La primera dama

el pasado duele

Cuando desperté estaba en un hospital…mis padres y mi hermano a mi lado, no tuve valor para mirarlos y solo volteé a un costado a seguir llorando.

-Has perdido tu vuelo, pero apenas te recuperes te iras. -dijo mi padre con evidente enojo.

-Cariño, no puedes hacerle esto a la niña.

-COMO NO…COMO SE ATREVE A DEFENDERLO DESPUÉS DE TODO LO QUE ÉL DIJO…DE QUE SIRVIÓ, MIRA ACASO ESTA ACÁ…HUYO COMO UN COBARDE, ESPERO QUE AHORA SI ENTIENDAS QUE ÉL TE ABANDONO, TERMINO SUS LAZOS CON NUESTRA FAMILIA.

-Padre cálmate…hablare con ella­. -dijo mi hermano.

-Mi madre se llevo a mi padre y yo me quede con Ricardo, no podía dejar de llorar…él se acercó a mí y me consoló.

-Princesita…yo lo siento. -fue lo primero que dijo, escondí mi rostro en su pecho y lloré aún más fuerte, solo él podía comprenderme. -No pensé que las cosas fueran a terminar de esta forma…es culpa mía.

Lo mire y seque las lagrimas que empezaban a bajar por su rostro y negué con la cabeza.

» Si…si tan solo no hubiese participado en aquella licitación…pequeña tú lo sabes, no soy de lastimar a nadie sin ninguna razón, esa familia te humillo…por culpa de su hija tu compromiso y mi amistad termino. -mientras limpiaba mis lágrimas y las suyas me di cuenta que no sabía de quien eran las lágrimas en mi mano por todo lo que había llorado. -yo solo…gane aquella licitación y con eso los excluí del mercado, nunca los mande a matar…me entere al igual que todos que los encontraron muertos a ambos en aquel lugar.

-Te creo…-decía mientras lo consolaba y me consolaba. -me iré…mañana mismo…consigue un vuelo para mi hermano.

Ricardo me miro, sus ojos mostraban asombro y tristeza. -puedes quedarte por mi…si deseas conseguiré que mis padres no te comprometan…solo no me abandones, no ahora. -dijo mientras sostenía mi mano.

Quite mi mano y me voltee. -yo lo siento…lo siento hermano…necesito curar mis heridas y por ello debo irme…no puedo quedarme, todo aquí me recuerda a él.

-Solo él importa…puedes pensar en mi…te necesito Sofi…por favor.

-Yo…no…puedo.

Ricardo se levanto y limpio sus lagrimas para salir tirando la puerta. Después de que se fuera llore, llore como nunca lo había hecho…mi hermano rogaba porque me quedara, pero no podía, quería olvidarme de Santiago, si me quedaba solo lo extrañaría y desearía correr a sus brazos aun si él me odiase.

Llore tanto que me quede dormida…la enfermera vino a darme de comer, le di unas cucharadas, pero al no ver a nadie cerca rompí a llorar…le dije que se fuera a la enfermera y volví a llorar por lo patética que se había vuelto mi vida.

A la mañana siguiente vino solo mi madre a recogerme.

-Ricardo…porque él no vino. -pregunte a mi madre, pero ella solo negó con la cabeza y mi corazón se encogió quería llorar.

Cuando mi madre me vio, se acerco a consolarme y vi como ella también derramo algunas lágrimas.

-Quete parece si vamos de compras antes de que tomes tu vuelo eso siempre te devuelve el ánimo.

-Está bien dije desganada.

Mi madre y yo fuimos a un centro comercial y compramos todo cuanto quisimos…al salir nos dirigimos al auto cuando cuatro personas encapuchadas corrieron hacia nosotras, noquearon a nuestros guardaespaldas y me tomaron en brazos lejos de mi madre.

-Sofia…devuélvanme a mi hija.

-Mamá…mamá. -Grité tanto como pude cuando me metieron a la camioneta, vi como mi madre cayo en la baranda mientras se tomaba del pecho y sacaba su teléfono…quise gritar, pero sentí un golpe en la nuca antes de…

***

-Ahhhh…aghh…aghhh. -dijo mientras se sentaba en la camilla luego de ese trance. Santiago escucho los gritos y entro, el medico quería sacarlo, pero al ver el estado de Sofia, salió dejándolos a ambos juntos…Sofia se había hecho una bolita y escondía su rostro entre sus rodillas mientras lloraba.

-Sofia…amor…estas bien. -dijo intentando calmarla mientras la acariciaba.

-Quita tus manos de mi…no me toques, no se te ocurra tocarme o me iré y nunca mas me veras en tu vida. -dijo con la voz quebrada.

-Sofia…hice algo mal. -Santiago se encontraba realmente asustado no entendía la actitud de Sofia, hasta que los fragmentos de pasado volvieron a su cabeza como si le dijeran en verdad no lo sabes. -Sofi déjame explicarte como fueron las cosas.

-Es por eso que me ocultaste la verdad en la casa de playa…diciéndome que lo mejor seria que yo lo recordase por mi misma…fuiste un maldito cobarde Santiago. -decía mientras lo golpeaba. - un maldito cobarde, por culpa tuya estuve perdida años, por culpa tuya y de esa mujer…mi vida se destruyó…te odio…al igual que a ellos te odio…te odio.

Santiago la abrazo y Sofia lloro en sus brazos como una niña pequeña.

-Yo lo siento…fui un maldito cobarde, después de aquella noche no pude enfrentarte y tenía tanto miedo de perderte por mi estupidez que lo oculte…Sofia lamento no haberte creído, si lo hubiera hecho tal vez nada hubiese pasado…cuanto lo siento.

Santiago recostó a Sofia y ella pronto quedo dormida del cansancio, salió del hospital con Sofia en brazos y con cuidado la coloco en el coche, para llevarla a la casa.

Ingreso con Sofia en brazos lo que causo la extrañeza de Rosario, pero aun así no dijo nada. Ya en su recamara Santiago le puso algo cómodo y la cubrió para que descansase y bajo por algo para que comiera cuando despertase.

Su nana lo vio cabizbajo por lo que se acercó.

-Que pasa mi niño.

-Nana. -dijo para luego abrazarla, necesitaba consuelo y su nana se lo dio. -Sofia lo recordó todo y creo que me odia, nana no se que seria de mi si ella me deja…la amo nana y me odio a mi mismo por no haberme dado cuenta antes…si pierdo a Sofia preferiría morir, nana.

-Calma mi niño…sabias que esto iba a pasar, se lo ocultaste demasiado tiempo y por ahora esta enojada…aun así te ama y no te va a dejar.




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