La primera dama

encontrarla

Después de que Santiago cayese dormido, Sofia le dio un último beso. 

- Te voy a extrañar amor...espero que el tiempo que estemos alejados se nos sea retribuida en otra vida...te amo. -dicho eso, Sofia colgó una cuerda que había hecho con sabanas entre otras, cuando estuvo a pocos centímetros del suelo, saltó, no se preocupó por los guardias dado que Serena los distraería, caminó por la cerca hasta llegar al lugar por donde una vez se trepo y salió de esta casa. 

Trepó y cuando estuvo fuera, los latidos del corazón comenzaron a aumentar, sin perder tiempo corrió por la carretera cuando a lo lejos, en una esquina, se encontraba un auto negro, de este se bajó Lion. El corazón de Sofia comenzó a latir rápidamente y solo pudo atinar a correr y abrazar a Lion, las lágrimas comenzaron a salir sin detenerse y Lion solo pasaba su mano por su espalada tratando de tranquilizarla. 

- Calma...ya todo terminó, estás conmigo ahora...tomaremos un vuelo fuera del país X al amanecer. -dijo Leandro mientras la mantenía en sus brazos. 

La cargó y llevo al auto, ya que Sofia no dejaba de llorar, le colocó el cinturón y rodeó el auto para sentarse en el asiento del copiloto. 

Descansa un poco, te llevaré a un hotel cerca al aeropuerto para que podamos descansar y al amanecer tomar el vuelo - Sofia por su parte solo atinó a asentir con la cabeza a todo lo expuesto por Leandro. 

*** 

A la mañana siguiente Santiago se levantó y logró ver la hora, aun eran las 5 de la mañana, pero al palpar su costado la cama estaba fría lo que indicaba que Sofia se había ido. 

Se acercó a la ventana y ahí estaba una soga hecha de sábanas y prendas, como no logró prever sus movimientos. 

Llamó a sus guardias para que revisasen las cámaras de vigilancia y rastrearan a Sofia, en menos de media hora, los medicamentos, aunque tenían un efecto instantáneo no lo afectaban al 100%, el insomnio fue parte de su vida cuando Sofia y Serena desaparecieron de esta, las pastillas para dormir se volvieron parte de su vida cotidiana, por lo que después de algunos años su cuerpo creó resistencia a ella por lo que no eran efectivos en él. 

Luego de asearse y haberse colocado el traje que Sofia le regalo, esperó la noticia de sus hombres...mientras esperaba vio en la mesa el libro que Sofia se encontraba leyendo la noche anterior y por la que estaba feliz, abrió la última página de este libro y lo que leyó lo sorprendió. 

- Te amo...pero me amo más a mí, me destruiste y rompiste muchas veces, mi corazón está cansado. Cuando me hablaste de amor creí poder soportarlo todo estando junto a ti...tarde me di cuenta que junto a ti mi amor se convirtió en veneno, un veneno que amenaza con matarme...necesito desintoxicarme de tu amor para lograr vivir. -Dijo ella antes de tomar sus maletas y salir de aquella casa que le dio tantas alegrías como tristezas, dejando atrás a esa persona que la hizo feliz y triste. FIN. 

Luego de leer ese fragmento no pudo evitar reír de lo patético que era, como no se dio cuenta de aquello, si se hubiese dado cuento de ello antes. Ahora de nada valía lamentarse...se encontraba meditando de dicha forma cuando entro abruptamente uno de sus hombres. 

- Presidente, la hemos encontrado...además revisando las cámaras, logramos saber que la persona que la ayudo esta vez fue la señorita Serena. 

- Prepara el auto que saldremos dentro de 5 minutos. -Dijo Santiago de forma autoritaria. 

- Si señor. -Contestó el guardaespaldas antes de salir. 

Santiago se dirigió al dormitorio de Serena de manera abrupta, le pidió una y otra vez que no interfiriera en su negocio, pero parecía que se lo decía a una roca, pues ella no presto atención a ninguna de sus palabras. Detrás suyo se encontraban 3 mucamas, las cuales ayudaban con regularidad a vestirse Sofía para algún evento cuando esta se reusaba a salir o pedir especialistas. 

- Ayuden a la señorita a ponerse un hermoso vestido, tomen el vestido que se encuentra en mi anterior recámara, maquíllenla y arréglenla que la señorita se vuelve a casar hoy. -dijo Santiago antes de salir y cerrar la puerta. 

- SANTIAGOOO...QUÉ ES ESTO... ¿DE QUE ESTAS HABLANDO? 

Sin embargo, sus palabras quedaron en el aire, Santiago ya había salido y se dirigía rumbo al hotel donde se encontraba Sofia. 

Al llegar se estacionó frente al hotel y esperó pacientemente a que saliera, el auto había sido cambiado por una nueva para que Sofia no sospechara. 

Cuando Sofia salió del hotel junto a Leandro no prestó mucha atención, fue solo cuando estuvieron cerca de la pista para tomar un taxi que notaron un auto. Santiago bajó de este de la manera más tranquila posible, su cabello perfectamente ordenado, un traje y abrigo pulcro como si nada pudiese perturbarlo, ojos amenazantes pero tranquilos. Se acerco a Sofia y ella instintivamente dio un paso atrás, al ver esto Leandro se colocó delante suyo para protegerla. 

- El espectáculo es precioso princesa, pero es hora de regresar a tu castillo, si ya terminaste de jugar a las escapaditas de mí. -Dio una mirada a sus hombres que lo entendieron de inmediato. 

Corrieron en dirección a Leandro para sujetarlo, sin embargo, Leandro reaccionó rápidamente y tumbó a dos de los guardaespaldas antes de ser reducido. Santiago caminó de manera tranquila hacia él, para luego levantar un poco su saco y dejara a relucir un arma. 

Sofia entro en pánico al ver eso y lo tomó de la mano. -Detente...por favor...de...detén esto...regresare contigo...solo...solo no lo...lastimes- Dijo entre llantos. El pánico se había apoderado de ella apenas lo vio llegar, pero ahora realmente temía por la vida de Leandro, si lo mataba aquí nadie diría nada. Había traído tantos guardaespaldas que estos tranquilamente podían armar una especie de escudo para que nadie viera. 

- SOFIA...NO. -Dijo con rabia Leandro, tenía golpes en el cuerpo y en el rostro, pero no estaba dispuesto a que Sofia regresara con Santiago. 




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