La primera dama

Dormir juntos

Al ingresar al baño, el vapor del agua tibia de la bañera inundaba toda la habitación haciendo que el vidrio se empañase, al correr las cortinas de la ducha, un hombre a sus 33 años se encontraba recostado en la bañera, y con sus complexiones perfectas lucía como modelo sacado de revista o aún mejor.

Sofía se acercó a Santiago y tomó el mango de la ducha para mojar un poco su cabello, en el momento en el que ella tomó asiento uno de los extremos de la bañera al costado de su cabeza, Santiago inclino un poco está en su dirección, y observaba fijamente cada expresión en el rostro de Sofia, tenerla cerca y pendiente de él lo hacía sentir como si nada de eso fuese una mentira, en ese pequeño espacio solo eran una pareja casada tomando un baño y eso lo hacía sentir feliz, si solo pudiese detener el tiempo o hacer que días así durasen en una eternidad.

Cuando Sofía era una niña, siempre lo persiguió dándole calidad a su corazón, nunca lo supo porque pensó que siempre la tendría a su lado corriendo feliz y haciendo promesas de permanecer juntos cada cumpleaños, pero el día en que llegó Serena, aquel cumpleaños suyo número 20 vio por primera vez,  en el rostro de la niña que siempre parecía brillar más radiante que cualquier otra flor, tristeza, y en esos ojos que con solo mirarte podías ver un cielo estrellado sin necesidad de esperar anochecer teñirse de lágrimas, aquella niña que año tras año desde que pudo hablar y caminar corría detrás suyo cantando antes de partir el pastel, ese año no cantó ni dijo que cumpliría sus deseos y que siempre estarían juntos, se sintió vacío aquel día pero aún así no le prestó atención, y lo que ocurrió después hizo estallar todo y la alejó, si tan solo no hubiese sido tan tonto probablemente Sofia estaría a su lado y no tendría esta ansiedad en su corazón de que en cualquier momento pudiese ser abandonado.

Después del lavado Sofia salió, en todo el proceso solo pudieron robarse a una que otra mirada más no cruzaron palabras y aún así pudieron estar cómodos el uno con el otro.

Después de que Sofia saliese del baño, Santiago se quedó ahí, al terminar su baño pasó al armario pues había una puerta que compartía el armario con el baño y no había necesidad de pasar al la recámara sin estar vestido.

Cuando salió al cuarto, Sofía no se encontraba por lo que asumió que se fue a bañar a otra habitación, se recostó en la cama con la laptop sobre sus piernas, para revisar como se encontraba en las encuestas, había estado inactivo estos días en el hospital, la herida no había sido grave ya que no afecto ningún órgano y sólo se hizo la operación para la extracción de la bala por lo que la recuperación y cicatrización completa no demoraría más de medio mes, más allá de eso podía movilizar por completo el brazo sin ayuda, pero al tener a Sofia cerca, fingió estar convaleciente para que ella lo ayudase. Al revisar las encuestas pudo observar que se encontraba liderando, si de por sí la opinión pública es vulnerable y en cualquier momento podía cambiar tenía plena confianza en sus propuestas pero, también tenía claro que eso no lo es todo para la sociedad y más cuando se trata de las personas que aman la imagen de uno. A pesar de que al inicio de año se esforzó en sus propuestas, no logró liderar las encuestas, dado que las personas preferían a un hombre de familia y más que eso querían un presidente que comprendiese sus problemas y no creían que Santiago estuviese calificado, por el simple hecho de haber nacido con una cuchara de oro, lo que los hacía pensar firmemente que era un corrupto que deseaba robar al país.

Cuando Santiago se encontraba aún mirado la pantalla de la laptop se escucho un ruido proveniente de la puerta por lo que volteo en la dirección del ruido y observo a Sofía con un piyama color rosa, traía un pantalón y una blusa de tiras de seda, sujetando su cabello en una mano y en la otra una toalla tratando de secarla, por lo cual no le prestó mucha atención a Santiago quien se encontraba recostado el la cama, se dirigió al tocador y tomó la secadora, sin embargo antes de que pudiera usarlo, Santiago se lo arrebato.

-Déjame hacerlo por ti.

-Puedo hacerlo sola entregármelo. – dijo extendiendo su mano para que se lo entregase.

-Lavaste mi cabello, déjame ayudarte y así nos vamos a dormir temprano.

-Sofía le arrebato la secadora y hablo.

-Te ayude por que no podías hacerlo por ti mismo, además de eso creí que no podías mover tu brazo por la herida.

-Es así. – Santiago rasco su cabeza y luego volvió a la cama dejándola en el tocador mientras secaba su cabello.

-No vas a dormir ahí o si. Pregunto Sofia al verlo recostarse en la cama.

-Pretendes que duerma en el sofá con el brazo lesionado, esposa no puedes compadecerte un poco de mi.

-Por qué te compadezco lo digo, si duermes conmigo puedo golpear te, ya que me acostumbre a vivir sola, no me gusta compartir la cama.

-Ya hemos dormido juntos una vez, no creo que sea tan complicado. – dijo Santiago, acomodando se a un lado de la cama para que Sofia pudiese dormir tranquila.

Sofia se acerco a la cama al ver que no podría ganar en esta disputa, por lo menos llegaría a un acuerdo.

-Bien…tu duermes en tu lado de la cama y yo en la mía así no podré lastimarte.-decía Sofía mientras colocaba almohadas en el centro de la cama, después de haber terminado de secarse el cabello.

Santiago la vio, y no puedo evitar reírse, luego de eso de un tirón la jalo a sus brazos, y la aprisiono.

-Suéltame.

-No, así es más cómodo, como te dije no le veo nada de malo, además ya extrañaba tenerte entre mis brazos.

-Tu…no estás herido por que tienes tanta fuerza, suéltame o no te vuelvo a hablar.

-Digamos que estoy casi recuperado, y creo que voy a arriesgarme a tenerte enojada todos los días si puedo dormir contigo así.

-Que gracioso, suéltame Santiago.

-No y ahora duerme.- Dijo Santiago mientras acariciaba el cabello que bajaba por su cintura.




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