxito." En cambio, encontró espacio sorprendentemente modesto para alguien de su posición: sala de estar cómoda con sofá que lucía realmente usado, estantes llenos de libros organizados por tema en lugar de color, plantas que claramente recibían cuidado personal, ventanas que daban a parque en lugar de horizonte urbano.

Era... humano. Real. Como si persona viviendo aquí valorara comodidad sobre impresión.

—Café? —ofreció Adelina, gesticulando hacia cocina abierta—. O agua. O algo más fuerte si necesitas.

—Agua está bien. —Su garganta ya se sentía seca.

Ella llenó dos vasos, le pasó uno, gesticuló hacia sofá.

—Siéntate. Por favor. Te ves como si fueras a colapsar.

Arturo se sentó, sintiendo cada músculo tenso. Adelina tomó silla opuesta—manteniendo distancia conversacional, dándole espacio, pero claramente preparada para lo que viniera.

—Antes de empezar, —ella dijo suavemente— quiero establecer algunas reglas básicas. ¿Está bien?

Él asintió.

—Primero: No te interrumpiré hasta que termines. Sin importar qué digas, tendrás chance de explicar completamente. Segundo: Después de que termines, tendré preguntas. Muchas probablemente. Responderás honestamente o esto termina inmediatamente. Tercero: —hizo pausa— Sea lo que sea, aprecio que finalmente estés haciéndolo. Eso no significa que perdonaré o entenderé. Solo significa que reconozco el coraje que esto requiere.

—Entendido. —Su voz sonó más ronca de lo que pretendía.

—¿Listo?

—No. Pero de todas formas. —Tomó sorbo de agua, la dejó en mesa de café con manos que temblaban visiblemente—. Adelina, lo que voy a decirte va a... va a cambiar cómo me ves. Cómo ves todo lo que hemos construido durante estos meses. Y tienes todo el derecho de odiarme después. De despedirme. De tomar acciones legales. Lo que sea. Solo... por favor escucha hasta el final.

—Lo prometo.

Arturo respiró profundamente. Y comenzó.

—Mi nombre no es solo Arturo Vega. Es Arturo Eduardo De la Vega. —Las palabras salieron en torrente ahora, como si romper inicial resistencia hubiera abierto compuerta—. Soy heredero de De la Vega Industries—tecnología, bienes raíces, inversiones. Valor neto familiar aproximadamente dos punto cuatro billones. Personalmente controlo fideicomiso de trescientos cincuenta millones.

Adelina no reaccionó visiblemente. Solo lo observaba, procesando.

—La historia que conoces—sobre perder todo, ser traicionado por familia, caer en pobreza—es completamente falsa. Nunca perdí mi fortuna. Nunca fui traicionado. Todo fue farsa elaborada que yo mismo diseñé y orquesté.

Ahora vio reacción—parpadeo de sorpresa, ligero endurecimiento alrededor de ojos—pero ella mantuvo promesa de no interrumpir.

—Hace poco más de año, estaba obsesionado con pregunta: ¿Alguien me amaría sin mi dinero? Crecí rodeado de riqueza. Mi madre—única persona que me amó incondicionalmente—murió cuando tenía quince. Después de eso, cada relación en mi vida se sintió... transaccional. Mujeres me querían por cuenta bancaria. Amigos me querían por conexiones. Incluso familia parecía medir afecto en términos de contribuciones corporativas.

Tomó otro sorbo de agua, manos todavía temblando.

—Entonces diseñé experimento. Con ayuda de Ricardo Morales—mi abogado—creamos documentación falsa mostrando que había perdido todo. Inversiones fallidas en criptomonedas, supuestamente. Traición de tío ficticio que manipuló libros contables. Orquestamos transmisión en vivo de mi 'expulsión' de familia. Artículos de prensa plantados estratégicamente. Toda infraestructura de ruina pública.

La expresión de Adelina estaba ciclando a través de emociones—shock inicial dando paso a algo más frío, más calculador.

—El propósito era probar teoría: que personas en mi vida—específicamente mujeres con quienes salía—solo me querían por dinero. Entonces probé a todas. Valentina Cortés, mi prometida de dos años. Isabella Ramos, mi amante. Lucía Vargas, relación casual. Adriana Molina, quien pensé era diferente.

—Una por una, todas me abandonaron cuando creyeron que había perdido todo. Exactamente como predije. Exactamente como diseñé para que pasara. —Su voz se volvió más amarga—. Y eso me validó. Me hizo sentir justificado en mi cinismo. Probé que tenía razón sobre mundo siendo superficial.

Hizo pausa, forzándose a sostener mirada de Adelina.

—Pero también conocí personas que no encajaban en narrativa. Marco Sandoval—veterano ciego que vive en edificio donde renté cuarto. Sofía Ramírez—madre soltera trabajando tres empleos. Sus hijos, Daniel y Camila. Ellos me mostraron generosidad sin agenda. Compartieron comida cuando apenas tenían suficiente. Me valoraron sin saber nada sobre mi cuenta bancaria.

—Ellos respondieron mi pregunta de forma que no anticipé: Sí, algunas personas te valorarían sin dinero. Pero no las personas que diseñé experimento para probar. Solo personas genuinas que encontré accidentalmente cuando dejé de buscar validación.

Adelina seguía sin hablar, pero su postura había cambiado—más rígida, brazos ligeramente cruzados en gesto protector.

—Entonces llegaste tú. —La voz de Arturo se suavizó a pesar de sí mismo—. Adelina Gómez, CEO brillante que ofreció trabajo a 'Arturo Vega, hombre que perdió todo' basado puramente en potencial percibido. No por conexiones, no por lástima—por mérito que creíste ver.

—Acepté trabajo bajo completamente falsas pretensiones. Mi solicitud listaba 'Arturo Vega' pero legalmente soy Arturo Eduardo De la Vega. Usé apellido materno que técnicamente tengo derecho a usar pero nunca he usado profesionalmente. Técnicamente no mentí directamente, pero ciertamente engañé por omisión.

—¿Y por qué aceptaste? —Las palabras salieron antes de que Adelina aparentemente pudiera detenerlas—. Lo siento, dije que no interrumpiría—



#605 en Novela romántica
#152 en Otros
#90 en Humor

En el texto hay: humor, romance, amor

Editado: 26.11.2025

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.