La poderosa y divertida sangre de Missasar

Capítulo 37

Riley

Cuando vi a Rius transformarse, me aterroricé.

Mi horror llegó a su límite al ver al vampiro con alas.

La culpa me invadió por sentir miedo frente a un querido amigo, que sé bien que nunca me lastimaría, pero no pude negar lo evidente: ellos son criaturas extrañas.

Luché contra ese pensamiento, mas esta naturaleza mía, débil, me hacía temer a lo desconocido. Lo mismo pasó cuando vi a Missasar. Su cuerpo era como una armazón gris, tenía garras, parecía un... Sin embargo, cuando busqué sus ojos, ellos eran los mismos, tristes y a la vez cálidos. De esto habló, tan tristemente, cuando dijo que no me mostraría su forma real.

Pude recordar que mis manos tocaron la superficie de una piel gruesa, reseca y escamosa. Vi unos ojos grises y sentía el aire tan violento contra mi rostro. Todo eso vino de golpe a mi mente cuando me levanto tendida en una sala de urgencias y con muchos aparatos alrededor de mí. Lo curioso es que no me desespero ni grito. Estoy cansada y ahora nada de esto me parece extraño.

Lanark está a un lado, nadie puede verla excepto yo. Me observa con ojos indulgentes, pero agresivos. ¿Cuánto tiempo ha pasado? ¿Rius y Missasar seguirán luchando para salvar su vida? Observo los rostros de los dos doctores, el sudor se desliza por su frente, parece que ellos hacen lo mismo para mí: salvarme.

Recordé el ímpetu de Rius, su fuerza y valentía que me obligó a no apartar mis ojos de él a pesar que su apariencia no me era agradable. Yo creí en su esfuerzo. De corazón deseé que se duplicaran sus fuerzas y venciera para traer de vuelta a Lanark con nosotros. Y durante esa peligrosa situación, la sola presencia de Missasar pudo hacerme recobrar la paz que necesitaba.

En ese momento comencé a llorar avergonzada de mí misma, por no ver lo que realmente era valioso. Y que estaba detrás de toda esa apariencia, pues yo he sido la más cercana a ellos, he conocido sus facetas, sus risas, su compañía.

Los tres son criaturas hermosas, los tres son mis amigos.

**

Escucho decir al médico que me han perforado un sector de mis intestinos, pero eso es lo superficial, lo grave es que mi vientre ha quedado destrozado, lo que significa que no podré tener hijos.

Ha transcurrido más de un mes para que me trasladen a otra sala en donde ya puedo recibir visitas. Mi padre es el único al que tuve a mi lado todo ese tiempo, preocupándose y dándome ánimos.

—¡Oh! ¿Aún eres humana? Yo ya pensé verte con colmillitos —Es lo primero que me dice Seb cuando me ve. Sonrío porque sé que lo dice para bajar los niveles de tensión. Él toma mi mano y se disculpa por no protegerme.

—No tienes porqué disculparte, Eliot y tú lucharon con todas su fuerzas. Aunque ya es costumbre que después de los problemas yo termine en el hospital —río y de esa forma mis músculos se contraen provocándome un dolor en mi estómago, aquel dolor me hace reír aún más.

—Quieres saber de ellos, ¿verdad? —Me pregunta. Mi semblante se pone serio e incómodo automáticamente —Bien si no quieres que te diga, haya tú. Afuera esperan Laurien, Lila, y Ronny Samuels —pronuncia con burla.

Seb sale e ingresan mis amigos. Lila y Laurien me abrazan hasta casi asfixiarme. Para Laurien y Ronny, yo fui asaltada salvajemente. Conversamos un rato sobre la escuela y todo lo que me he perdido, aunque no es nada relevante. Ya casi termina el año y yo debo muchos exámenes, aunque por mi situación mis profesores me darán facilidades para no perder el ciclo escolar.

Aunque estoy más callada que animada durante su visita, ellos siguen sonriendo. Después de diez minutos, Ronny con las mejillas sonrosadas, le pide a mis amigas que nos dejen a solas por un momento.

—Quiero ser sincero contigo —me dice cuando ellas ya están en la puerta y nos regalan miradas pervertidas—, te ves terrible —Me hizo sonreír por la forma en que lo dijo—. Y también quiero ser sincero contigo... Con respecto a mis sentimientos.

Sus ojos brillan, están cristalinos y no niego que lindos. Ronny es guapo, me ha gustado desde siempre, pero ahora... Es él en lo que menos pienso.

—Lo siento —le digo— No, puedo aceptar tus sentimientos.

—Entiendo que digas eso por tu situación. Sé que no es un buen momento, pero cuando me enteré de esto, en lo grave que fue... Temí que pudieras morir, por eso no quiero desperdiciar el tiempo. Quiero estar a tu lado.

Me siento cansada y agobiada. Me disculpo con él otra vez. Y a pesar de que no quise ser grosera finalmente le digo— Lo siento, pero mi corazón no puede latir por ti.

—Ouch —murmura Ronny—. Pero me permitirías darte un beso...

Eso me sorprende. La forma en que me lo dijo me hizo pensar en él de verdad lo desea. Sin pensar en los pro o contras de mi acción asiento con mi cabeza.

Él se aproxima lentamente a mí y cierra sus ojos, los míos permaneces abiertos, sin expectación. Mi corazón no se acelera. No es algo que me llene de felicidad ni tristeza, solo es un beso, no es nada.

—¡Te está engañando frente a tus ojos! —¡Esa voz es de Rius!




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