Ivana
Como nunca el aeropuerto de Londres está a reventar y voy tarde a tomar mi vuelo a Milán y no siendo menos trágico... mi madre me va a matar, así que corro por todo el aeropuerto como no hubiera un mañana. Por mis hermanos ya sabía que todos se encontraban en Milán, desde la mañana Javier me tenía al tanto de todos los detalles.
La renovación de votos es una tradición en la familia, cada de uno de los matrimonios había tenido su oportunidad de renovar su amor; siempre se hacía de forma íntima y con la familia, el primero en iniciar esta tradición fue Fabricio y Julia, ellos se casaron de una forma, digamos que abrupta, así que ellos se volvieron a casar unos años después, luego mis padres tomaron esa tradición suya y de ahí fue una cadena de renovaciones de votos, los que faltan eran tío Ian y tía Alice y si no estoy mal, faltaría Franco ya que fue el último en contraer nupcias; en fin, después de ellos vendría sus hijos y el inmediato es mi hermano Rafael.
Llegue a Milán al límite y volví a correr, nadie me esperaba en el aeropuerto porque todos están ocupados así que el primer taxi que paso lo tome, los únicos que se quedaron en un hotel es mi familia, los demás se encontraba entre la casa de Fabricio y la de Franchesco.
Entre directamente hasta la suite donde mis padres se estaban quedando, no más entrar note como mi madre corre por todos lados tratando que mis hermanos se les vean bien el traje. Al verme me señala la hora
- Ivana... es tarde, en la habitación están tus cosas - asiento y le doy un beso en la mejilla –
- Gracias madre – suspira y se sonríe –
Me fui directo a darme un baño rápido, al salir mi madre está colocándose perfume, me señala el vestido, los zapatos, los ha colocado en la cama, asiento mientras busco mis maquillajes.
- Ivana... nos vamos, te vamos a dejar un taxi disponible abajo para que llegues a tiempo a la basílica
- No te preocupes madre... llegare – asiente –
- Confió en que así será... te va a tocar dejar tus cosas en recepción y al término de la ceremonia pasas por ella, ya que los equipajes de nosotros ya están camino a la villa – me quedo pensando –
- ¿Cómo le voy hacer, si no se llegar a la villa sola?
- Vendrás con Rafael...
- Está bien madre – le lanzo un beso -
Se despide y me deja sola en la suite, empiezo por el maquillaje y opto por lago sencillo, nada elaborado, un poco polvo, rímel, rubor, me perfiló las cejas y termino por un labial en tono rosa vieja, el cabello ya me lo había arreglado en Londres, así que lo único que hice fue retocarlo. El vestido al colocarme este me quedo con un guante y complementaba el maquillaje, los accesorios que tenía a la mano es un juego de aretes y collar en oro blanco con pequeñas incrustaciones de ópalo de fuego, regalo de Julia el día de mi graduación de oncóloga, los zapatos como fueron un regalo de mi madre, no los había detallado, son unas sandalias finísimas y delicadas, tenía unas incrustaciones de brillantes, no está de más decir que son altísimas.
Cuando me termino de vestir me acerco al espejo y me veo, una sonrisa se asoma en mi rostro, si quería impactar de buena forma esta es la indicada, busco en mi bolso mi perfume y me roció en puntos estratégicos, empaco mis cosas en el morral que traje y lo dejo en recepción, solamente me llevo la cartera de mano, donde meto mi teléfono y mis documentos.
En las afueras del hotel me esperaba el taxi y en menos de 10 minutos ya me encontraba en las afueras de la basílica San Lorenzo, note que la tía Alice, apenas venia llegando, así que eso me indicaba que llegué justo a tiempo; como puedo entro a la basílica lo más rápido posible, veo en las primeras filas un vestido verde esmeralda preciosísimo, efectivamente esa es mi madre y me dirijo hacia allá.
Cuando voy llegando Javier me toma del brazo y me indica que mi puesto es detrás de mis padres, al hacerlo levanto la mirada y me enfoco en Franchesco, esta vestido pulcramente, con un traje azul media noche a la medida, le queda divino, mientras hago mi escrutinio nuestras miradas se chocan y él me sonríe de una forma que no sabría definir.
Empieza la música y eso indica que la novia está entrando, adelante trae un cortejo de nupcial, que está integrado por los más pequeños de la familia, que son mis primos y Valentina, al verla saco mi teléfono para tomarle fotos, se ve completamente adorable y al verme su sonrisa se amplia y ni que decir de los chicos que al verme me tiran besos.
Tío Ian la espera con una mirada de un hombre absolutamente enamorado, como la primera vez, ellos conformaban una pareja que a pesar del tiempo se veía que su amor se incrementaba, anhelaba a tener ese tipo de amor.
Franchesco
Un destello naranja llama mi atención en la entrada de la basílica, lo pierdo de vista y me concentro en esperar la entrada de la novia, desde mi punto podía ver a Ian entre nervioso, ansioso y expectante, también veía a la familia Almoraz al levantar la mirada vuelvo a ver el destello naranja y la dueña de mi atención... Ivana.
Me sonrió para mí porque ella siempre logra captar mi atención y hoy se me antoja que se ve divina con ese vestido que resalta su tono de piel, aunque es poco lo que muestra se ve arrebatadora. Si mis ojos me traicionan, ella lo hace mucho más evidente, al chocarse con mi mirada, me sonrió, pero ella tiene una expresión de asombro, porque la pille detallándome, la marcha nupcial suena y nuestro contacto visual se pierde.
No hay nada más atrayente que ver a tus hijos querer a la mujer que amas, en estos momentos tanto mi hija como Ivana están viéndose de una forma tan amorosa, que al levantar la mirada mi hermano me señala su mano y su anillo de casado, me sonrió y tengo la mirada de Rafael en mí con una sonrisa.
Se supone que debo no hacer nada y que le dije que no, pero Ivana Almoraz me la pone difícil, verla junto a mi hija, es para mí maravilloso, porque son las mujeres que más amo en mi vida.