La primera dama

UNA NOCHE INFERNAL 1ERA PARTE

-Como te casaste con Regina, ¿por qué?

-Eso…-Leandro se rasco la cabeza. -ella siempre fue mi prometida.

Aquellas palabras, fueron un baldazo de agua fría para Sofia, retiro su mano, la cual era sujetada por Leandro, como era eso posible, el prometió casarse con ella aun estando comprometido, entonces no solo arruino una relación si no dos.

-Por qué…

-Escúchame…tenía planeado terminarla, ya lo había conversado con mis padres, todo iba bien, pero luego de tu muerte no me importo nada y en una de esas borracheras, me termine acostando con ella, Regina salió embarazada, no había forma de que una familia acaudalada permitiera la humillación de que su hija tuviera un hijo fuera del matrimonio y más del hecho de que mis padres no permitirían de que un miembro de la familia Cooper fuera señalado, por lo que me obligaron a casarme.

Sofia se sintió asqueada de todo lo que escuchaba, no solo su vida fue arruinada si no la de Leandro también, todo por el asqueroso dinero el poder y responsabilidad que este traía consigo.

-Creo que debo irme.

Leandro no dejo que se fuera, al contrario de eso hablo.

-Ella y yo no tenemos nada, somos muy buenos amigos por el niño, pero no mantenemos una relación de pareja, incluso ahora ella sabe que estoy contigo, desea que pueda ser feliz, es una buena persona.

-Y me estás diciendo que no te enamoraste de una mujer así, lo mejor será que esto termine gracias por la información.

-Aun si ella es muy buena o todo lo que digas, no la amo y nunca lo hare, lo intente como no te imaginas, pero no puedo olvidarte, te amo Sofia.

“Que era esto”, era uno de sus pensamientos, se le habían declarado dos personas en un mismo día, no pudo contestarle a Santiago por que tenia claro que amaba a Lion, pero por alguna razón tampoco pudo contestarle.

-…

-Se que ahora estas confundida, ten. -dijo quitándose el collar con el anillo y se lo volvió a colocar en la mano. -aun si te lo quitas no me lo devuelvas hasta que hayas tomado tu decisión final, hasta que sepas que no volverás conmigo, aun tengo la esperanza que eso no suceda.

Sofia lo miro, no dijo palabra alguna, solo se dio la vuelta y camino ala salida, deseaba desesperadamente irse.

Al salir del restaurante, se dio cuenta de que era tarde, había venido en un taxi, por lo que no tenia que preocuparse por  un auto o llegar temprano, camino perdida sin rumbo fijo, se quito los tacones que tenia y los llevo en la mano.

Sus ojos mostraban un alma basia y rota, tenia tanto dolor, era insoportable, la persona que la reconforto siempre, no solo resulto ser un hombre frío, calculador y manipulador, sino que además de eso la había vendido.

“Jaja…Mariam si alguien debe ganarse el premio por la estúpida e ingenua del año eres tú, nunca cambiaras, no importa cuanto te lastimen aun crees que existe bondad en el mundo.”

Con eso en mente siguió caminando, los focos del camino la alumbraban y por mas que algunas personas se llegasen a cruzar con ella, no podía notar a nadie, su mete divagaba una y otra vez, en como la traicionaron, se preguntaba si Santiago sabia algo de lo ocurrido.

 “Tal vez él también fue su cómplice.”

Llego a la casa y al tocar el timbre una sirvienta salió, al verla de esa forma se asombró enormemente, tenía el cabello revuelto y enredado por el aire, los tacones en la mano y los pies estaban sangrando, no le presto atención y siguió su camino hasta el despacho, era la hora correcta 7 de la noche, su hermano debía estar ahí.

Al abrir las puertas del despacho tal y como lo imagino Ricardo se encontraba sentado de espalda en su escritorio, el humo inundaba toda la habitación, pero aun el permanecía sentado de una manera tranquila.

-Mi hermanita ha llegado, pero es una lastima que no hayas tocado la puerta, reunirte con ese bastardo hace que pierdas tus modales princesa. - hablo aun sin voltear.

Sofia recordó todo cuanto dijo Leandro y la rabia recorrida todo su ser y grito enojada.

-Cállate!!!…tu eres el único malparido acá.

-mmmmm…darte tantas libertades, te ha vuelto caprichosa y vulgar es momento de poner límites no crees.

-No te tengo miedo…todo este tiempo solo me utilizaste para logras tus objetivos no es así.

-Ya veo…logro ponerte en mi contra es increíble…no olvides quien te ayudo en todo Sofia.

-Soy Mariam no Sofia…ese nombre es de la muerta de tu hermana.

De pronto se escucho un ruido metálico. Ricardo volteo apago su cigarro en el cenicero y la miro con claro enojo en su rostro.

Se levanto de su asiento y camino hasta Sofia, al sentir su presencia Sofia dio unos pasos atrás y mas al notar el arma en su mano.

El lo levanto y lo cargo para luego apuntar con ello en la cabeza a Sofia, al ver eso Sofia cerro ojos inconscientemente.

-Tienes razón, mi hermana no es una cobarde…dices que está muerta, entonces tú también de varias estarlo.

-Estás loco.

-Lo estoy…si, que te dijo el bastardo ese, que yo realice una obra ahí, si lo hice, esa maldita pocilga donde vivías necesitaba una pista, hable con algunos funcionarios y la municipalidad para acelerar el trabajo.

-Tú lo sabias…-dijo Sofia derramando lágrimas.

Ricardo se rio ante sus palabras.

-Ese día madre dijo que te quería en casa temprano, estaba decidido a todo para traerte…

-Ahhhhh…-Sofia grito del dolor al escuchar sus palabras.

-Me crees un maldito demonio no es así, a tus ojos soy un villano que no merece la vida.

Dicho esto, giro el arma y le alcanzo el mango, Sofia lo miro confundida, sin embargo, Ricardo no esperaría su reacción tomo ambas manos de Sofia y la obligo a tomar el arma.

Al sentir el arma helada en sus manos, también su corazón se helo, recordó como lloro y grito la noche del incendio a causa de sus muertes y el odio se apodero de ella.




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