La primera dama

CAP 37: Pelea

Sofía llegó al hotel Daryan y se dirigió al restaurante. Un hombre alto, de contextura gruesa y con gafas esperaba por ella; a su lado había una joven evidentemente hermosa y de la misma edad que Sofía.

—Sofí, por aquí —la llamó la joven.

Se levantó, saludó a Sofía levantando la mano, pero aquello duró poco: el joven a su lado la volvió a sentar de un jalón.

Al llegar, Sofía no pudo evitar sonreír al ver a su amiga.

—Aisha, qué alegría verte. ¿Por qué no me avisaste que vendrías?

—Hola, Sofía.

—Rojan, hola. —dijo Sofía viendo al joven que se encontraba sentado, quien asintió en forma de saludo.

—Quería darte una sorpresa, además de invitarte a mi boda.

—¿Tú? ¿Con quién te casas?

Ante la pregunta, la joven sonrió y tomó de la mano a Rojan, dejando clara su relación.

—No es muy apresurado —dijo Sofía—. Disculpa si te ofendo, Rojan, pero esta pequeña es muy impetuosa; tiene una energía enorme: si está feliz, lo demuestra; si está enojada, también. Hace poco le tenía miedo y ahora se casa. Parece irreal.

—Lo sé, pero la amo —respondió Rojan.

Aisha puso pucheros por los comentarios de Sofía, cruzándose entre la ternura y la vergüenza.

—Y lo dice quien se casó una semana después de regresar; yo nunca conocí a tu esposo. Debería enfadarme contigo y no invitarte, pero no lo estoy haciendo —dijo Aisha, riendo.

—Está bien... cálmate. Ahora cenemos. —respondió Sofia, riendo.

...

En la casa de Sofia y Santiago había comenzado un conflicto desde que se supo de la noticia, al anochecer llegaron los padres de Santiago y decidieron esperar a su nuera e hijo. Pero al ver que tardaban, Umberto decidió llamar porque temía que, si estaban molestos el uno con el otro, lo más probable sería que Santiago se quedara en la oficina y, si eso ocurría, el problema nunca se resolvería.

A los dos pitidos Santiago contesto la llamada, al momento en que su padre lo llamo se encontraba manejando, así que lo conecto al auto y contesto.

—Sí, papá… estoy de camino a casa… Sofía no está ahí… está bien.

Después de la llamada, Santiago llamó a Enzo para que le diera la ubicación del auto; al tener GPS sería más fácil ubicarlo. La dirección arrojada indicaba que Sofía estaba en el hotel Daryan. Se apresuró a llegar y, al pasar por la recepción para preguntar si había alguna habitación a nombre de Sofía Cáceres, notó desde el fondo del restaurante a dos personas conversando amenamente: una de ellas era Sofía.

—Señor… —la recepcionista iba a responder la pregunta, pero Santiago ya no estaba, por lo que no le dio más importancia.

Al llegar a la mesa de Sofía, Santiago se dio cuenta de que la persona con la que ella estaba reunida era justamente quien aparecía bailando con ella en el video.

—Esta es una nueva forma de demostrarme tu enojo, Sofía: salir con tu amante —dijo él, con voz cortante.

—¿Él es tu esposo? — Pregunto Rojan mirando a Sofia.

-Así es…lamento el malentendido, me despides de Aisha me tengo que ir.

—Sofía, sabes que si pasa algo malo puedes confiar en mí.

—Lo mejor sería que no te acercaras a mi esposa —contestó Santiago, serio.

Después de esas palabras quiso tirar de la mano de Sofia, pero Rojan lo detuvo.

—A una dama no se le trata así. No sé cuáles sean tus problemas, pero trátala con más cuidado. Es una flor hermosa: si la aprietas demasiado, puede marchitarse.

Rojan se quedó sentado viendo cómo se marchaban. Aisha volvió a la mesa tras ir al baño y descubrió que su amiga ya se había ido.

—¿Tan rápido se fue y ni me avisó? —se quejó.

—No te enfades. Dijo que me despidiera de ti en su nombre, vino su esposo y se la llevo.

—Ese idiota estuvo aquí… llegue demasiado tarde o de lo contrario lo hubiera golpeado. —dijo Aisha, exaltada.

-Eres muy débil de seguro no lo derribabas. —bromeó Rojan, sonriendo.

Aisha hizo un puchero por lo cual Rojan solo pudo asentir en todo cuanto pedía, tal vez fue eso lo que lo enamora día a día, su personalidad de defensora o heroína aun si nadie le pidió ayuda ella se metería y, por otro lado, tal vez también sea su mayor defecto ya que no todos desean ser salvados.

...

En el auto, Sofía permanecía en silencio; no quería hablar con Santiago. Tenía un nudo en la garganta que la incomodaba. Él la miró y luego habló:

—Mis padres nos esperan en casa. Probablemente sea por el escándalo de la mañana.

—Descuida —respondió ella—. No diré nada tonto. Tengo claro cuál es mi papel en este juego y no planeo fallar.

—Nuestra relación es solo un juego para ti.

—Probablemente sí: un juego, una farsa que repetiremos día tras día hasta el divorcio.

—Eres de corazón frío, una mujer sin sentimientos. Aún no hemos firmado los papeles de divorcio y ya has buscado un amante.

—Si no sabes cómo fueron las cosas, no hables —replicó Sofía, con voz contenida.

—¿Y cómo fueron? —insistió él—. Me sorprende tu capacidad de conquista: a la primera pelea buscas a alguien que te consuele. Es bueno en su trabajo, Sofía... ¿es por qué te gusta vivir una vida libertina que deseas tanto el divorcio?

-Es mejor que te calles. No digas palabras de las cuales luego te puedas arrepentir, tu no sabes nada de mí.

-Por lo mismo que no se nada de ti pregunto, ¿con cuántos has estado mientras esperabas a ese supuesto amor?

Sofia sentía que iba a estallar, era ella quien claramente debía de estar molesta y ofendida, por toda la humillación que estaba pasando al ser tratada como una amante, pero ahora todo se había vuelto contra ella, volviéndola una mujer libertina…jamás se había sentido tan humillada como lo sintió hoy y claramente esto en su interior había fractura aquellos buenos recuerdos que tenía con Santiago.

Al principio creyó que después del divorcio no habría inconveniente alguno y cada uno seguiría su camino como si nada hubiese pasado. Sin embargo, él decidió interferir en sus planes, volviéndose más cercano, dándole esperanzas de continuar como amigos cuando todo terminara. Pero ahora veía que, aunque fueran extraños, las cosas no volverían a repararse.




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