La Posesión de la Medianoche

Capítulo 2: Sombras en el Espejo

Elena pasó el día inquieta, incapaz de sacar el diario de su mente. Las palabras del desconocido autor la seguían como un eco, y aquella sensación de haber despertado algo oscuro se hacía más fuerte. Pero decidió convencerse de que todo era una simple historia y de que las sombras que había sentido en su habitación eran solo producto de su imaginación.
Sin embargo, al caer la noche, no pudo resistir la tentación de abrir el diario de nuevo. Algo dentro de ella parecía atraerla hacia esas páginas con una fuerza que no lograba entender.
"31 de octubre. He hecho el juramento. He prometido a las sombras mi lealtad a cambio de su alma. El precio es alto, pero su amor lo vale."
Elena sintió que el pulso se le aceleraba. ¿De qué juramento hablaba? ¿Era posible que aquel autor realmente creyera en pactos con fuerzas oscuras? Un escalofrío la recorrió. Algo en la intensidad de sus palabras parecía más real que cualquier ficción que hubiese leído.
Levantó la mirada y se quedó inmóvil al notar algo en el espejo frente a ella. La luz de su lámpara parpadeó, y por un segundo, juraría haber visto un reflejo desconocido junto al suyo. Una figura oscura, casi imperceptible, con el contorno de un hombre, la observaba desde el cristal. Pero cuando parpadeó, la figura ya no estaba.
Dudó entre levantarse o seguir leyendo, pero su curiosidad fue más fuerte.
"1 de noviembre. Lidia me ha rechazado, y no sabe el error que ha cometido. Las sombras la seguirán, y yo estaré allí cuando finalmente entienda que su destino está atado al mío. Nadie puede apartarnos. Nadie."
Elena cerró el diario de golpe, con las manos temblorosas. La amenaza en esas palabras era tan clara que casi podía sentir el odio del autor atravesando las páginas. Respiró profundamente, tratando de tranquilizarse.
De pronto, su teléfono volvió a vibrar. Era Carla otra vez.
"¿Estás bien? Hoy en la tienda alguien preguntó por ese diario... un hombre extraño. Me dio mala espina, pero insistió en saber quién lo había comprado."
La sensación de que alguien la vigilaba se intensificó. Aquel diario parecía tener una conexión que iba más allá del tiempo, y quien fuera su autor, o su portador, tal vez todavía lo buscaba.
Elena respondió rápidamente, _"Dile que no lo tengo. Que se lo llevé a otro lugar."_ No sabía por qué, pero la idea de alguien más acercándose al diario la llenaba de pavor. Esa noche, antes de dormir, cubrió el espejo con una tela, y trató de convencerse de que al cerrar los ojos no vería nada más… aunque en el fondo, sabía que la presencia no la abandonaría tan fácilmente.




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