La Primera de los Grises

3 - Alara – 2

La flota de los Grises era una amalgama de distintos tipos de naves, había cazas de todos los tamaños y llevaban la marca de la Orden. Mirabella estaba asombrada con ellos y los miraba con mucha curiosidad desde el puente de mando del Guardián. Alara estaba contenta con que la flota tuviera naves de la República y del Imperio. Sus amigos mandalorianos eran sus tripulantes apoyados por los amigos que habían rescatado del Imperio. Satele estaba a su lado, mirando un mapa mientras Vaner se acercaba al monitor holográfico. Los planos del Joya estaban frente a ellos, ahora había una fortaleza donde solía estar la separación entre puente y todo tenía ese toque Imperial que no extrañaba. El Director del SIS explicó lo que iba a pasar y como iban atacar el lugar. Todos sus amigos estaban escuchando con atención, el único que faltaba era Shin. Luego de un rato, Vaner ya estaba respondiendo preguntas.
“Dos equipos, Alara es la líder del alfa. Este debería derrotar a los siths más poderosos mientras beta se encarga de sabotear las defensas espaciales. Luego podremos aterrizar con las tropas.” Decía con prestancia.
“Sanza y Cresso están a cargo de Vitti. Ella será nuestra saboteadora en caso de que Eridia no pueda hackear la seguridad.” Dijo pensante Erdos. “¿A quién vas a llevar contigo, Alara?”
“Kaisa, Juna y Satele. Yahún y Tori están a cargo del desembarco junto a Xaos y Umbra. Artemios, te quiero listo para detener lo que sea que esté preparando Malgus en este lugar. Los demás estén listos para dar apoyo, necesitaremos instrucciones e información del campo de batalla…” Dijo con seriedad Alara. “Quiero… Necesito agradecerles a todos por está aquí. Yo sé que parece que estoy obsesionada con este lugar porque necesito rescatar a Shin, pero sé que este es el lugar donde los Grises necesitamos estar. Protegiendo a la galaxia de los monstruos como Malgus. Tenemos muchos amigos nuevos entre nosotros y no quiero exponerlos a peligros innecesarios…”
“Alara, todos aquí estamos presentes por buenas razones. Algunos queremos rescatar a Shin, otros quieren proteger a la República.” Dijo pensante Hussan.
“No te preocupes por nosotros, Alara. Somos la única fuerza de la galaxia con mandalorianos.” Dijo jocosa Shia mientras se acercaba a acariciar su espalda. “Sin contar de que nuestra líder siempre se esfuerza para protegernos.”
“Nuestros clanes se unieron a los Grises para pelear estas batallas, Alara. Estamos a gusto en estas naves, peleando esta guerra. Recuperando el honor que hemos perdido en el pasado.” Dijo con seriedad Erdos. “Ninguno de nosotros se perdería esta batalla por nada en la galaxia.”
“Solo quería agradecerles.” Dijo con cuidado Alara. “Hoy se termina la guerra, amigos. En este lugar derrotaremos al Imperio y podremos recobrar un poco la paz de la galaxia.” Terminó con entusiasmo.

Alara estaba sentada en el hangar del Cóndor junto a Kaisa y Juna. Ambas estaban calibrando sus sables y ya estaban listas para lo que venía. Satele y Mirabella se acercaron a ella para mirarla con curiosidad.
“Estás demasiado preocupada por esto, Alara.” Dijo pensante Mirabella. “Deberías haber aprendido en Corellia que no puedes controlar todos los aspectos de la batalla.”
“Lo sé, Bella, pero… es difícil no preocuparme por ustedes.” Dijo con seriedad Alara. “No sé cómo hacen los demás.”
“Terminamos siendo una gran fuerza, Alara. Será difícil, pero nosotras deberíamos poder lidiar con los peligros de la Fuerza y amenizar el camino para el resto.” Dijo pensante Satele.
“Ya no sirve de nada hablarle.” Dijo divertida Kaisa. “Yo pensaba que así era tu prometido.”
“Es así…” Dijo apenada Alara. “Hagamos nuestro mejor esfuerzo… ¿Saben algo de los siths que están en la estación?”
“Xaos nos dio una lista, la verdad es que no conozco a nadie.” Dijo pensante Kaisa. “Malgus trajo a varios de sus amigos de las sectas más oscuras de la Orden para su Imperio.”
“La más importante es Darth Nara-Juh Kin. Mano derecha de Malgus y por lo que investigado es la que trajo el ritual a la mesa.” Dijo con seriedad Hussan. “No debería ser prioridad el ritual, maestra. Tenemos las partes más importantes bien escondidas y no pueden terminarlo sin ellas.”
“Lo sé, sino Malgus estaría aquí, pero preferiría terminar con todo en el mismo ataque.” Dijo penante Alara. “Todavía no creo que me han dicho Vatse y Artemios.”
“Cadenas de Oscuridad.” Dijo pensante Juna. “El lado oscuro es mucho más peligroso de lo que pensaba.”
“La magia sith tiene profundidades recónditas que seguimos redescubriendo, Juna. Esta magia es de la Época Dorada.” Dijo pensante Hussan. “Esperemos que no vuelvan a encontrar algo como esto.”
“Los artefactos necesarios para el ritual son peligrosos en sí mismos.” Dijo pensante Kaisa. “Ahora entiendo a Shin, él siempre ha querido que no volvamos a este tipo de… eventos. Tengo entendido que los viejos sith han corrompido planetas enteros para destruir a sus enemigos.”
“Eso dice la historia.” Dijo pensante Hussan. “Estamos aquí para evitarlo.”
Artrisa anunció que el ataque empezaba en ese momento. El grupo sintió la nave moverse mientras la flota aparecía sobre la Joya. La fortaleza era mucho más imponente ahora que la podía ver con sus ojos. El cielo se cubrió de naves para que la flota del Imperio apareciera directamente hacia la confrontación. Kaisa estaba hablando con alguien de la flota para anunciarles las armas que podían ver desde su ubicación mientras ella apretaba el brazo de Juna para recibir una sonrisa. El Cóndor pasó entre una lluvia de plasma para dejarlas saltar sobre la fortaleza sith. Cayeron frente a una entrada lateral para que Satele arranque la puerta con su telequinesis. Sus compañeras estaban sorprendidas. Alara encaró por el pasillo para correr directo hacia las presencias más poderosas del lugar. Todo era negro o plateado y había banderas y parafernalia del Imperio en todos los pasillos. Los droides que se enfrentaron a ella poco pudieron hacer contra el grito de Kaisa. Alara estaba escuchando a Eridia por el comunicador mientras se protegían en una esquina de los disparos de los soldados. La sith estaba moviéndose con rapidez hacia una de las salas de seguridad mientras ellas llamaban la atención de los soldados. Todas podían sentir las presencias de los siths, pero lo que más llamaba su atención era la oscuridad que cubría por completo el lugar. Esta oscuridad era nueva y estaba segura de que era evidencia del ritual que habían detenido. Satele saltó al combate para desmayar a todos los soldados con su telequinesis, ellas aprovecharon la ocasión para correr hacia la oscuridad. El pasillo se sacudió por una explosión y las alarmas empezaron a sonar a toda potencia. Las luces se apagaron cuando Eridia anunciaba que los enemigos la habían encontrado. Alara confiaba en su amiga, pero no podía sacarse la preocupación de encima. En una encrucijada, frente a dos estatuas sith, fueron rodeadas por soldados y aprendices sith. Juna y Kaisa se separaron de ellas para detener a los enemigos, Satele arrancó la compuerta con facilidad para entrar al lugar. La sala era circular y tenía un aire pesado y húmedo. El centro estaba en lo más profundo y los escalones tenían inscripciones en sith. La tenue luz estaba ocultando a sus enemigos. Una docena de siths estaban esperándolas. En centro había un pequeño altar con un peculiar holocron. Este era un octaedro y estaba flotando y girando sobre el altar. Tenía decoraciones doradas y gemas en todas sus aristas. Satele la codeó para llamar su atención, había más altares vacíos en el lugar. Alara notó una vieja espada sith flotando en uno de ellos. El resto esperaba ser rellenado con los objetos que ellas habían extirpado de sus manos. Nara-Juh era una zabrak y llevaba un peculiar vestido negro muy parecido a lo que solía usar Xania. La sith flotó hacia ellas para pararse en el fondo de la escalinata. El resto de los enemigos solo estaban ahí para mirarlas.
“No esperaba que los jedis tuvieran el coraje para atacarnos en este lugar.” Dijo con seriedad la sith. “Y ahora que veo a la Segunda de los Grises, puedo decir que no lo tienen.”
“Sabemos lo que están haciendo, sith. Estamos aquí para detenerlos.” Dijo con seriedad Satele.
“Ah, tú si eres una jedi.” Dijo sonriente Nara-Juh. “La trampa ha sido activada.”
Una segunda compuerta cayó detrás de ellas. Encerrándolas con en el salón de los rituales. Alara y Satele lanzaron un poderoso empujón hacia la compuerta para destruirla por completo, abriéndola permanentemente.
“No somos presas, sith.” Dijo con seriedad la cabellera.
Ambas sintieron una perturbación en la Fuerza. Malgus estaba en camino.
“Supongo que están para hacer tiempo.” Dijo al aire Satele.
“Malgus va a llegar para ver como derrotamos a las supuestas heroínas de la República. La galaxia caerá ante nuestro poder como siempre ha sido nuestro destino.” Dijo con firmeza la sith mientras todos los sables se activaban al mismo tiempo.
“Ya aburren con esos discursos.” Dijo al aire Satele.
Alara estaba preocupada por sus amigos cuando destruyó una placa de metal con su telequinesis para empezar a pelear. Satele saltó horizontalmente para intercambiar golpes con un gigantesco purasangre mientras los demás tomaban distancia para preparar sus ataques. Ella lanzó la mitad de su sable hacia uno de los siths del fondo mientras atacaba a Nara-Juh con el otro. La zabrak no tenía una gran técnica, pero su defensa era formidable, ya que era todo lo que necesitaba antes de que usar sus poderosos relámpagos. La gris absorbió la electricidad mientras su sable volvía a su mano libre. El lugar se poseyó de electricidad que empezó a recorrer el suelo con facilidad. Satele saltó a una de las paredes para esquivar un relámpago mientras ella se concentraba en su próximo ataque. La sith estaba levantando sus manos cuando ella empujó todo el salón hacia adelante, sus enemigos volaron hacia el fondo de la sala mientras se disipaba la tormenta. Eridia apareció con un grupo de soldados detrás que fueron derrotados por un grito de Kaisa. Juna se detuvo a su lado para observar lo que pasaba.
“Despejamos los pasillos, maestra.” Dijo con seriedad la caballera.
“Las tropas están en camino.” Agregó Eridia mientras Kaisa se acercaba. “Parece que era una pelea injusta.”
“Thirin y los Vigilantes ya estaban del otro lado de fortaleza.” Dijo por el comunicador Mirana. “Estamos a punto de descender. Shia y los demás están cubriéndonos desde sus naves y se sumaran al otro lado de la ofensiva.”
“Los tiradores estamos cubriendo el descenso, maestra.” Agregó Artrisa por el mismo canal del comunicador.
“Buen trabajo, manténganme informada.” Dijo con seriedad la gris. “No pueden derrotarnos a todos, Nara-Juh, ríndanse.”
La respuesta de la sith fue un relámpago. Alara lo contuvo con su sable mientras el resto de su equipo se ponía a pelar con el resto de los enemigos. Su sable cortó la pared cuando Nara-Juh la esquivó con un salto. Bloqueó la patada con su brazo mientras giraba para atacarla en el aire. Sus sables chocaron para bañarlas en luz. Se separaron con un salto mientras escuchaba a sus amigas pelear en el salón. Alara iba a terminar con la pelea cuando la voz de Thirin apareció en su comunicador.
“Maestra, tenemos refuerzos en este lado.” Dijo agitado el jedi.
Alara bloqueó un golpe para ganar un segundo y responder.
“Entendido, estamos ocupadas por aquí.” Dijo con seriedad Alara para esquivar un ataque y absorber un relámpago.
Su puño destruyó el altar que estaba detrás de su enemigo.
“Solo quería informar…” Dijo Thirin para ser detenido de repente por una explosión.
Alara solo podía escuchar estática mientras su telequinesis chocaba con la de su enemiga.
“¡Alara!” Gritó Mirana por el comunicador. “Llegó un contingente antes que Malgus, están peleando con Thirin y los Vigilantes. Cayó un caminante, maldición. Erdos, necesitamos que detengas esa cosa.”
“Ya está en nuestras miras.” Dijo con seriedad el mandaloriano.
Alara se concentró en la pelea, ya estaba empezando a odiar todo lo que pasaba. Sus sentimientos potenciaron todos sus movimientos. Sorprendiendo por completo a Nura-Juh. Sus ataques eran tan poderosos como rápidos y su enemiga tuvo que alejarse de ella para seguir peleando. Alara saltó directo hacia la pared para atacarla con un golpe amplio e imparable, destruyendo el sable de su enemiga. Seguido, se impulsó con un salto para enterrar su puño en su abdomen para terminar con una ágil patada alta. La sith terminó inconsciente en el suelo mientras Satele aterrizaba a su lado.
“Alara, ve con Thirin. Nosotras nos encargamos de estos siths.” Dijo con seriedad la jedi. “Necesitamos tener el campo de batalla despejado antes de que llegue Malgus. No debe faltar mucho.”
“¿Quién rayos trae vehículos de guerra a una estación espacial?” Preguntó ofuscado Cresso por el comunicador. “¡Maestra! Necesitamos un poco de la Fuerza. Este estúpido AT-ST está haciendo estragos en el puente. Nos tiene atascados aquí.”
“Yo me encargo, Alara. Xaos y Umbra están conmigo.” Dijo por el comunicador Shia. “Voy a darles una distracción. El grande está en la parte trasera con Thirin.”
Una explosión sacudió la estación mientras ella sentía que tenía que apurarse.
“Satele… tengan cuidado.” Dijo Alara para correr directo hacia sus amigos.
Nada iba a detenerla.



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Editado: 26.12.2023

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