Franchesco
Sentía que la cabeza me daba vueltas, trataba de levantarme y no podía, debía salir de donde estaba y frenar a Idara... pero no me podo mover, me sentía pegado a esa cama. La mente empezó a jugar conmigo, porque por momentos pensaba que todo aquello era producto de mi imaginación o un horrible sueño, ya que veía a mi familia siendo dañada por esa mujer.
Empecé a sentir un olor característico que ya conocía, como ha hospital y ese olor me recordaba a Ivana; ella estaba en peligro y mi hija también, tenía que salir de ese trance, pero por más que luchaba no podía, de un momento a otro fui sintiendo una paz y todo los pensamientos se fueron esfumando.
El rostro empezó a dolerme, también los brazos, aun con los ojos cerrados, intente moverme y lo logre, aquel embotamiento que tenía había desaparecido, tire el brazo y ya no estaba atado a nada, abro los ojos de golpe y una luz brillante me ciega, me adapto a la luz que hay en donde estoy y noto que estoy en una habitación totalmente blanca, un hospital, me muevo y el dolor se hace presente y un quejido bastante audible sale de mis entrañas. Alguien corre a mi encuentro y es Brina con su habitual sonrisa
- Despertaste... ¿Cómo te sientes? – busca una silla y la rueda hasta colocarse bastante cerca de mí –
- ¿Dónde estoy?
- En un hospital... - mueve sus manos frente de mis ojos y de un momento a otro atrapo sus manos y me mira feo-
- Eso lo sé – me señalo - ¿Cómo me encontraron?
- No me han dicho... - trata levantarse para buscar a alguien, le atrapo la mano antes que se levante –
- ¿Todos están bien? ¿mi hija e Ivana están bien? – se sonríe y me toma por el rostro-
- Están perfectos... no te preocupes
Sale dejándome más tranquilo, me habían encontrado y lo que más me preocupaba, mi familia estaba a salvo. La puerta se abre y escucho un escándalo, Adrián viene hablando con Brina, al verme se cruza de brazos y me señala
- Por tu cara deduzco que estas bien – se sienta dónde estaba antes Brina y ella se queda husmeando en toda la habitación –
- Estoy algo mareado – se sonríe – ¿Cómo me encontraron?
- Te puedo asegurar que Rafael Almoraz es un crack... él se dio cuenta y alerto al señor Fabricio y automáticamente empezaron a rastrearte, voló de Londres acá en cuestión de horas, ubico la furgoneta y por medio de las cámaras de seguridad dio prácticamente tu ubicación, lo confirmo cuando mandaste el mensaje a Ian
- ¿Rafael está aquí en Milán? – asiente –
- Sí, por ahí está pegado al teléfono...
- ¿Mi hija e Ivana? – voltea a ver a Brina y ella asiente –
- Ellas están bien, el señor Almoraz las tiene en su casa, por lo que sé no saben nada de lo que te paso – asiento –
- Mejor así, Idara tenía fotos de todos... sobre de todo de Ivana en Londres
- Ya sabemos, la policía encontró todas las fotos y están haciendo lo pertinente en Londres, según escuche ya fueron aprehendidos por los agentes de policía de allá – asiento –
Entran unas enfermeras y el doctor a evaluar mi estado de salud, tanto Adrián como Brina salieron de la habitación tomados de la mano, ese detalle no pasó desapercibido, ellos habían iniciado una relación, que no prometía llegar lejos y ahí están juntos, pero Ivana y yo, hicimos todo al revés.
Volví a caer en un sueño profundo, esta vez me sentía más tranquilo, pero débil. Las horas pasaron y desperté por un olor a comida, mi estómago gruñía, las enfermeras se reían al escucharlo, la comida de los hospitales no es muy buena que digamos, pero el hambre que tenía era tal que esa comida me pareció lo más delicioso que había probado en años.
En las horas de noche entro a la habitación mi hermano acompañado de Rafael, era raro verlos conversar ya que el trato de ellos se dañó a raíz de muchos incidentes y la evidente falta de confianza de Fabricio hacia él. Sentía que mi hermano se debatía entre lo que debe y lo que siente, Rafael es el novio de Juliana, bueno era la novia, esa relación se dañó por lo que había pasado entre Ivana y yo y como Rafael había reaccionado ante esa revelación, Fabricio tenía sus reservas con él yo siendo padre lo entiendo.
Ahora los veía conversar con tanta naturalidad y no como siempre, si no mejor. Me quedo en silencio mientras me revisan y los observo, de un momento a otro entra a la habitación Juliana en compañía de su gemela, Julieta. Rafael se desconectó de la conversación que tenía con Fabricio y todo su cuerpo reacciono hacia Juliana, se sentía en el ambiente que esos dos seres se pertenecían y sin tocarse ni hablarse se atraían de una forma casi irreal, hasta mi hermano se dio cuenta y se vino a mi encuentro.
Se sentó en el borde la cama y Julieta lo abrazo
- ¿Cuándo retomaran la relación? – mi hermano frunce el ceño y me mira con una mirada penetrante –
- No me han pedido permiso – Julieta bufa y palmea la espalda al papá –
- Le pongo una semana para que vuelvan – dice Julieta y la volteamos a ver –
- ¿Cómo sabes eso, niña? – pregunta Fabricio y ella señala a su hermana –
- Digo lo que se ve, además papá en algo estamos de acuerdo, la versión amargada de Juliana no nos gusta, yo prefiero esa versión
- La verdad es que no – suspira –
Después de la grata conversación sobre el noviazgo de Juliana y que cuando Julieta tenga novio no se lo espanten; los chicos enamorados se acercaron cada uno por su lado, a verificar que estuviera bien. Se le notaban algunos golpes en el rostro a Rafael y me entere que tanto él como Adrián se enfrentaron a los hombres que tenía contratados Idara.
Idara estaba recluida en la cárcel a la espera de mi declaración para aumentar los cargos que tenía por todo lo que había hecho. Al día siguiente recibí la visita del resto de la familia y la llamada de Ian, él estuvo todo el tiempo al tanto de todo, pero por temas de la escuela, le toco volver a Florencia.