La primogénita del Diablo

Parte dieciséis. Vi su cara.

Mientras varios recuerdos de Helena pasaban por mi cabeza el enojo aumentaba mas y mas, la rabia, la impotencia, la amargura. Cada sentimiento era cada vez peor, y las imágenes iban empeorando cada vez mas. Hasta que lo vi, al fin después de hundirme en un mar de desesperación lo vi.
“Te encontré pedazo de mierda”, pensé
Me encontraba parada frente a el, completamente estática mirando como arrastraba a una mujer de mas o menos mi estatura como si no fuera nada, lastimándola en el proceso. El era alto y fornido al igual que Lucifer, su pelo negro como la noche al igual que su recortada barba, con una mirada fría e impasible en sus ojos y los observaba a todos con desprecio incluyendo a la mujer a la cual sostenía fuertemente del brazos. Y su voz cuando hablo era dura y fría como el hielo mismo, sentí un escalofríos al escucharlo hablar.
-Yo Draven Branwen. Tomo a esta mujer como compañera y exijo que la cosa que carga en su vientre sea ofrecida a mi como sacrificio-
El recuerdo se corta y otro toma su lugar mostrándome a la misma mujer sentada en una silla mecedora tocándose el vientre y cantándole.
-Mi pequeña Aysel...no sabes lo feliz que me haces, no puedo esperar a tenerte en mis brazos mi hermosa bebita-
-¿Ese será su nombre?-
La mujer giro su cabeza hacia mi con una sonrisa y en mi interior sentí una gran paz.
-Si mama, así quiero que se llame-
-Nuestra pequeña Aysel-
-Mi preciosa bebita-
El recuerdo se corto cuando la vi tocarse el vientre de nuevo. Caí de rodillas al piso mientras mis manos temblaban, mis ojos estaban nublados por las lagrimas y sentía una opresión en el pecho tan grande que me era casi imposible respirar bien.
-¿Lo viste?- pregunto Helena tomándome de la cara para que pudiera verla-
-Draven Branwen. Voy a matarlo, voy a desmembrarlo parte por parte hasta que no quede nada de el- dije aprontando los dientes-
-Mi niña...tu madre...-
-Aysel, ese era el nombre que ella me puso, ¿No es verdad?-
-¿Viste a mi bebe?-
-Y sentí su amor, la sentí a ella. No me dejo, me pase toda la vida creyendo que no era suficiente ni siquiera para mis padres biológicos y resulta que ella no quería abandonarme. Ella me quería-
Mis lagrimas salían con mas fuerza que antes y mi voz no dejaba de temblar.
-Ella te amaba mas que a su vida- comento la hija de Helena arrodillándose a nuestro lado- Mi hermana te amaba, de eso puedes estar segura-
-Y voy a traerla de vuelta, lo prometo- afirme-
Tanto Helena como su hija me abrazaron con fuerza mientras lloraba. Todo esto se sentía raro pero a la vez estaba feliz, después de creer por veinticuatro años que a mis padres biológicos les daba igual, resulto que no. No podía estar mas equivocada y moría por contarle a mi mama y a mi hermano.
Cuando por fin nos separamos me quede observándola guardando cada detalle de sus caras en mi memoria.
-Debería irme le dije a Lucifer que lo ayudaría con algo y no lo hice, va a estar molesto-
-Aun no puedo creer que mi hermana tuviera una bebe con el Diablo-
-Oh y el tampoco- me burle-
-Me gustaría conocerlo y ver que clase de persona es-
-Le diré, estoy segura de que también querrá conocerlas, quizás podemos cenar todos juntos, me gustaría que conocieran a mis padres y a mi hermano-
-Eso también seria bueno, quisiera conocer a quienes crearon a mi nieta-
-¿Y tu hermano esta soltero?- pregunto con burla Briana-
-Si tocas a mi hermano, el pollo asado serás tu- le advertí sin una pizca de gracia en mis palabras-
-¡Uy, tranquila!, ¿Celosa?-
-De mi hermano si, siempre-
-¿Y no tiene amigos?-
-Son míos. Ni te quiero ver cerca de ellos o te voy a quemar fosforito-
-Que amargada, ¿Y esta cosa es mi prima?-
-Mejor deberías agradecer que no me tienes de enemiga- le sonreí con malicia-
-Ya van a llevarse bien, estoy segura- comento Helena tomándonos de las manos- Me encantaría presentarte a todas tus primas y tías-
-¿Solo son mujeres?-
-No, también hay hombres pero en menor cantidad-
-¿Porque?-
-La mayoría están trabajando en el pueblo del "Lobo negro"-
-¿Los secuestro?-
-Si, a todos los adolescentes mayores de trece años. Solo vuelven dos o quizás tres veces por años en un periodo de uno o dos días-
-Vamos a cambiar eso también. ¿Todos los lobos que están con el son iguales a el?-
-No, la mayoría son personas decentes aunque no lo parezcan, conocimos a varios, son buenos-
-Es bueno saber que hice bien en no matar a los mando a matarme-
-¿No los mataste?-
-No, por ahora. Todo depende de que tal vallan las cosas en estas semanas hasta la reunión. Aun falta mucho-
-Esta bien, te daré algo para contactarme por si me necesitas y así no tengas que decirle a Caín que me llame-
-¿Como conocen a Caín?-
-¿El no te lo dijo?-
-¿Decirme que?-
-Es nuestro antepasado pollo asado-
-¡Briana!- la reprendió su madre-
-¿Antepasado?, ¿Que significa eso?-
-Es mejor que el te lo diga-
Helena tomo uno de sus anillos y lo coloco en mi dedo índice en mi mano derecha.
-Solo habla cerca de la piedra y te escuchare-
-¿Así nada mas?-
-Solo así-
Asentí y observe el anillo con cuidado. Era de color negro con varias coronas dibujadas en dorado y con una piedra azul en el centro en forma de estrella, era realmente muy lindo y se combinaba muy bien con mis anillos del poder de acero inoxidable en color negro, plateado, dorado, azul oscuro y de multicolores. Me encantaban los anillos, los collares no tanto pero los anillos y pulseras era fanática.
-Gracias, me encanta-
-Lo supuse a tu mama le fascinaban y los collares-
-Yo prefiero anillos y pulseras-
-Entonces ya se que regalarte-
-¿Y como vuelvo?-
La madre de Briana estiro su mano y un portar se abrió dejándome ver la habitación del hotel.
-Gracias- le dije mientras me encaminaba para cruzar el portal- Por cierto, no se tu nombre-
Al terminar de cruzar ella me miro con una sonrisa.
-Puedes decirme tía Carol-
-Soy Brenda-
-No, eres Aysel, mi sobrina- comento con una sonrisa- Nos vemos en un par de días-
Asentí lento mientras el portal se cerraba. Al terminar de cerrarse comencé a buscar mi celular, tenia algunas llamadas perdidas de Lucifer, Amenadiel, Caín y Linda. Iría a verlos uno por uno pero primero necesitaba un baño y buscarme algo de ropa nueva.
Al llegar al pent-house, Lucifer no estaba por ninguna parte así que aproveche para darme un baño, en verdad lo necesitaba. Al salir me cambie y llame a Caín, le dije que estaba libre para poder hablar así que me paso una dirección para que nos encontremos.
Cuando llegue a la dirección el me estaba esperando parado en la puerta cruzado de brazos y con una pequeña sonrisa en su cara.
-¿Viste a Helena?-
-Si, a Carol y Briana también-
-Eso bueno que se conocieran-
-Si, aunque cabeza de fosforo me cayo mal-
-¿Briana?-
-Si-
-¿Cabeza de fosforo?-
-¿Que?, ella me dijo pollo asado, se lo merece-
-¿Como se lo tomo Carol?, ella suele ser muy...cuidadosa-
-Hasta me dijo que la llamara tía Carol-
-Eso fue rápido. Creí que tardaría mucho mas-
-¿Así que...antepasado?-
-¿Que te dijeron al respecto?-
-Solo eso. Aunque fue cabeza de fosforo quien lo dijo y Carol la cayo enseguida. Querían que hablara contigo primero-
-Tenemos mucho de que hablar, ¿Un trago?-
-Preferiría algo de comer-
-¿Cuando fue la ultima vez que comiste algo?-
-Un par de horas antes de la pelea creo, no me acuerdo-
-Te preparare algo de comer-
-Gracias-
Pierce me guio hasta su cocina donde me hizo sentar a ver como me cocinaba.
-¿Hablaste con Lucifer?-
-Cuando llegue al pent-house no estaba así que voy a hablar con el después-
Asintió mientras ponía a calentar una olla con agua, sal y aceite.
-¿Te gusta la carbonara?-
-Si, a mi me gusta todo menos...-
-El pescado, lo recuerdo-
Comenzó a cortar panceta en cubos para poderla saltear. Me corto una tira para que la probara.
-Panceta Argentina-
-Si,¿Te gusta?-
-Me encanta, siempre la compro cada vez que voy-
-¿Sueles ir muy seguido?-
-Hace algunos meses que no voy pero si iba seguido-
-¿Quieres que hablemos ahora o cuando termines de comer?-
-Me da lo mismo pero prefiero esperar la comida, digo por si dices algo muy malo y quiero matarte, voy a estar tan llena que no voy a tener ganas-
-Es un buen punto-
Una vez que la pasta estuvo lista nos sentamos a comer ya que el quiso comer conmigo para acompañarme.




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