La Posibilidad de Amar (enlazados4)

Veintidós

Ivana 
 


Volver al apartamento donde viví una época de mi vida, pensé que sería fácil, pero no, cerrar los ojos y pensar en todo lo que pasa ahí no es cómodo, pero debía asumir mis decisiones, aunque en el proceso me lastime.

Me había encontrado con otro Rafael, las semanas solo y valiéndose por sí mismo le habían servido, esa aura de desolación que tenía la última vez que lo vi, ya no la tenía; se veía sonriente, rozagante y contento con un delantal y frente a una estufa y lo mejor es que olía muy bueno lo que cocinaba.

Cenamos en medio de ambiente tenso, sentía que yo lo volvía tenso, él solamente me sonreía y comía, tenía que romper ese silencio y lo único que se me ocurrió decir fue que la comida le había quedado muy buena.

Rafa me explica que ha estado aprendiendo, ya que el primer día casi se intoxica así mismo, nos carcajeamos, extrañaba eso con mi hermano. Mas tarde se fue a trabajar, ese día le tocaba de noche.

Entrar a mi habitación fue complejo, porque yo sabía que ahí había cosas de Franchesco, que tanto había de él, no sé, pero sentía su energía, así que, si quería olvidar todo, debía buscar sus cosas, empecé a buscar y buscar en el armario y me desilusioné al ver que no había nada.

Mire hacia la cama y note que las sabanas de la cama no habían sido cambiadas, se encontraban llenas de polvo, se notaba que Rafael no entro en ningún momento en ese lugar, así que empecé a jalarlas, al momento de hacerlo una camiseta cae al suelo, empiezo a carcajearme porque yo sabia que algo de él estaba en esa habitación.

Note que era la primera que reía en semanas ...

Lleve toda las sabanas a lavar, incluído la camiseta; empecé a debatirme si entregársela o quedarme con ella, cuando la lavadora hizo todo su ciclo ya había decidido qué hacer con ella ... me la quedaría, así que la colgué junto con las sabanas mientras aseaba un poco la habitación.

Cuando me fui a acostar la tome y me la puse, me mire al espejo y sonreí al recordar el día que vino a Londres con ella puesta, siempre que estaba por aquí traía ropa de repuesto y siempre dejaba algo. Como nunca dormí toda la noche, las últimas semanas había tenido problemas conciliando el sueño, hoy lo logré y quizás fue la camiseta.

Al paso de los días volví al trabajo, el hospital, la fundación y mi investigación me extrañaban, la relación con Rafa volvió hacer la de antes, pero había temas que no se tocaban y esos temas tenían el mismo apellido ... Damiani

Volver a mi cotidianidad fue un alivio, la tarea de olvidar en esos momentos se sentía fácil, pero nada mas alejado de la realidad, debía ser sincera conmigo misma, jamás olvidaría a Franchesco Damiani. Opte por no olvidarlo más bien convivir con su presencia, aunque ahora esta lejos, llegara el momento en coincidamos.

Las semanas pasaban y el trabajo se fue volviendo mas intenso, en el día me la pasaba entre la fundación Oleg y el hospital, ya en la tarde y parte de la noche la dedicaba a la investigación, se retomaron los ensayos clínicos, pero esta vez los haría yo

Debía aislar mi ADN y encontrar el fallo que desencadenaba la enfermedad y la transmitía, teníamos una incidencia marcada, se trasmitía de abuelos a nietos, se saltaba una generación; en mi caso, mi abuela murió de este cáncer, mi madre no lo sufrió, pero yo si sufrí, la cura en encontraba en la generación que no lo padece, por eso yo estoy viva, porque mi madre fue mi cura, en ese detalle recaía el mayor atractivo de esta investigación.

Tambien estaba el hecho de que quería borrarlo de mi familia; porque en cualquier momento puede mutar hacia la generación de los chicos e implicaría una nueva investigación; con ese pensamiento opte por hacer otra investigación que la llevaría en paralelo, ya que Rafa y yo somos mellizos compartimos muchas cosas y no quiero que pase por lo que yo pase.

Al llegar a casa después de trabajar por horas sin descanso, me encuentro a mi hermano sentado viendo televisión con una cerveza en la mano, me mira y se sonríe y me ofrece una cerveza, niego y me voy directo a mi habitación, me quito el uniforme y voy directo a la ducha, salgo a los minutos o horas, no sé, me coloco la camiseta que se ha vuelto mi preferida. Siento que tocan la puerta y es Rafael, me dice que la cena esta lista, a los minutos salgo y está sentado esperándome

- Te has vuelto todo un chef – se sonríe –

- Tampoco Ivana ... lo que si es cierto es que no nos vamos a intoxicar – me sonrió y se levanta y va hasta la cocina y del horno saca una pizza recién horneada –

- ¿Rafa la pizza la hiciste tu? – la coloca en la mesa y se lleva las manos al pecho –

- Pues claro ... - se sienta y se pone serio- quería contarte algo

- ¿Qué paso?

- Ivana, estoy asistiendo a terapia ... no te había contado que converse con el señor Donato y él me recomendó una terapeuta muy amiga de él y la verdad es muy buena – lo tomo de la mano -

- Me alegra que estés avanzando ... - resopla –

- No me entiendes ... yo siento que no quieres tocar el tema, pero debemos tocarlo, ambos salimos perdiendo en esto, no sabes cuanta falta me hace Juliana, pero en este momento no tengo nada que ofrecerle, debo mejorar ... tu – no dejo que siga hablando –

- Entiendo todo lo que dices, pero yo estoy bien, siento que no he perdido nada, como te dije ... lo mío con Franchesco era una especie de trato, lo tuyo con Juliana es otro nivel – se toma la cara y me queda mirando raro –

- Se te olvida algo, soy tu mellizo, por ende, te conozco, no me puedes mentir, fíjate esa camiseta que tienes puesta no es mía, no es de Javier, no es de papá, somos los hombres que estamos mas cercano a ti, pero espérate hubo alguien más cercano que nosotros y sabes como se llama ... Franchesco y esa camiseta es de él ... ¿no lo niegues hermanita?

- No lo he negado es de él ... ¿algún problema? – niega –




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