La predicción de Madame Clarice

Capítulo 50.

Agatha.

Fernando giró todo su cuerpo hacia mí y la percepción del espacio en el auto inmediatamente se distorsionó, como si se volviera menos voluminosa. "Lo más probable es que se deba a sus hombros anchos". – pensé y de repente la imagen de su torso desnudo, saliendo de la ducha, apareció ante de mis ojos, pero inmediatamente me recompuse y ordené a mí misma. - "No lo mires así. No mires."

– Seré honesto, Agatha. No soy partidario de andarse con rodeos, - empezó a decir sin una pizca de sonrisa en su rostro. – No me interesa hacer suposiciones y adivinar. Me enganchaste fuerte entonces, en aquel hotel. Créame, fue la noche más inolvidable de mi vida. Incluso pensé en comprarte de Cornelio, creyendo que trabajabas para él.

- ¡No puede ser! - exclamé girándome hacia la ventana para que no viera mi cara, roja de vergüenza. - Era...

- Si, lo siento. Ahora sé que eras virgen, pero en ese momento ni se me ocurrió. Así que estás muy equivocada en mi conocimiento de las mujeres. Me sorprende que alguien pueda confundirte con una prostituta. - Suspiró ruidosamente y continuó. - Luego, en aquellos días de la marmota... aunque no me creas, llegué a conocer un lado diferente de ti. Me gustabas como madre y como persona altamente moral. No culpaste a nadie por lo que te pasó, dijiste que era tu cruz y que tenías que llevarla lo mejor posible.

Casi me atraganté con la saliva ante sus palabras. ¿Como lo supo? Exactamente así lo viví estos años. “¿A lo mejor de verdad le pasó lo que me contó?” – pensé.

- Ahora tú también me sorprendes. A pesar de que tu familia te acusa de robar dinero, dejaste todo y viniste a ayudar a tu padre. Todavía amas a Sam, pero después de enterarte de que se casó con tu hermana, lo tachaste como imposible.

- ¿Por eso me mostraste ese video? ¿Decidiste ayudarme a dejar de amarlo? - pregunté con dolor, recordando lo que vi.

- No, esa no es la única razón. A parte de ser muy hermosa, hay algo en ti que vuelve locos a los hombres, y a primera vista, te aseguro. Así que puedo entender a Sam hasta cierto punto, por eso estaba celoso de ti allí en el hospital.

- Nunca antes había notado algo así en tu comportamiento, - murmuré.

- Traté de ocultar lo mejor que pude mi interés por ti, porque creía que primero debías descubrir la verdad y luego decidir, si me permitirías estar cerca de ti. - dijo.

Lo miré inquisitivamente, incluso abrí la boca para objetar algo en contra, pero él se me adelantó, poniéndome en una posición aún más incómoda.

- Vamos, Ágata. Somos adultos. Entendiste perfectamente por qué no te dejé lavarme ayer. Eres una chica increíblemente hermosa y personalmente me sorprendió saber que trabajas en un hospital como auxiliar.

Me sonrojé aún más. Ahora de una ligera molestia que iba surgiendo en mi alma.

– ¡Pero eso sonó molesto, Fernando! Dijiste eso de mi trabajo, como si fuera indigno.

El hombre negó con la cabeza, cambió de posición y extendió su mano por el respaldo de mi asiento. Poniéndome tensa al instante. Una extraña y punzante ola recorrió mi espalda. ¿Qué estaba haciendo él? Y su mirada ahora claramente no era amigable. No era la misma que antes.

- ¿Por qué? Al contrario. El trabajo de una auxiliar es muy loable, pero no tiene ningún prestigio y probablemente esté mal remunerado.

- ¡Tengo suficiente! – murmuré con los labios fuertemente apretados y me acerqué a la ventana. - Además, el año que viene voy a seguir estudiando, seré una enfermera, como mi madre.

- No te enojes, - dijo Fernando, suavizando su tono. – Esta es tu elección consciente. Nadie te juzga por ello, especialmente en la situación en la que te encontrabas. Dije de tu trabajo porque tú, con tu apariencia, podrías...

Levanté la mano, obligando al hombre a detenerse.

- No digas ni una palabra más, Fernando. De lo contrario, consideraré tus palabras como insultos. Estoy hablando con toda seriedad ahora. No sé cómo perciben otras chicas tus... eh... elogios, pero, para mí no saben cómo dignas.

- Vale, no hablemos de esto, pero volvamos al tema de Botoncito. - él sonrió.

- Adelante, - estuve de acuerdo, sin entender completamente lo que quería.

- No voy a iniciar un juicio, que definitivamente ganaré, y ni siquiera pensé en llevarme a la niña por la fuerza. - Dijo esto no como un ultimátum, sino más bien como una afirmación de hecho. - Pero quiero poder verla y comunicarme contigo. - dijo con tal voz que mi visión se nubló. - Por lo tanto, sugiero que por ahora intentemos vivir juntos como padres de la niña y criar a nuestra hija en una familia completa.

- ¿En qué sentido? – pregunté nerviosa, porque estaba asustada por sus palabras.

- Viviremos juntos durante un año y si no logramos formar una familia, aceptaré cualquiera de tus demandas.

- ¿Una familia? - pregunté de nuevo, sin entender qué quería decir exactamente con este concepto.

- Sí, exactamente una familia con todos los fundamentos y valores. - respondió.

- ¿Tendré que dormir contigo? - Pregunté con cuidado, temerosa de siquiera pensar en lo que incluía la palabra "dormir con él".

- Si te refieres al sexo, entonces no te voy a obligar. - él sonrió. - Aunque no ocultaré este punto, sería deseable para mí. Te dije que compraré un apartamiento para ti cerca de mi piso.

- ¡Juntos, pero no revueltos! - Me reí.

- Alba me dijo que Botoncito le pidió a Santa Claus que le regala a su papá, - suspiró profundamente, ignorando por completo mi risa maliciosa. - La familia, a mi entender, es una unión mucho más profunda y más sería, que la simple atracción sexual de un hombre y una mujer, son planes y valores comunes en la crianza de un hijo. Ya te dije que fue muy difícil para mí, cuando mi padre nos dejó. Todavía recuerdo cómo se fue. Yo ya tenía siete años en ese momento, así que recuerdo cómo él y mi madre discutían en el pasillo detrás de una puerta cerrada, luego él hizo la maleta, me dio unas palmaditas en la cabeza y salió del apartamento. No he oído nada sobre él desde entonces. Me culpé por esto mucho tiempo, aunque no tenía nada que ver con ello.



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En el texto hay: humor, intriga misterio, amor romantica

Editado: 01.03.2024

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