Franchesco
"Las luces de la ambulancia me enceguecen y el sonido me aturde, la veo mal, me sonríe para tranquilizarme, pero su rostro me muestra que no, además no es tiempo para que nazca, trato de comunicarme con mis hermanos, pero el teléfono se resbala de mis manos, ninguno me contesta, busco entre mis contactos, pero los nervios no me ayudan; los pitidos de un aparato me sobresaltan
- ¿¡Que pasa!? – los doctores me ignoran mientras le colocan más aparatos –
No se en que momento llegamos al hospital, bajan a tropezones y salen a toda prisa con Valerie, noto que esta inconsciente y me desespero, empiezo correr a la par, llegamos a un punto del hospital y no me dejan pasar. Pasan horas y no me dicen nada, doy vueltas y vueltas, me recuesto en un muro del hospital y por unos instantes siento su voz, "seremos felices para siempre" cuando nos enteramos de que íbamos ser padres."
Despierto de forma abrupta, por unos instantes la busco, pero mi subconsciente está jugando conmigo, el sueño nunca termina, sé que Valerie no está con nosotros, falleció al tener a mi hija, no sabíamos que algo estaba fallando en su cuerpo, ese día entendí lo frágiles y efímeros que somos.
Siempre la recuerdo feliz, porque ella era vida, es el amor de mi vida, nos conocimos de niños, ella tenía un amor platónico con mi hermano mayor, Fabricio. De niño nunca me presto atención, éramos un combo, Brina, ella y yo, desde travesuras hasta escapadas, de adolescentes nos hicimos novios de ahí no nos separamos hasta que sucedió lo inevitable.
Desde el fallecimiento de ella, Brina y yo no somos los mismos, dejamos ser los de antes y nuestra amistad se dañó. Me enfrasque en cuidar y velar por mi hija, en trabajar y no depender de nadie, contaba con el apoyo de mis hermanos, pero siendo sinceros no me siento cómodo con ellos, yo soy el hijo ilegítimo, el bastardo.
Junto con mi hermana hemos vivido con la señora Lia la madre de mis hermanos, ella es la descripción perfecta de lo que es "ser una madre" y para mi es mí madre, la que me trajo al mundo no se de su vida y tampoco me interesa.
Salgo de la cama y veo que es exageradamente temprano, siempre despierto a la misma hora, recordándola viva por última vez, ese sueño se repite y se repite. Son las 3:30 de la madrugada, me hago un café cargado y sin azúcar, actualmente vivo en Florencia, colaboro en la escuela de mi familia; tengo tiempo sin hacer un poco de ejercicio, voy hacia el patio de la casa, hago estiramientos y doy vueltas y por último castigo un poco el saco de boxeo, veo el reloj y ya son casi las 5 de la mañana, entro a la casa me doy un baño y llamo a las chicas, les hago el desayuno que mas les gusta y con Fátima conversamos sobre cómo será nuestro día.
Mi hermana me colabora en llevarla al colegio mientras yo voy a trabajar.
Me quedo solo por unos instantes, desde la ventana de la casa veo caminar a Fátima y a mi hija, ellas son mi responsabilidad, pero a mi mente llegan las palabras de mi madre Lia, debo darme la oportunidad de amar y ser amado otra vez; pero no puedo, el amor que le tengo a Valeri Ricci sobrepasa todo, no creo que encuentre otra persona que supere ese sentimiento, que me haga olvidar y me renueve.
Busco el perfume que utilizo habitualmente, es mi nuevo emprendimiento y si logro ahorrar suficiente pondré dentro de poco mi perfumería, donde pueda distribuir mis creaciones, claro cuento con la ayuda de alguien importante en mi vida, Ian Town, es mi jefe y amigo incondicional.
Trabajo en la escuela de orfebrería Damiani, lleva mi apellido, pero nada es mío; las personas al escuchar mi nombre completo asumen que soy parte del conglomerado, por esa razón cuando me presento solamente digo mi nombre, después se enteran de mi apellido.
Normalmente camino por los alrededores de la escuela antes de llegar, me gusta observar el entorno, hoy alguien me llama poderosamente la atención, hay una chica que está en las afueras de la escuela y mira hacia el parque que esta al frente, la detallo con disimulo y es bellísima no parece real, me decanto por pasar muy cerca y le doy la espalda y entro a trabajar ya que el jefe viene saliendo.
Una hora después estoy conversando con Ian y en unos de los pasillos viene la misma chica que estaba afuera, viene conversando con Brina, se sonríen y la deja sola, Ian se percata que ella está ahí y la llama para que lo espere, me sonrió porque ya se su nombre, pero a él lo llaman de los salones y me deja solo con ella
- ¿Eres sobrina del jefe? – le pregunto y su rostro toma un leve color rojizo -
- Si... mucho gusto – la interrumpo y le sonrió –
- Ivana, ya escuché a Ian... el gusto es mío – nos sonreímos –
- ¿Eres? – la pregunta de rigor, me revuelvo un poco el cabello -
- Disculpa ... soy Franchesco ... tengo que trabajar, un gusto Ivana – le guiña el ojo y su rostro se vuelve más rojo-
Su forma de mirar me hipnotiza, por esa razón salgo disparado para mi oficina, tomo varias respiraciones y trato de calmarme, esto no puede estar pasando, a mí no puede gustar una chica, no quiero que me guste otra chica.
Suena mi teléfono y lo tomo de forma abrupta
- Hijo ... ¿Por qué estas tan agitado? - me recuesto en la silla y vuelvo a tomar varias respiraciones –
- Madre ... me toco correr desde los pasillos hasta acá porque sonó el teléfono y cuéntame cómo has estado – escucho su sonrisa –
- Ya a esta edad todo es ganancia hijo, mejor cuéntame cómo esta Fátima y Valentina
- Están bien madre... ambas juiciosas con el estudio
- ¿Ya tomaste la decisión?
- Madre no puedo aceptar el dinero, por más que lo necesite, siento que no lo merezco
- Deja de hablar, eres un Damiani igual que tus hermanos y también te considero mi hijo, aunque no te haya tenido en mis entrañas, vas a aceptar Franchesco, aunque muera en el intento