La primera dama

No tienes que fingir

-Mi intención nunca fue lastimarte, pero no voy a divorciarme de Sofia.  

Al escuchar esto Serena entro en desesperación y comenzó a hablar para justificarse.  

-No es cierto, todo esto lo dices por lo que hice verdad, prometo dejarla en paz...  

-No es eso.  

-Tienes que entender que lo hice por amor, ella me lo robo todo en el pasado, yo la odio y al verla tan cerca de ti me causo celos.  

Santiago la tomo por los hombros la miro fijamente y hablo.  

-Escúchame, nunca te hice promesas falsas, dije que te protegería de Ricardo y Sofia, lo planeo hacer, pero lo que hiciste es algo que no puedo perdonar.  

-Santiago, te amo y lo has sabido siempre, si no hubiera sido por ella nos hubiéramos casado y podríamos haber tenido una linda familia.  

Santiago al ver su renuencia, perdió la paciencia y hablo irritado.  

-Eso no justifica tus actos, solo te voy a pedir como te lo dije antes, no te vuelvas a acercar a Sofia ni intentes lastimarla.  

Dicho esto, Santiago la soltó y planeo irse, Serena cayó al suelo de rodillas comenzó a llorar, pero no quería dejarlo así, por lo que se aferró a los pies de Santiago y suplico.  

-Santiago no me dejes, no tengo a nadie, estoy sola en este mundo, si tú me abandonas voy a morir por favor.  

-Me enamore en el pasado de tu valentía y coraje por enfrentar los problemas, esa valentía que me salvo sin importar su vida, hoy no reconozco nada de eso en ti. Por ese pasado no planeo presentar ninguna demanda y tampoco hare ningún escándalo, continua tu vida de la mejor forma.  

Retiro las manos de Serena y camino a la puerta para irse y a espaldas suyas solo se escuchaba el llanto de serna.  

-Santiago no me abandones.  

***   

Después de cambiarse Sofia descanso un rato en la oficina de Santiago, pero luego, salió de la oficina y empresa, sea lo que sea que deba enfrentar debía hacerlo de la mejor manera.  

Al salir todo parecía sorpresivamente más tranquilo, se dirigió a la casa y la primero en encontrar al entrar eran a sus mascotas Max y Rex se encontraba sueltos y corrieron en su dirección en cuanto la vieron.  

-Los extrañe preciosos.  

Se inclino y como si pudiesen notar la tristeza en su amo, los perros empezaron a acariciarla meneando la cola y dándole lamidas en la cara.  

-Estoy bien, ahora me dirán quien los soltó.  

-Max Rex no corran.  

Detrás de los perros venia corriendo Lina la nieta de Rosario, era una joven de 16 años que venía raras veces de visita.  

-Lina, tu soltaste a estos monstros.  

-Estaban muy tristes amarrados así que...  

-No te estoy regañando, me alegra que tengan con quien jugar, estoy todo el tiempo afuera y no tengo tiempo para hacerles cariño y luego se me deprimen.  

Dijo Sofia acariciándole la cabeza de ambos perros con ambas manos.  

-Entonces puedo seguir jugando con ellos.  

Dijo la joven con una sonrisa y unos ojos destellantes de la emoción.  

-Llévalos, Max, Rex vayan con Lina, debo hacer algo.  

Luego de eso la joven salió corriendo con los perros, la casa tenía un patio amplio por lo que no romperían nada, a no ser que quisiesen destruir el jardín.  

Sofia entro a la casa y al pasar por la cocina se encontró con rosario preparando la cena.  

-Mi niña, como estas.  

-Bien, supongo nana.  

Rosario dejo de picar las zanahorias y se acercó.  

-El joven es muy tonto peo ya vera.  

-Jaja...vi a tu nieta, jugando con los perros.  

Dijo Sofia tratando de cambiar de tema, dado que le incomodaba hablar de Santiago.  

-Hay esa niña, me va dar algo, como es que suelta a esas cosas, no piensa que la van a morder.  

-Calma nana, los perros no son agresivos por lo que no harán nada, me retiro a ver unos papeles y luego ceno.  

Sofia subió las escaleras y al llegar a su dormitorio reviso los documentos, que tenía y además de eso tuvo una junta con el partido, dado que dijo que este año regresaría a tomar posesión de todo la estaban esperando con ansias, sin embargo, les dio la noticia de que lo previsto se cancelaria.  

***   

Santiago llego a la casa y al ver a Rosario poniendo la mesa pregunto.  

-Y Sofia.  

Rosario lo miro indiferente y contesto.  

-Es su cuarto, pero luego baja.  

-Nana...  

-Que quieres que te diga, como es que te crie para acusar de semejante barbaridad a una dama tan reservada como Sofia.  

-Se que fui un tonto nana, pero ahora debes ayudarme para que me perdone.  

Santiago, apreciaba bastante a Rosario quien siempre lo acompaño en todo momento, y ciertamente solo con ella podía comportarse como un niño tal y como Rosario lo decía.  

-Yo que ella no lo haría-dijo mientras colocaba la mesa-...ayer estaba consolando a su madre, de lo contrario te hubiera agarrado a garrotazos por bruto.  

-Nana...debes ayudarme.  

-Ella no te va a perdonar fácil...ehh.  

Hablo Lina a espaldas de él.  

-Mocosa tú, que haces en mi casa, y porque te metes en mis problemas.  

-Adivina que-dijo Lina mientras mordía una manzana-me volví fan de tu esposa y si veo que tatas de lastimarla o algo le pasa por culpa de la actriz de quinta esa, me vas a conocer.  

En medio de platicas y discusiones, Sofia bajo a cenar, al ver a Lina parada cerca de Rosario y Santiago, se acercó a él con la intención de parecer la pareja perfecta, sin embargo, Lina se atravesó tomándola de la mano.  

-No tienes por qué fingir estar bien con este hombre, se pelearon no actúes diferente por mi presencia, date a respetar ni que crea que por decir en televisión nacional que tú eres su esposa lo vas a perdonar.  

Sofia miro atónita a Santiago y pregunto.  

- ¿Qué hiciste?  

-Solo dije la verdad, no podía permitir que un atentado más ocurriese.  




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