Ivana
No sé que horas eran, pero el hambre se hizo presente, llevo horas metida en una habitación con todas las mujeres de la familia, haciéndome todo tipo de tratamientos; miro a mi madre y le hago señas que tengo hambre, 15 minutos después aparece una gran variedad de panecillos, quesos y mimosas para todas
Brina, Fátima, Juliana y Julieta son mis damas de honor, las escucho conversar y reír, mi madre y la tía Sofía están en su salsa, por mas que entre Fran y yo contratamos una planeadora de bodas, ellas han tomado el mando por decirlo así.
Observo mi anillo y cada vez que pienso en el, suspiro y sonrió como boba, es un anillo solitario engarzado con un diamante montado en oro blanco, sencillamente hermoso, según me entere por Juliana, ese anillo es de las primeras creaciones del conglomerado.
Me inclino por un maquillaje sencillo, enfocado en mis labios, normalmente no me maquillo por cuestiones de tiempo, pero hoy lo amerita, noto que traen mi vestido, los nervios se hacen presente, no se cuento tiempo estuve divagando en mi mente, porque todos están vestidos, menos yo.
La escogencia de mi vestido fue de las experiencias mas bonitas que he tenido, perdí la cuenta cuántos vestidos me probé, pero el elegido es totalmente hermoso, el color compagina con mi tono de piel, es un vestido escote en V en la parte de adelante y de atrás, totalmente bordado con paneles de encaje, lentejuelas y cuentas, el velo es largo y con pequeñas lentejuelas a su largo.
Me terminan el maquillaje con un tono de labial rojo que le da un toque diferente, el peinado es desordenado elegante con mechones sueltos que caen por mi rostro, me observo en el espejo y me encanta como veo.
- ¿Dónde está la novia? – Julia entra con un vestido corte sirena que le favorece a su cuerpo, se ve divina –
- Por acá – entra hasta donde estoy –
- Todavía en bata ... - suspiro, ella solo se sonríe –
- ¿Estoy atrasada, ¿verdad? - niega –
- No... hoy es tu día y puedes demorarte todo lo que quieras... mira, esto te hará falta, lo diseñe para ti – me sorprendo y se me aguan los ojos – el maquillaje muñeca, no puedes llorar
- No lo puedo aceptar, eso es.... Divino hermoso, mágico y costoso – se sienta al lado mío –
- Lo mereces muñeca... - me entrega la caja, suspiro y la abrazo –
- Gracias... está hermoso
- Bienvenida a la familia... - nos abrazamos –
Quedamos más tiempo ahí abrazadas, se va dejándome con esa caja en mis piernas, la abro y no puedo creer, un conjunto de tiara, aretes y collar, un diseño espectacular y esta lleno de piedras preciosas, que quiero pensar que sean falsas.
Viene mi madre para ayudarme a vestirme, otra vez pierdo la noción del tiempo, levanto la mirada y estoy con el vestido de mis sueños, me miró en el espejo y la sensación es indescriptible, tomo varias respiraciones para tranquilizarme.
Estoy descalza todavía y no sé dónde están mis zapatos, mi madre está casi hiperventilando, tocan la puerta de la habitación y entra mi hermano Rafael, vestido de traje que le sienta divino, me imagino que Juliana debe estar extasiada con este hombre, trae en sus manos una caja
- ¡Wow!...
- ¿Qué tal? – se le aguan los ojos y observa por unos minutos a mi madre y me señala –
- Te ves hermosa... pobre Fran ahora que te vea – nos carcajeamos –
- ¿Lo has visto? – hace la seña de cierre de labios –
- Hermanita... no te preocupes, más bien dejaron tu caja en mi habitación, Juliana la encontró y te la envía, sin zapatos no te puedes casar – se me acerca y me da un beso en la sien –
- Gracias Rafa – me sonríe –
- Papá te espera – me señala la puerta –
Abro la caja con premura, veo mis zapatos y me derrito, cabe añadir que los compré en Milán y los decore con la ayuda de Julieta, busco donde sentarme y me los coloco, levanto la falda de mi vestido y los observó
- Hija... están divinos, falta colocarte la tiara – levanto la mirada –
- Ay madre... ¿Cuánto tiempo nos falta? – me siento y delicadamente me coloca la tiara –
- Hermosa... ya no tenemos mucho tiempo - suspiro –
- Dios... que nervios – mi madre me retoca el maquillaje –
Empiezo a caminar por la habitación, para tranquilizarme y también para practicar con los zapatos y la tiara, me aterraba que se cayera y se dañará, porque tiene muchos detalles.
Observó cómo mi madre se sonríe al verme
- Hija, la tiara no se va a caer, está atada a tu cabello – la muevo y es verdad –
- Me tiemblan las piernas – se sonríe –
- Estás ansiosa, vamos saliendo debe estar Fran desesperado allá afuera y tú padre también
Se abre la puerta y noto que mi padre está de pie de espalda, al lado de él está Valentina con vestido vaporoso color rosa, la tiene tomada de la mano y conversan mirando hacia la ventana, se voltean y me concentro en la expresión de mi padre, se toma el pecho y me preocupa su corazón
- ¡Que linda! ¡Pareces una reina! – grita Valentina, da saltitos, me agachó y me da un beso –
- Gracias amor
Mi madre le coloca una corona a Vale de flores y le entrega una cajita deduzco que son los anillos y le explica algo que no alcanzo a escuchar, volteo hacia mi padre y tiene lágrimas en los ojos y sigue con la mano en el pecho, coloco mi mano sobre la suya
- ¿Te sientes bien? - asiente y suspira –
- Estoy bien, amor... verte así me genera una sensación de devoción infinita, le temía a este día, ver a mi única hija dando un paso tan importante y de mi brazo... compartirte me daba pavor, pero Fran es un chico formidable y un mejor chico para ti no hay, además ese plus me encanta – me señala a Vale y me sonríe, me acerco y le limpio las lágrimas –
- Sabes que te amo, papá – asiente –
- Yo también te amo – volteamos hacia Valentina que repite que nos ama y nos sonreímos –
Empezamos a caminar y mi agarre en el brazo de mi padre es fuerte, decidido, en algún punto la música empieza a sonar y mis ojos se van hacia la decoración, hay un arco de flores bellísimo, hay flores por todos lados, hortensias, peonias y tulipanes engalanan mi boda, el olor transmite paz.