La primera dama

Santiago pierde el control

CAP 100:

Santiago salió perdido, se encontraba muy afectado por lo que había visto, quería regresar y destruir todo, pero no sen sentía preparado para enfrentarla, camino al club nocturno e ingreso, había dejado de asistir después de que su relación con Sofia mejorase, pero ahora necesitaba despejar su mente o de lo contrario mataría a alguien, y este lugar era el más discreto para él, a pesar de ser el más concurrido. 

Tomo hasta no poder recordar su nombre y fue entonces que el administrador del club llamo a su secretario para que lo recogiese como era de costumbre.  

Enzo llego y vio el estado en el que se encontraba su jefe y no pudo evitar lamentarse por el infierno que se avecinaba, era claro que las cosas habían salido mal con Sofia, para que el bebiese solo hasta ponerse en ese estado. 

Se acerco a Santiago para tomarlo del brazo y levantarlo ya que este se encontraba recostado en el sofá. 

Presidente...por favor no me haga esto, levántese...déjeme llevarlo a casa, si tiene algún problema con la señora, háblenlo por que beber de esta forma. 

Santiago no se encontraba en sus 5 sentidos, pero al oír la mención de Sofia se molestó. - ¿A quién le importa lo que piense esa mujer? ...fingir su amor para irse...llévame a casa. - dijo casi gritando. 

Enzo no logro comprender en la totalidad sus balbuceos, pero lo que quedaba claro era que los problemas esta vez eran realmente serios. Lo levanto y llevo al auto con ayuda de uno de los agentes de seguridad, cubrió el rostro de Santiago para que no hubiese noticias de su estado si alguien lograba verlo. 

Al llegar a la casa, se dio con la sorpresa de que Sofia no estaba. 

-NO ESTA...AÚN RECUERDA QUE ESTÁ CASADA...-grito Santiago. 

-Por favor mi niño...no digas cosas de las que se puede arrepentir.-aconsejo su nana, pero Santiago no hizo caso, camino por su cuenta y se tambaleo, al tratar de mantenerse de pie boto un jarrón grande al suelo, Enzo y el chofer se apresuraron a sujetarlo para que no cayese sobre el jarrón roto. 

Santiago se sacudió y grito.-SUÉLTENME...CREEN QUE SOY UN NIÑO...PUEDO CAMINAR. 

-Llévenlo a darse un baño frio.-hablo su nana. 

Luego de eso Enzo y el chofer lo llevaron a que se tomase una ducha. Los efectos del alcohol en su cuerpo se fueron disipando de apoco y recupero la cordura, aunque no en su totalidad. 

Cuando salió de ella encontró a Enzo y su chofer parado, en la puerta esperando. 

-LARGO...grito Santiago. 

-Pero señor...-hablo Enzo, sabía que darle la contra en este momento a Santiago no solo equivalía a perder su trabajo si no también en poner su cuello en juego. 

Santiago volvió su rostro y miro a Enzo, todo su rostro y cuerpo emitía un aura a cecina por lo que Enzo solo puedo atinar a decir entiendo antes de salir del cuarto. 

Se sentó en el sofá al lado de la ventana donde Sofia acostumbraba descansar le causaba gracia el solo recordarla. 

Siempre lo miro con una sonrisa, pero hoy había demostrado que sus sentimientos aun eran volátiles y podían cambiar en cualquier momento y eso era algo que no iba a permitir, le interesaba muy poco quien había iniciado aquel juego de seducción en un matrimonio destinado a fracasar, pero ahora que estaban casados se le sería difícil escapar. 

Estaba tan agotado, pero en ningún momento tubo ni una pisca de sueño, no fue hasta entrada la media noche la puerta se abrió y dejo ver una figura femenina, el olor de su perfume impregno aquella habitación oscura dejando al descubierto la identidad de la persona. 

Aquella noche en la habitación de la planta superior de la mansión De Rosas Cáceres, se escucharon gritos y cosas rompiéndose, aun así, ninguna persona tenía permitido ingresar, se corría la voz de que algo grave había ocurrido o la nueva servidumbre hablaba de una posible separación. 

La nana escucho los gritos y quiso subir las escaleras, pero fue detenida por los guardaespaldas. 

-SUÉLTAME...NO TE ME ACERQUES...AHHH. - las voces llenas de desesperación se dejaban oír. 

***  

A la mañana siguiente la nana logro pasar a la planta superior con la compañía de dos sirvientas para que ordenaran el cuarto. 

Apenas se abrió la puerta, Sofia se puso de pie e intento salir cuando en eso Santiago salió del baño y la vio tratando de salir. 

El tomo de la mano con fuerza y la obligo a mirarlo. 

-A donde pretende ir mi bella esposa, NO PRUEBES MI PACIENCIA SOFIA... no deseo lastimarte, no lo soportaría, ver tu bello rostro con marcas...es más doloroso para mí, pero aun puedo matar a ese bastardo. - decía mientras acariciaba su cabello y tomaba un mechón grande de la parte posterior de su cuello y lo tiraba hacia atrás. - no desearas dejar a un niño huérfano. 

La nana de Santiago miraba todo, la fuerte impresión de ver en lo que se había convertido su niño de la noche a la mañana la tenía desconcertada y le causaba tanto dolor, no podía reconocer al niño que crio entre tanta locura y obsesión en sus ojos. 

-Se acerco a él con los ojos llorosos y hablo. - mi niño por favor suéltala.- por qué haces esto, no lo pueden hablar, hijo por favor. 

Santiago no tenía planes de soltarla a simple vista. Al ver a su nana llorar y suplicar por ella, giro hacia ella con lagunas en los ojos que amenazaban con desbordarse. 

-Nana...soy yo Santiago, tu niño...porque la defiendes a ella, no sabes lo que me hizo, como puedo dejarlo pasar como si no hubiese ocurrido nada. 

Rosario se acercó a él y tomo la mano que tenía en el cabello de Sofia. - no importa que, no la puedes tratar así, te enseñamos a respetar a las mujeres, porque lo haces. 

-Nana...soy yo, ¿quién es ella?, porque discutes conmigo por ella...NANA SOY YO A QUIEN CRIASTE, ella me traiciono, pero la amo tanto que no puedo dejarla ir, soy tan cobarde que me da miedo afrontar un nuevo destino donde no este ella...nana. 




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