Mariam, Fernanda y Lion conversaban sobre sus planes futuros al terminar la secundaria mientras disfrutaban de un descanso en la cafetería.
—¿Y qué piensan hacer cuando terminen la secundaria? —preguntó Fernanda, curiosa.
—No lo sé, aún no he pensado en eso —respondió Lion con una sonrisa despreocupada.
—Pero si ya terminas el colegio —le recordó Mariam, sorprendida.
—Lo sé... pero por ahora deseo disfrutar de los placeres de la vida, al menos mientras termino el cole —respondió Lion.
—Mmmmm, ya sé a qué se refiere nuestro amigo —dijo Mariam con una ceja alzada, a lo que todos rieron—. Bueno, creo que es hora de dejarte. Ahí viene tu conquista y si nos ve demasiado cerca, se arma una guerra.
—Sí, es cierto. Que la pases bien, Lion... luego nos vemos —dijeron ambas mientras se dirigían a su salón.
Llevaban ya un mes siendo amigos. Lion era algo loco y extrovertido, pero eso le daba su chispa. Sabían lo pícaro que podía llegar a ser. Intentó seducir a Mariam con sus galanterías, argumentando que ella le había coqueteado primero (lo cual era cierto, pero solo para molestar a Blanca). Con el tiempo, Mariam le contó las tonterías de su amiga, y los tres se fueron conociendo mejor. Se podría decir que eran muy unidos, y eso le agradaba a Mariam. A pesar de tener sus propios grupos de amigos, siempre se reunían a platicar en los descansos.
A la mañana siguiente al entrar al colegio, Mariam vio a Lion caminando por los pasillos y, por el otro lado, venía Blanca. Sabía que aún no eran nada oficial, pero estaban en coqueteos. Aprovechando la situación y su deseo de arruinarle el día a Blanca, decidió actuar.
—¡Lion! —gritó Mariam, haciendo que él volteara en su dirección. En cuestión de segundos, se encontraba colgada encima de él como un koala. Al voltear hacia Blanca, vio que su cara estaba roja de enojo, río por lo bajo, pero parece que Lion la escuchó.
—Así que...chaparra, te divertiste —dijo Lion lo más casual posible. Mariam se paró frente a él y solo atinó a sonreír.
—Vamos, Lion, solo fue una broma. Espero que no se lo haya tomado tan a pecho.
—Eres terrible, lo sabes, ¿verdad? Es la tercera vez en la semana que la haces enfadar.
—Solo fue una bromita —dijo Mariam poniendo cara de cachorro. Lion sonrió ante sus ocurrencias. Sabía que se hacía el molesto con ella, pero por dentro se mataba de la risa—. Bueno, nos vemos en el descanso o estarás ocupado.
—Creo que estaré ocupado arreglando algo que la señorita acaba de arruinar —dijo con una voz sarcástica.
—Uy, lo siento. Bueno, nos vemos a la salida, cuídate.
...
Marian ya se encontraba en el salón cuando Fernanda llegó con una cara muy angustiada.
—Mari, tenemos un problema y grande.
—A ver, cálmate y dime qué ocurre. ¿Por qué estás así?
—Se acercan las elecciones escolares y es la oportunidad que hemos estado esperando para lograr una remodelación en el colegio, pero tenemos muchos problemas.
—¿Cómo cuáles? Nos preparamos para esto desde primero. Tenemos las propuestas, el logo de nuestra campaña, el nombre. Solo quedaba buscar a nuestro equipo.
—Sí, lo sé. La profesora de cívica pasó recogiendo los formularios ya llenados, pero no tenemos el formulario. Se lo dije a la profesora, y nos dio plazo para presentar la lista completa hoy antes de la salida. Si no, estamos fuera —dijo Fernanda tan rápido que Mariam casi no logró oír.
—Ok, ese sí es un problema. Ahora habrá que buscar a nuestros integrantes, pero ¿a quienes? ¿Te parece si lo pensamos en el descanso?
—Está bien. Del salón podemos elegir a Matías y Raúl. Son buenos estudiantes y se preocupan por los demás, pero de afuera está complicado.
—Sí, lo sé. Por ahora, vamos a preguntarles a ellos. Si aceptan, solo quedaría buscar a tres personas.
—Mari, tienes razón. Pero ahora el otro problema es que, aparte de nosotros, hay dos grupos más. En una de ellas está la hermana de Blanca y ya se integró Fátima, la novia de Keiser. Nos llevamos mal con las dos, y creo que fueron ellas las que escondieron el formulario.
—Ah, qué pesar. Nos ganamos mala fama por todos lados. Eso no va a ser bueno.
—Sabes que Blanca tiene muchos amigos y todos ellos votarán por su hermana. Además, te ganaste su odio por andar de bromista con Lion, y Fátima siempre nos ha detestado por ir encima suyo en las calificaciones.
—No tengo la culpa de que sea tonta. Además, debería ser yo la enojada; por culpa suya y de su novio me conocen como la rechazada.
—Ve el lado positivo, eres popular y eso ayuda.
—¡Fer!
—Ok, solo fue una broma para liberar la tensión.
Después de esa breve conversación, el profesor entró y empezaron las clases. Antes de salir al recreo, hablaron con Matías y Raúl para ver si aceptaban apoyarlos, y dijeron que sí. En el comedor, se encontraron con Cecilia y sus dos amigas, quienes eran de cuarto de secundaria. Como en el pasado las ayudaron con un proyecto de religión, aceptaron unirse a su equipo.
Finalizada la conversación, llenaron el formulario y lo entregaron antes de la salida. Si creían que iban a derrotarlas, estaban muy equivocados. Darían pelea.
Mariam y Fernanda se encontraban conversando mientras caminaban hacia la avenida principal para tomar carro luego de salir de clases.
—¿Y qué te dijo Lion? ¿Vendría? —preguntó Fernanda, sin terminar de hablar cuando alguien gritó detrás de ellas grito: "¡Buuuu!".
—¡Ahhhh! —gritaron Fernanda y Mariam al voltear y encontrarse con Lion.
—¡Yo te mato! ¿Cómo puedes asustarnos de esa forma? —dijo Mariam golpeándolo con su mochila.
—Ya basta, esa fue mi venganza por lo de la mañana —dijo entre risas.
—A ver, cuéntenme qué pasó. Porque la única que se asustó sin saber por qué lo hiciste fui yo —dijo Fernanda, alzando la voz.