CAP 35: Trauma

La oficina se encontraba al costado de la de Santiago, a pesar de no ser tan grande como la de él, era amplio.

Se le asigno una secretaria nueva, a la cual Enzo le explico su trabajo y después se retiró.

***

Santiago estaba en la oficina. Al ingresar, Enzo le comunicó su itinerario y le informó cómo se había acoplado Sofía al ambiente. Luego, Santiago recordó que había quedado en ir a almorzar con Sofía, así que pidió que reservaran en el mejor restaurante de la ciudad.

—Reserva un restaurante para el almuerzo.

—¿En qué restaurante?

—En el de comida francesa: Amoureux De Toi.

—¿Irá con la señorita Sofía?

—¡SEÑORA! —exclamó Santiago—. Es mi esposa; habla con más respeto.

—La vicepresidenta no desea que se le reconozca como señora —replicó Enzo.

—¿Vas a contradecirme, Enzo?

—No, presidente. Me retiro.

—Está bien, vete.

Que algunos de sus trabajadores conocieran a Sofía como “señorita”, a pesar de saber que era su esposa, le molestaba. Sin embargo, era algo que ella había decidido por miedo a que, cuando se fuera no aceptaran a serena.

«¿Qué dirías ahora si te dijera que me rehúso a divorciarme de ti? Deseo quedarme a tu lado», pensó fugazmente.

Tras terminar el trabajo del día, Santiago apagó su ordenador para salir; sin embargo, recibió una llamada del mánager de Serena.

—¿Qué ocurrió ahora? —dijo, tomando el teléfono.

—Dime, Nico.

—Señor, lamento llamarlo, pero Serena tuvo una crisis... En la filmación hubo una escena en la piscina y, antes de poder entrar al agua, cayó desmayada. Hasta ahora se encuentra inconsciente.

—No te preocupes. Voy para allá.

Santiago salió apresurado de la oficina, olvidando por completo su almuerzo con Sofía. La fobia de Serena a piscinas, lagunas o al mar probablemente era culpa suya, así que no pudo evitar sentirse culpable y preocupado al escuchar lo del accidente.

Tal como antes, al llegar al hospital encontró a Serena inconsciente. Santiago llenó los papeleos y esperó a que ella despertara a su lado. Media hora después, Serena recobró la conciencia lentamente.

Al despertar, vio a Santiago a su lado y preguntó:

—¿Santiago, qué haces aquí? —dijo, mirando nerviosa a Nico, que estaba a su costado—. Nico, te dije que no le contaras nada; no quería preocuparlo.

—Lo siento, Serena, pero te encontrabas mal. Claramente hubo un cambio en la escena: en teoría no habría escena en la piscina, firmamos el contrato así, y ahora lo cambiaron...

—Nico...

—¿A qué te refieres? Termina de hablar.

—Que alguien, que conoce su trauma trato de usarlo para lastimarla, hable con el productor al recibir el cambio de escena, pero dijo que alguien de arriba lo habían pedido así.

Santiago los miró, algo confundido. La empresa con la que Serena filmaba estaba patrocinada en su totalidad por el Grupo Imperio, y él había especificado que las escenas en el agua debían realizarse con una doble o eliminarse. Para que ocurriera un incidente de este tamaño, alguien debía haber movido hilos para provocar tal ataque.

—¿Estás bien? —dijo él—. El cambio de escena claramente fue planificado y lo voy a averiguar. Pero debiste avisarme de cualquier problema.

—Tú me prohibiste ir a la empresa. Creí que estabas enfadado conmigo por lo de Sofía y no quise incomodarte.

—Esto es distinto; una llamada no me habría molestado. La próxima vez que ocurra algo así, avísame.

Serena lo miró con el rostro compungido, agachó la cabeza y lloró.

—Santiago... van a intentar hacerme daño otra vez, como en el pasado... Seguro que Sofía no me perdonó por el accidente de ayer... y si ella hace algo más, tengo miedo.

—¿Estás insinuando que Sofía te lastimó? —Santiago la interrumpió—. Cuida tus palabras, Serena. Ayer hablé con ella y me dijo que no tenía ningún problema contigo; solo pidió que tuvieras cuidado.

—Lo siento... no quise decir eso... —sollozó—. Pero, Santiago... escuché que ahora trabaja en la empresa como vicepresidenta... y creí que... lo siento.

Tras aquello, comenzó a llorar de nuevo. Aunque Santiago no le creyera plenamente, la semilla de duda ya estaba plantada, y su sentido de responsabilidad hacía claro que no la dejaría sola y pasaría más tiempo con ella.

Serena comió en el hospital junto con Santiago y, por sugerencia suya, se dirigieron a una tienda de ropa para futuras madres y bebés; ella lo convenció con el pretexto de comprar un regalo para una amiga gestante.

Lo que Santiago no sabía es que, en todo el camino, un paparazzi los había perseguido y se encontraba tomando fotos de cada movimiento suyo, y para sorpresa suya, logró captar imágenes de Serena mostrando una prenda para bebé delante de Santiago y otra en la que ella lo tomaba de la mano mientras él cargaba la bolsa de compras.

***

Sofía estaba en casa, ayudando a Rosario a cocinar. Al mediodía, al salir de su oficina, preguntó a Enzo por Santiago y este le dijo que había salido por una emergencia, aunque probablemente llegaría al almuerzo. Con eso en mente, Sofía fue al restaurante para esperarlo; sin embargo, por más que esperó, no llegó y tuvo que retirarse. Desconocía lo ocurrido, pero debía ser algo serio.

—Mi niña, ¿por qué traes esa cara? ¿Discutiste con Santiago? —preguntó Rosario.

—No, solo estoy preocupada. ¿Qué urgencia tuvo para que no se reuniera conmigo?

—Debe ser su candidatura o la empresa... tirando de el para los dos lados...lo traen cabezón a mi niño.

Sofia no lo pensó mucho pues como decía rosario Santiago se encontraba ocupado y debió ser esa la razón por la cual no se presentó. Pero como si ya estuviese previsto por más que espero tampoco llego a la cena.

—Mi niña, come un poco —insistió Rosario.

Sofia la miro y se dio cuenta que solo había revuelto su plato mirando a la puerta, pero no había probado ni un bocado. Desde que regresaron de la luna de miel siempre había comido con Santiago y se había acostumbrado a su compañía y a sus conversaciones; por eso no se sentía cómoda comiendo sola.