La primera dama

CAP 17: Ellos fueron asesinados

Sofía corrió escaleras arriba hacia su habitación, con Ricardo siguiéndola de cerca. Pero antes de que él pudiera alcanzarla, la puerta se cerró frente a él. 

Sin intención de dar marcha atrás, Ricardo tocó la puerta. Aunque esta no estaba asegurada, no deseaba ser inoportuno. A los dos toques, una voz se oyó desde el interior. 

—¿Qué quieres? 

Sofía, quien se encontraba recostada en el sillón de su habitación, aún estaba en estado de shock. No entendía cómo había llegado una propuesta de matrimonio y aún más, cómo sus padres la habían aceptado. Anteriormente habían llegado propuestas, sin embargo, su familia y ella las rechazaban. De ahí su desconcierto: ¿por qué esta propuesta era diferente? 

Mientras aún estaba perdida en sus pensamientos, Ricardo habló. 

—Princesa, ¿podemos hablar? 

—¿De qué? 

—Solo déjame explicarte por qué te trajimos de regreso y aceptamos esta propuesta. 

—Está bien, pasa. 

Ricardo abrió la puerta y, al verla sentada en el sofá, no pudo evitar sentirse preocupado. Aún en una situación tan complicada y desagradable, ella no mostraba signos de tristeza o enojo. 

—Pensé que estarías llorando. 

—¿Por qué? Después de todo, tengo planeado rechazar la propuesta. Tú conoces mi promesa y aun así lo hiciste. Por el contrario, yo no pienso olvidarlo, aun si han pasado diez años desde que no supe de él. 

Respondió Sofía, tocando el anillo en su mano que le recordaba día a día que Lion se encontraba ahí afuera esperando por ella. Estudió y se preparó tanto como pudo para desempeñar un buen papel y ser de ayuda en sus sueños. 

—Por una maldita vez, ¿puedes olvidarte de ese idiota? ¿Cómo sabes si aún te está esperando? Y si ya tiene una familia formada, ¿eres capaz de destruirla solo por una promesa infantil? ¿Crees que él aún te espera? No seas ingenua y acepta la propuesta. 

—¿Por qué? Aun si deseo morir soltera o esperar por él, no necesito la aprobación de la familia. Soy libre de elegir mi vida, no puedes obligarme a casarme con un desconocido. 

Ricardo se sentía frustrado. Era claro que cualquier cosa que dijera en este momento sería en vano para convencerla. Lo mejor sería decir una verdad a medias. 

—Ellos fueron asesinados. 

Lo dijo en un suspiro casi ahogado y perdiendo la calma por la terquedad. 

—¿Qué dijiste? ¿Quiénes fueron asesinados? 

Sofía no quería creer lo que escuchaba. Si sus suposiciones eran correctas, Ricardo estaría hablando de sus padres adoptivos. 

—La familia Castillo y tu amiga no murieron por el incendio. Ellos ya estaban muertos incluso antes de que iniciara el incendio. Los expedientes fueron eliminados y el caso fue archivado como un accidente. 

—¿Quién lo hizo? 

Sofía entró en crisis. Vivió todo este tiempo con una profunda culpa por la forma en que murieron. Si era un accidente, no podría hacer nada, solo podría dar vuelta la página y vivir bien, como lo querían sus padres. Sin embargo, recordó la última frase que le dijo su abuela en una visita después de la muerte de sus padres. 

"Es tu culpa, si no hubieras aparecido en su vida ellos estarían vivos, eres una asesina.” 

De pronto, se sintió colapsar y cayó al suelo. Un par de lágrimas corrieron por sus mejillas. Tanto tiempo sin dejar salir ninguna lágrima ni pensar en sus padres adoptivos y su amiga solo hizo que su corazón se apretara más y le doliera el pecho de una manera desenfrenada. 

Ricardo no pudo soportar verla en ese estado. Por esa razón, ocultó la verdad por tantos años, pero ahora era el momento de dejarlo salir. Se acercó a ella y la tomó en brazos para luego recostarla en la cama. 

—Sofía, debes calmarte primero para poder hablar. 

—Dime quién lo hizo. 

Sofía lo tomó por los hombros y le exigió la verdad. Tantos años viviendo una mentira y si ahora se desmantelaba todo, era mejor si fuera de esta manera. 

—El atentado fue realizado por la familia Iriarte. 

—¿De qué hablas? Yo ni siquiera los conozco. ¿Por qué harían eso? 

—Eso es algo que debes averiguar tú. 

—No me vengas con chistes, Ricardo. Si lo sabes, habla. 

—¿Y si te lo digo, ¿qué piensas hacer? 

—Voy a matarlos junto con sus cómplices, así como mataron a mi familia. 

—¿No te das cuenta de que lo que dices es una tontería? —Ricardo tomó un respiro y volvió a hablar—. Aunque solo son la tercera familia más rica del país, ahora su fuerza es mucho más grande, dado que está casada con el único hijo de la familia Cooper. Si haces una tontería, antes de que llegues a ellos, las personas más débiles a tu lado van a morir. Aun si a ti no pueden tocarte por la protección de la familia, vas a perder, como en el pasado, a las personas que te importan. 

—¿Y qué quieres que haga? ¿Me quedo con los brazos cruzados viendo cómo viven una vida tranquila y feliz como una gran familia después de haber matado a mis... esas personas y a mi amiga? 

—Claro que no. Por esa razón debes casarte. 

—No lo haré. Dime por qué el atentado. ¿Qué hicieron ellos para terminar muertos? ¿En qué momento los provoqué si ni siquiera los conozco? 

—Prometo que después de tu boda, el día de "Reingar", te lo diré. 

—¿No puedes decírmelo ahora? Además, si me caso con ese tipo, ¿qué pasará con mis planes? 

—¿Te refieres a tus sueños o a Lion? 

—A ambos. No puedo soltarlo así nada más. Dijiste que averiguarías dónde está, pero hasta ahora cada vez que hablo de Lion solo te enojas. 

—Sofía... es mejor que hagas lo que te digo. En cuanto a tus planes de ser primera dama, no te preocupes. Aun si no lo eres de este país, lo serás del país Z. 

—¿A qué te refieres con eso? 

—Tu futuro esposo es candidato a futuro presidente y, por lo que he podido averiguar, está entre los mejores. La opinión pública es importante y lo sabes. En cuanto a Lion, si te casas y ganan las elecciones, si aún deseas volver, puedes hacerlo y con la experiencia que tendrás para ese entonces, ¿no crees que harías un mejor trabajo? 




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