Cap. 95:
Sofia se encontraba notablemente feliz y no era para menos, en la fiesta se encontraban las personas más cercanas a ella y a Santiago, el hombre que amaba con todo su corazón desde la infancia.
El regalo que Santiago le hizo acerca del refugio fue una muestra más de lo que él, sentía por ella, después de eso los regalos no pararon, todo el di había estado corriendo de un lado a otro, si bien los regalos todos ellos fueron extravagante y pocos pudieron ver los documentos de propiedad se habían apilado, una tienda, un yate, un auto deportivo, una villa, zapatos, bolsos, entre otros, no podía ocultarlo aquel hombre a pesar de sus errores trato de resarcirse, la consoló y apoyo e sus peores momentos.
Camino de la mano con él por el enorme pasillo que llevaba a la fiesta donde sin duda alguna muchos de los invitados los esperaban.
La fiesta se realizó a lo grande, muchos pensarían que sería una celebración anticipada de su victoria por la presidencia, aunque los rumores y especulaciones ya habían recorrido por medio país nadie se atrevió a hablar más de lo debido, ni a faltar a dicha celebración. La fiesta se realizó en la mansión antigua de la familia de rosas, un edificio incomparable no solo era enorme sino tenía el mejor salón de bailes, lo cual lo convertía en un lugar envidiable para las fiestas en todo el país.
En la entrada los miles de reporteros esperaron con ansias a los invitados, desde ministros, famosos, amigos y familiares. Aun costado del escenario se colocó una mesa la cual estaba repleta de obsequios para la festejada.
Se dio el anuncio, Sofia y Santiago bajaron las escaleras del balcón para ir al salón principal donde saludaron a los muchos invitados.
-Te sientes incomoda. -pregunto Santiago.
-No, solo me sorprende ver tantas personas. -respondió Sofia con una sonrisa.
-Todos ellos son conocidos y algunos parlamentarios se encuentran aquí solo para ganar unos puntos en vista de que soy el candidato con más votos, aún si no se da el resultado final, muchos han previsto que saldré ganador.
-Me lo imaginaba, tienes intenciones de escuchar sus pedidos, por lo que se la mayor parte del parlamento está inmerso en la corrupción y no es recomendable iniciar un gobierno limpio y transparente con ellos.
Santiago la giro y tomo del mentón, con una sonrisa en los labios y alegría en sus ojos dijo de una manera seria solemne y a la vez cariñosa.
-Aún si deseo realizar una purga en el congreso, debo hacerlo de a poco si ahora me muestro reacio a ellos solo elevaría su defensa, si me mantengo a su lado por un tiempo sus defensas serán abandonadas al creer que estoy de su lado, en ese momento se atacara, se derrocará y destruirá el congreso para poner nuevas personas honestas e integras.
Sofia lo miro y sonrió, tener a ese hombre íntegro y amable era un bálsamo para su corazón, confiaba en el en su plenitud y creía que con él a su lado el país sería llevado a una buena era y sus habitantes sin duda alguna recordaran a sus gobernantes con un profundo cariño en su corazón.
-Mi esposo tiene razón no podemos poner en alerta al zorro antes de poder estar seguros de cazarlo.
-La paciencia es una virtud que perfeccione a tu lado de eso no hay duda.
Sofia iba a responder a su comentario cuando se escuchó una voz que venía de un costado.
-Mi bella nuera es la reina de esta noche sin duda alguna.-dijo Raena con una sonrisa en el rostro.
A su costado se encontraba su esposo y ella lo sujetaba del brazo, a simple vista se podía ver quien mandaba a quien eso causo una ligera sonrisa en el rostro de Sofia.
-Gracias madre, la decoración del salón y los preparativos sin duda alguna son obra tuya.
-Mi niña me conoces a la perfección, eres mucho más considerada que tu esposo...siempre trata de llevarse el crédito por todo.
Sofia sonrió ante sus palabras y Santiago mostro una sonrisa algo incomoda, a su vez taraba de convencer a su madre para que ya no siguiese hablando.
-Hijo deja que las mujeres se entiendan, conversemos un rato...-volteo a ver a Raena con una sonrisa y luego dirigió su mirada a Santiago.
-Te veo luego mi princesa.-dicho esto Santiago le dio un beso en la frente y salió con su padre.
Sofia fue llevada por Raena a la mesa donde se encontraban sentadas Cinthya y una mujer de cabello negro y ojos verdes, conversando de una manera tranquila, era muy raro para Sofia ver a Cinthya socializar de una manera tan activa, al estar cerca suyo siempre se mantuvo callada y cordial con todos poniendo un límite a sus palabras y acciones, típico modelo de subordinada aun si la considerase una amiga, Cinthya no cambiaría tan fácil sus actitudes, pero luego del compromiso con Carlos, cambió radicalmente...al principio trato de actuar como siempre pero luego de la conversación con la madre de Carlos su actitud cambio, el cambio le sentaba bien, después de todo al ser la futura esposa de un heredero de segunda generación debía mostrar dignidad y elegancia, dejando de lado la sumisión a la cual estaba acostumbrada.
-Un gusto poder estar delante de la futura primera dama. -hablo Vera.
-El gusto es mío...-dijo Sofia dando a entender que no tenía idea de su identidad.
-Mucho gusto...soy Vera Salerno Rinaldi, la esposa de Philip..-contesto Vera con una sonrisa en el rostro.
Sofia quedo impactada ante tal confesión, había escuchado hablar a Santiago acerca de la esposa de Philip, además del hecho de que ella había escondido a su hijo hasta ahora era claro que una mujer como ella no era de las que se aferraban a algo, pero si lo hacían era fatal, al terminar de meditarlo pensó que no sería malo tenerla de su lado, las personas muchas veces suelen dejarse llevar por la belleza, pero no todas las flores son sin espinas.
-Encantada de conocerte.