La primogénita del Diablo

Parte cuatro. No te vallas.

Al llegar al hospital me encontré con Dan y Chloe, habían ido a ver a Marcus. Dan había obtenido el puesto de representante sindical, seguro Pierce lo había hecho a propósito, le encanta molestarlo. 
Al llegar a la habitación me apoye en el marco de la puerta observándolo unos segundos. Me recordaba a mi, al publico le mostraba una faceta mientras que en privado era una maldita víbora.
-¿Va a quedarse mas tiempo ahí, agente?- me pregunto con los ojos cerrados-
-Solo pensaba en las diferentes formas de matarlo. Y además odio los hospitales- entre a la habitación, moví una silla para quedar cerca de la cama- ¿Dolió?
-Si, dolió - volvió a cerrar los ojos- ¿Porque no le gustan los hospitales?-
-Por tu culpa-
No iba a ponerme a contarle todo lo que había vivido en el hospital de Beacon Hills. De seguro el ya lo sabia.
-Quiero saber- 
-¿Para burlarte por lo que hiciste?, no, gracias-
-Yo no hice nada- se defendió-
-Venderle armas a Gerard Argent, ¿No fue tu culpa?- 
-¿Tu investigas a todos a los que les haz vendido armas?- 
Así que lo sabia. 
-Por supuesto que lo hago. Jamás permitiría que esas armas se usaran para lastimar inocentes-
-¿Y los cazadores que son?-
-¿Estas defendiendo a esas alimañas?-
-Son personas-
-Que matan adolecentes y niños. No siento lastima por ellos- 
-No sabia para que iba a usar esas armas, lo juro-
-Igual voy a matarte- 
Desconecto las maquinas y después las apago para que el ruido no alertara a las enfermeras. Se levanto sin el mas mínimo dolor y cerro la puerta con seguro, camino hasta pararse frente a mi y su mirada me hizo estremecer. 
-Puedes hacer lo que quieras conmigo pero espero que sepas que voy a defenderme- 
-¿Tengo pase libre para matarte?- 
-¿Lo harás en un hospital?- 
-Eres "Hombre del pecado" hasta los altos mandos me van a felicitar por matarte- 
-Inténtalo, si puedes- 
-O podría sacar ventaja- me cuestione en voz alta-
-O podría matar a tu famil...-
Antes de que pudiera terminar su frase lo tome fuertemente del cuello con una sola mano mientras sentía como mi cara ardía y una violencia extrema crecía dentro de mi. 
-Hay dos cosas que jamás debes hacer en mi presencia. La primera es jamás meterte con mi familia y amigos, es algo fundamente que nos lleva a la segunda cosa, jamás me amenaces con lastimar a mi familia- 
Apreté aun mas su cuello haciendo que su cara se pusiera roja. Trato de quitar mi mano de su cuello pero le fue imposible ya que mi agarre era demasiado fuerte, sin contar que tenia un disparo en el hombro, eso le dificultaba mas el defenderse. 
Matarlo me solucionaría muchas cosas pero tenerlo vivo y trabajando para mi, eso seria una apuesta aun mas jugosa.
-Hagamos esto. Yo no te mato y tu trabajas para mi- le ofrecí-
Intento hablar pero le era imposible así que lo solté haciendo que cayera de rodillas al piso, tosiendo para recuperar aire. Me puse de cuchillas delante de el sin mostrar la mas mínima emoción.
-A ver dilo de nuevo que no te escuche-
Gire un poco mi cabeza y puse un dedo en mi oído.
-¿Trabajaras para mi?- le repetí-
-¿Por...que?-
-Es muy simple, quiero la cabeza de Tamora Monroe sobre una maldita mesa de autopsias, pero quiero ser yo quien la ponga ahí, y tu vas a traerme su cabeza o yo pondré la tuya en la nomina de todo ser sobrenatural en este mundo-
-¿Porque crees que lo haría?-
-¿Que crees que diría Lucifer si se entera de que te infiltraste en su lugar de trabajo y que además fuiste tu quien lo secuestro?, ¿Que crees que te haría?-
-¿Crees que le tengo miedo a Lucifer?-
-No me importa si le temes o no, es a mi a quien deberías temerle, veras hice mi tarea mientras venia hace acá. ¿No puedes morir no es así?, seria una lastima que alguien te secuestre y te desmiembre parte por parte una y otra, y otra vez, ¿Suena doloroso no?, ¿Si te corto la cabeza, crecerá otra?- me burle-
-No te tengo miedo, no con todo lo que eh pasado en mi vida-
-Deberías, porque en todos esos siglos no te haz encontrado a nadie como yo-
Sujete su cara y me acerque a su oído.
-Encuentra a Tamora Monroe por mi-
Solté su cara y pare con una sonrisa sínica en la cara.
Al salir del hospital me sentí bien, tranquila como si me hubiera quitado un gran peso de encima. Tenia ganas de caminar un poco así que no pedí ningún taxi, al llegar a una esquina escuche el grito de una mujer, y a decir verdad sonó como un lobo herido asi que me apresure a ver que pasaba. Al llegar al lugar no había nadie, era un simple callejón vacío o eso creí hasta que sentí una electricidad enorme recorrer el cuerpo, después de eso caí al piso de rodillas y de apoco comencé a perder la visión.
Al despertarme sentí el cuerpo completamente mojado. Tarde un poco en abrir los ojos para donde estaba pero cuando lo hice me di cuenta que estaba en una habitación sin ventanas, muchos cables al rededor y algunos de ellos conectados a la camilla en donde me encontraba, esta era completamente de metal como esas camillas de morgue, solo que sin hoyos, también había agua, supongo que es para que la electricidad me llegue mas rápido, cuando me torturen porque si de seguro me iban a torturar. Había muchos ganchos colgados del techo y varias cortinas como las que se usan en las carnicerías, ¿Era eso?, ¿Una carnicería abandonada?. Si esto fue idea de Pierce, en verdad voy a encerrarlo en una habitación como esta y lo voy a desmembrar parte por parte hasta que me muera. Un rato mas tarde entraron dos tipos enormes con guantes y con unas sonrisas perversas en sus caras. 
-Miren a quien nos encontramos en Los Ángeles. A la hermana del Alfa real de Beacon Hill- comento uno de los tipos-
Ambos eran enormes, de seguro practicaban lucha por la manera de moverse, o eran adictos al gimnasio, no sabría que decir mi cabeza no estaba para pensar en nada que no fuera como soltar y matarlos.
-No les dijeron que los esteroides producen defunción eréctil- me burle-
Uno de los tipo se acerco a una tabla que había pegada a la pared y presiono un botón cuadrado de color rojo haciendo que una gran descarga de electricidad me recorra el cuerpo completo, para cuando la electricidad termino de recorrer mi cuerpo recién ahí puede gritar.
-Mírala. Si sufren estas asquerosas criaturas- comento el mastodonte calvo que presiono el botón-
-¿Estas hablando de tu amigo?, porque si esta bastante feo, mucho musculo pero la cara, ¿Para cuando?- seguí burlándome a pesar del dolor-
Al tipo numero dos, pongámosle, mastodonte orejón no pareció gustarle mi comentario así que utilizo la picana que traía para darme una pequeña descarga en las costillas.
-Si sigues es peor para ti- hablo el mastodonte calvo-
-¿Si saben que se están metiendo con una agente federal?-
-Sigues siendo una criatura que merece morir-
-Yo no soy ninguna criatura, soy humana-
-El voltaje que te aplicamos habría matado a una persona normal- me cuestiono el mastodonte orejón-
-Le toman demasiada importancia a ser humana-
-Nos ordenaron mantenerte con vida pero eso no significa que no podamos divertirnos un poco-
-No gracias, con sus caras ya es suficiente tortura-
Otra descarga pero esta duro aun mas. Ahora si me estaba empezando a sentir mareada.
-Monroe te quiere con vida-
-Oh...esa zorra...dile de mi parte que esta muy jodidamente muerta-
Me empezaba a faltar el aire y eso no era bueno, esta por desmayarme.
-Primero nos divertiremos contigo y después con ese tal Lucifer-
-¿Que tiene que ver Lucifer en esto?-
-Es una sorpresa, ahora duerme un poco-
La descarga de electricidad esta vez fue increíblemente tan fuerte que me hizo retorcerme contra la mesa haciendo que gritara de dolor. Poco a poco fui perdiendo la conciencia mientras me preguntaba que tenia que ver Lucifer en todo esto.
No se cuantas horas o ¿quizás fueron días?, no sabría decirlo, solo sabia que cada vez odiaba mas a esa perra de Monroe, solo pensaba en las maneras de matarla de la peor forma posible, la iba a hacer sufrir de la manera mas dolorosa posible. 
El dolor en el cuerpo era agotador, no me dieron comida ni una vez y apenas me daban agua, ni siquiera tenia fuerzas para intentar romper las cadenas que ataban a la camilla de metal.
A lo lejos podía escuchar la voz de Lucifer a lo lejos o estaba cerca, no podía distinguirla. Escuche una puerta cerrándose fuertemente y lo siguiente fue que Lucifer hablaba con alguien. Estaba a nada de desmayarme de cansancio.
-Lu...cifer- susurre sin fuerzas- Por...favor...ayúdame-
Unos minutos después escuche la voz de una mujer llamándolo y varias golpes en una puerta. Tenia que gritar mas fuerte o no iban a escucharme. 
Grite pero mi voz a penas se escuchaba, mis lagrimas habían comenzado a salir y estaba empezando a tener miedo. Recordé lo que Stiles me dijo cuando Allison murió, "Por mas que duela, por mas que queme, grita, llora, destruye todo lo quieras pero jamás, jamás te guardes nada o va a destruirte por dentro poco a poco", tenia que gritar, si no me rendí cuando nos atacaron una y otra vez, no me iba a rendir ahora, no ahora.
-¡LUCIFER!-
Grite una y otra vez hasta que ya no pude mas, solo me quedaba llorar, solo podía llorar.
-Te dije que escuche a una mujer llamándote- 
Podía distinguir dos voces una era de una mujer y la otra de Lucifer, cada vez mas cerca.
-Por favor...ayúdenme- suplique otra vez entre lagrimas-
Mire hacia mi costado y distinguí dos figuras acercándose a mi con cuidado.
-¿Quien eres?- pregunto Lucifer-
-Si me escuchaste. Si lo hiciste- hable sin dejar de llorar, no podía contener mis lagrimas-
-Agente...- 
Su mirada de horror al verme me hizo llorar aun mas. Mis ojos comenzaban a sentirse pesados otra vez.
-No te duermas, no te atrevas a dormirte- me pidió mientras me desataba-
-Tengo...sueño...quiero...dormir-
Aun podía escuchar como su voz se alejaba mas y mas hasta que ya no escuche ni sentí mas nada.
Mi cabeza me estaba matando, creo que ni el alcohol mas fuerte superaría a la electricidad. Abrí los ojos con cuidado ya que la luz era realmente fuerte, al menos para mi.
-Agente...por fin-
-Shh, cabeza...doler...mucho- 
-Lo siento- susurro- 
-¿Hospital?-
-Si, ¿Donde mas?- hablo con gracias-
-Donde sea menos en un hospital, lo odio-
-No sabia donde mas llevarte, te veías realmente mal-
-¿Que tan malo fue?-
-Muchos cortes, algunos muy profundos, perdiste una cantidad importante de sangre, deshidratación, anemia, y quemaduras por todo el cuerpo, es sorprendente que recuperaras en su mayoría en pocos días-
-¿Cuanto tiempo?-
-Tres días-
-Si pudiera curarme en menos tiempo lo haría-
-¿Porque tanta prisa Agente?-
A pesar de escuchar el tono de burla en su voz también se escuchaba algo de preocupación. O quizás solo era yo que pensaba cosas que no son.
-Tengo que si quiero vengarme-
-¿Los dos tipos que te secuestraron?, ya me encargue de ellos-
-No hablo de ellos, hablo de quien ordeno que me secuestren-
-¿"El hombre del pecado?- pregunto curioso-
Abrí los ojos para verlo parado junto a mi cama vestido con un traje azul oscuro, en su mirada aun se veía preocupado. 
-Tamora Monroe, una cazadora la cual nos ha jodido la existencia por años a mi familia y a mi-
-La buscare por ti, no te preocupes, ahora debes descansar-
-No quiero quedarme en el hospital, no me gustan-
-Debes hacerlo-
-No voy a quedarme y punto, no voy a discutirlo-
Ya me sentía un poco mas recuperada así que comencé a quitarme los cables que estaban conectados a mi, al menos hasta que sus manos me detuvieron.
-Deja de hacer eso- me ordeno mirándome directamente a los ojos-
-No voy a quedarme en un mugroso hospital, volveré a mi hotel y...¡Oh mierda!, mi hotel, de seguro ya venció mi estadía. ¡Carajo!, tengo que ir por mis cosas-
Trate de soltarme de su agarre pero por ahora el era mas fuerte.
-Ella tiene tus cosas, ha venido a visitarte varias veces en estos últimos tres días-
-Bien, iré por mis cosas a su casa y luego buscare un hotel donde quedarme. Ya puedes soltarme-
-No puedes ir a un hotel en esas condiciones-
-Estoy bien, eh tenido peores. Además estoy mejor sola-
El me soltó quedándose de pie junto a la cama como si estuviera analizando lo que iba a decir. 
Por otra parte mi ropa estaba hecha un desastre pero aun lado tenia una tanda de ropa nueva, supongo que fue Ella, le agradecería después. Me quite todos los cables y baje de la cama con cuidado, tome la ropa y me dirigí al baño para cambiarme. Había una ducha así que decidí darme un baño rápido para estar limpia al menos. Al salir Lucifer no estaba, supongo que se habría ido. Busque mi teléfono entre mis cosas y estaba muerto, completamente sin batería, ¿Como se supone que llame a alguien así?, mi hermano va a matarme si me llamo y no lo atendí, y no hablar de mis padres. 
Después de ver si no me estaba olvidado nada salí de la habitación hacia la recepción para firmar mi alta voluntaria. Al firmar y escuchar al medico decir que era necesario que me quedara como mínimo tres días mas para revisión, salí caminando a paso lento. Al salir respire en profundidad haciendo que me dolieran los pulmones.
-¿Vas a quedarte mucho tiempo mas ahí parada?-
Abrí los ojos para ver a Lucifer en su descapotable mientras tenia una mano en el volante y la otra en la cabecera del asiento del conductor.
-No tienes que llevarme, puedo irme sola-
-¿Y dejar que te secuestren de nuevo?- pregunto burlón-
-Me agarrando con la guardia baja-
-Si, claro- hablo con sarcasmo-
-¿Mira quien habla?- imite-
-Touché. Sube-
-Solo porque no se donde queda la casa de Ella para ir por mis cosas-
Abrí la puerta y me senté con cuidado ya que aun me dolían las piernas. El me miro por unos minutos y acelero el auto. Después de un rato note que estábamos yendo al Lux.
-¿Porque vamos al Lux?-
-Porque ni tu no yo sabemos donde vive Ella, así que por esta noche te quedaras en mi pent-house. Solo por esta noche- recalco-
-Puedo ir a un hotel hasta mañana- sugerí-
El no respondió solo acelero mientras subía la música. Claramente no quiere que me quede en un hotel.
Al llegar a su pent-house me dijo que podía bañarme y tardar lo que quisiera, hasta me presto uno de sus costosos pijamas, horribles pero costosos. Al terminar de bañarme el ya no estaba, así que tome una almohada y una frazada para poder taparme en el sillón. Una vez que me acomode trate de dormirme pero me era imposible, algo me decía que debía bajar a la pista de baile. Después de un rato por fin me decidí a bajar, justo a tiempo para ver como Lucifer enterraba una daga en el pecho de Pierce.




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