La primera dama

te amo

A la mañana siguiente Sofia despertó y sintió unos brazos alrededor de su cintura, volteo a ver a de quien era, y se encontró con el perfecto rostro de Santiago, quiso gritar pero se reprimió el grito aun no quería enfrentarlo, levanto la sabana que la cubría y descubrió que se encontraba solo con ropa interior y Santiago tenía marcas en el cuello además de que se encontraba sin camisa, solo con pantalones o eso es lo que logro a ver, se levantó, recogió su piyama que se encontraba tirado cerca de la puerta.

“Qué demonios paso anoche…hash…me duele horriblemente la cabeza, cuanto tome.”

Luego de eso se dirigió a su cuarto y tomo una ducha, se colocó un vestido en tiras con sandalias, al verse en el espejo pudo notar marcas en su cuello y cerca de su pecho era claro que algo realmente malo paso en su borrachera.

Bajo a la cocina y se puso a cocinar algo para llenar su estómago dado que tenía hambre, pero antes de eso miro hacia la sala y se dio cuenta de que su bata se encontraba tirada.

Recordó que el día de ayer, había bajado después de ducharse, tenía un piyama corta en tiras, dado que este era un espacio en el cual ella había decidido vivir no tenía por qué usar piyamas grandes, la casa fue anteriormente de Ricardo, pero este se lo regalo, por lo cual, al tener la idea de vivir sola, en su armario no había piyamas grandes, luego de eso bajo porque conversaría con Santiago.

Esa noche tenía planeado contarle todo, con respecto a Leandro, su pasado y la posibilidad de que no fuese Sofia si no una usurpadora, esos pensamientos causaban un revuelo en su cerebro por lo que para relajarse abrió una botella de tequila y comenzó a beber, como Santiago se demoraba siguió bebiendo, luego de eso solo tiene fragmentos en su cabeza.

***

Santiago se levanto y toco a su costado de la cama, se percató que Sofia ya se había levantado, se dirigió a la ducha y se bañó, en su mente se reproducían las imágenes de lo ocurrido anoche, Sofia era una mujer encantadora y la deseaba de una manera irremediable, pero no  quería que una noche de pasión solo fuese disfrutada por uno, quería estar con ella , pero quería que estuviese sobria que recordase todo, por lo tuvo que atrapar las manos de Sofia que cada vez se deslizaba mas y mas por su cuerpo, las coloco en el estómago de Sofia y luego la abrazo, para que no pudiese hacer algo, a los pocos minutos se quedó dormida.

Salió de la ducha y no pudo evitar sonreír al ver las marcas en su cuello, mientras imaginaba la reacción de Sofia, al verse de esa forma y en su cama.

Bajo las escaleras, en la cocina se escuchaban ruidos por lo que se acerco y pudo ver a Sofia cocinar, tenia un hermoso vestido color azul en tiras y una coleta, lo cual dejaba ver su cuello y las marcas en ella, no pudo evitar que una sonrisa apareciera en su rostro.

Se acerco a Sofia y la abrazo por la espalda, rodeando con sus brazos su cintura.

Sofia se sorprendió por la repentina aparición y acción de Santiago por lo que sobresalto, sin embargo, Santiago no se alejo si no que le dio un beso en la mejilla.

-Buenos días…esposita.

Su tono coqueto se daba a relucir.

Sofia apago la estufa y volteó a verlo aun en los brazos de Santiago.

-Yo…yo…ayer estaba ebria.

-Jaja…entonces me estás diciendo que no te acuerdas de nada.

Sofia negó con la cabeza, esa acción hizo reír a Santiago, la había visto, enojada, llorando y feliz, pero verla tímida era una de las expresiones que más disfrutaba.

-Pero sí sé que no llegamos tan lejos.

-Así y como. -Santiago la apego más a él y pudo notar el leve rubor en su rostro.

-Solo que pues tu…estabas vestido y…

-Y? …podemos recrearlo si no te recuerdas. -dijo Santiago con picardía.

Sofia lo miro y lo alejo par luego dirigirse llevando la jarra con jugo y algunos panecillos recién horneados, Santiago la siguió y se sentó, la quedo mirando, si bien es cierto que nada había pasado le agradaba ver su rostro avergonzado, además de que tenia dudas con respecto a como se había dado cuenta que no paso nada si se encontraba ebria y como dijo no recordaba nada.

Sofia sirvió el jugo en los vasos y luego volvió a ver a Santiago.

-Yo…yo nunca he estado con nadie…y no había rastros de nada.

- ¿Qué?

Al escuchar esto Santiago se quedo atónico, si sabia que ella jamás había salido con nadie, pero jamás creyó que Sofia no hubiese estado con nadie, y mas en este siglo donde los jóvenes veían todo diversión, era cierto que era una mujer única y conservadora lo cual hizo que su corazón se sintiera más pesado al recodar como la trato cuando creyó que se estaba viendo con aquel indio.

Sofia solo se encontraba sentada comiendo, tenia el rostro enrojecido, se encontraba tranquila y feliz de que su relación no hubiese cambiado mucho sin embargo aun no comprendía, el por que Santiago no quiso estar con ella, eso hizo que su corazón de alguna manera se sintiera herido e incómodo.

-Porque, cualquiera en tu lugar se habría aprovechado de una mujer débil.

-No estoy interesado.

Al escuchar esas palabras, algo en el interior de Sofia sintió fracturarse, no sabía que, se había acostumbrado tanto a Santiago que esas palabras le daban a entender que el solo amaba a Serena y pronto se divorciarían.

-Ya veo.

Dicho esto, se levanto de la mesa y salió casi corriendo, pero Santiago la volvió a sujetar de la mano y luego la abrazo por la espalda.

-No quiero que malinterpretes mis palabras, quiero estar contigo hoy mañana y siempre, pero no de esa forma, quiero que lo recuerdes todo, mis manos sobre tu cuerpo, nuestros alientos, pesados, nuestros labios unidos, quiero todo de ti, pero no deseo que sea de esa forma, quiero que lo disfrutes y no ser el único.

Sofia quería huir, pero escuchar sus palabras la calmaron a ella, pero no a su corazón que latía acelerado y su cuerpo templaba ante su toque.




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