Shin estaba parado bajo un floreado arco en la playa frente al templo, los invitados estaban llegando de a poco a los bancos que tenía frente a él. Una alfombra los dividía en el centro y todo estaba decorado con flores. Su madre tenía un vestido floreado que solo podía usar en la isla, Cen estaba parado a su lado con la misma sonrisa que su hermano. Mara se acercó a él con un vaso de agua y una de las tantas pastillas que tenía que tomar durante el día.
“Gracias, madre.” Dijo sonriente Shin. “Mikel no me quiere demasiado ahora que soy un inválido…”
“No eres un inválido, Shin.” Dijo ofuscado Cen. “Eres un héroe y has…”
“Ya hablamos de eso, Cen.” Dijo pensante Shin para luego tomarse la pastilla y el vaso de agua. “¿Cómo está mi prometida?”
“Hermosa.” Dijo contenta Mara. “Ya la vas a ver… Vitti sabe lo que hace.”
“Nosotros solo podemos pararnos derechos, Shin.” Dijo divertido Shintou.
“Estoy de acuerdo.” Agregó jocoso Cen. “Bella estaba espectacular, no lo esperaba de ella.”
“Recuerda que es una espía, Cen. Sabe más de esto de lo que quisiera.” Respondió divertido Shin.
“Cen con una agente de la República… Que sorpresa.” Dijo con malicia Mara mientras se aferraba a su esposo.
Tori apareció corriendo para detenerse frente a ellos.
“No deberías correr con ese vestido, Tori.” Dijo divertida Mara.
“Perdón.” Dijo divertida la joven. “Mi maestra dice que necesitas una flor en tu bolcillo delantero, Shin.” Agregó mientras la acomodaba. “Quería saber si ya tomaste las pastillas.”
“Recién.” Dijo sonriente Shin. “¿Necesitan algo?”
“No, solo que Juna deje de quejarse.” Dijo jocosa la joven. “¿Cómo te sientes? ¿Ansioso?”
“Un poco… No me siento a la altura.” Dijo apenado Shin mientras acomodaba su moño. “Espero que no se arrepienta…”
“Imposible, querido. Serás un gran esposo. Eres el hijo del mío.” Dijo contenta Mara. “Y estás encantador, me gusta mucho ese moño gris…”
“No me dejaron jubilarme, así que…” Dijo divertido Shin. “¿Conocen a la nueva de los grises?”
Tori sonrió divertida.
“Felicitaciones.” Dijo divertido Cen. “Al fin tienen a alguien decente entre ustedes.”
“Ella y Alara.” Dijo jocoso Shin.
“Ya saludé a Yahún y Keyfour dice que Satele acaba de llegar.” Dijo con energía Tori. “¿Puedo hacer algo más para ayudar?”
“Solo deberías mantener acompañada a tu maestra, Tori. Yo estoy bien atendido.” Dijo divertido Shin.
Tori salió despedida para detenerse a mitad de camino y saludar a Satele. La jedi llevaba un vestido de verano, cosa que no esperaba de ella.
“Buenos días, Shin.” Dijo con cuidado la jedi. “No estoy acostumbrada a estos… atuendos.”
“Buenos días, Satele.” Dijo sonriente Shin.
“Vitti tiene muy buen justo.” Aclaró divertida Mara.
“Eso parece… vistió a todas tus amigas.” Dijo con curiosidad la jedi.
“¿Cuán pesado es el apellido, Satele? Tu padre lo hace parecer fácil, pero nadie conoce más de su nombre y alguno de sus seudónimos.”
La jedi se acercó a mirarlo con detenimiento.
“Alara tenía razón, estás diferente.” Dijo con seriedad la jedi. “Lo suficiente para molestarme, pero no para sofocarme… Están contando historias estúpidas que tengo corregir, ya que Alara es la heroína. Más allá de eso, no lo sé, no conocí a ninguno de mis abuelos… Estoy feliz con tener padre.”
“Tú tienes un abuelo famoso, Shin. Solo tienes que preguntar en Ord Mantell.” Dijo divertido Shintou.
“No compares al abuelo con Revan, padre.” Dijo divertido Shin. “No sé si mi prometida te ha dicho mucho sobre mi viaje, pero derroté a una de esas máquinas como las que peleó con él… Era más que formidable.”
“Eso escuché, ¿Todavía piensas que aquí podrían usar la Fuerza?” Preguntó con curiosidad la jedi.
“Estoy prácticamente seguro, estudié bastante el material que trajo Keyfour… por suerte la genética está más allá de la tecnología de esta época, pero con un poco de tiempo en este lado de la galaxia esas máquinas estarían atadas a la Fuerza. Si me preguntas, las leyendas sobre la vida siendo una propiedad emergente de la Fuerza son falsas, pero tiene que haber un vínculo que todavía no conocemos.” Dijo pensante Shin.
“Alara envió un video de Keyfour, Shin… No sé cómo peleaste con una centena de esas máquinas.” Dijo pensante Satele. “Un par de docenas acabaron con muchísimos de nuestros mejores soldados en la Joya.”
“Tenía muchas ganas de ver a mi Alara.” Dijo sonriente Shin. “Tienen puntos débiles claves, lo importante, como cualquier enemigo formidable, es no distraerse con lo irrelevante, con lo que se lleva la atención de tus ojos.”
Satele sonrió divertida.
“¿Puedo ir a ver a la novia?” Preguntó sin cuidado. “Creo que ya entiendo que ve en ti, Shin.”
“Envíale mis saludos, dile que estoy esperándola con ansias.” Dijo sonriente Shin.
Detrás de Satele aparecieron sus amigas, todas tenían el mismo vestido que Vitti había elegido.
“Vitti nos echó por inútiles.” Dijo divertida Shia. “Eres como un tesoro, Shin. Perfecto para ser robado.” Agregó codeando a Mirana.
“Yo me sumo a ese atraco.” Dijo jocosa la guardia.
“No tienen escrúpulos estas mujeres.” Dijo divertida Artrisa. “¿Cómo estás?”
“Bien, no me duele nada… Ya no me agrada tanto este tipo de atención.” Dijo divertido Shin.
“Tu novia no nos deja darte el otro tipo de atención.” Dijo al aire Shia.
“Espero que no vayas a ganarte problemas por llevar un vestido, Shia.” Dijo divertido Cen.
“Eh, esto es uno de esos milagros de la naturaleza… Siéntanse privilegiados.” Dijo jocosa la mandaloriana. “Sanza se arregla mucho mejor que yo.”
Satele se movió con cuidado para marcharse hacia el gazebo que estaban usando de cambiador.
“Hasta la jedi se vistió para la ocasión, tienes un grupo extraño de amigos, Shin.” Dijo jocoso Cen.
“Yo estoy sorprendido de verte así, Cen.” Dijo con malicia el novio. “Bella es una buena influencia en tu guardarropa.”
“Deberías haberlo visto en nuestra boda…” Dijo divertida Mara.
“Lo ha visto, fue con lo mismo que usa en su nave…” Dijo pensante Shintou.
“Tenía mi sombrero…” Dijo jocoso Cen. “Ustedes me quieren así…”
Shin ya quería ver a su prometida.