La princesa de Éire

Capítulo 19: Ojos grises

Los minutos se volvieron horas dentro de ese infierno, en donde rogaba a la vida que me permitiera saber algo de Nathaniel. Me torturé pensando que quizá no volvería a verlo, que lo dañarían por mi culpa o que lo dejarían morir solo en el calabozo. 

La palabra culpa no era suficiente para expresar como me sentía. Una parte de mí quería regresar el tiempo atrás para nunca haberme fijado en él y seguir mi camino al lado de Mael, concediéndole un mejor futuro a Nathaniel, pero sabía que eso era imposible, mi historia no hubiera podido ser de otra forma y tampoco cambiaria los momentos al lado de mi amado. Tome malas decisiones, pero incluso ellas me dejaron los más bellos recuerdos. Ahora solo debía buscar la forma de liberarlo, era lo menos que le debía. 

Era una mujer egoísta. Si hubiera pensado en el daño que ocasionaría a los demás en lugar de priorizar mis caprichos todo sería distinto. Si hubiera elegido mantener a Nathaniel alejado y respetar a mi prometido... Nathaniel se habría ido y conocido a una chica que lo hiciera feliz. Ahora por mi culpa estaba encerrado en un calabozo con una herida abierta y la incertidumbre de saber si saldrá de ahí algún día. 

Seguía sentada recargada a la puerta, mirando con los ojos llorosos a la única ventana del lugar, viendo la luz del amanecer. Había permanecido en vela toda la noche, con mi mente llena de preocupaciones. 

Escuché la cerradura de la puerta y me levanté ansiosa, encontrando a Briana, que corrió a abrazarme apenas me vio. 

—Tenías razón, debí haberte escuchado —chillé en su hombro y mi amiga solo me escuchó, permitiendo que me desahogara sin dejar de abrazarme—. Sus ojos, no puedo sacar la mirada de decepción del Rey de mi mente, tampoco la de Mael.

—Él te ama y sé que te perdonara pronto —intentó consolarme.

—Me golpeó —dije separándome de ella para que viera la marca en mi mejilla, aunque con la tenue luz apenas se notaria—. Nunca lo había visto tan enojado y menos conmigo.

—¿Y cómo esperabas que reaccionara si te encontró escapando?

Bajé la cabeza, abrazando mi brazo.

—Al último momento no pude hacerlo —los ojos de mi amiga parecieron girasoles cuando los abrió por la sorpresa—, recordé todo lo que Mael ha hecho por mí y solo retrocedí. Me di cuenta de que tenías razón, siempre la tuviste. 

Briana estaba anonadada, mirándome sin parpadear.

—¿Eso quiere decir que decidiste a su alteza por sobre el jardinero? —hice un gesto de disgusto por la forma un tanto despectiva en la que se refirió a este último. 

—Sí, pero cuando eso pasó ya era tarde. Mael llegó justo en ese momento y le disparó a Nathaniel, enterrándole una flecha en su pecho, una que los guardias sacaron sin el menor cuidado. Estoy muy preocupada por él. Cuando se lo llevaron estaba perdiendo mucha sangre y temo que pueda morir por la debilidad

—Helen… —quiso hablar, pero no la dejé continuar.

—¿Sabes algo de él? Necesito que lo busques y atiendas su herida, por favor. Tengo tanto miedo de que le pase algo malo. Nunca me lo perdonaría.

Mi amiga desvió la vista, haciéndome pensar que me ocultaba algo.

—Helen… —volvió a decir y de nuevo la interrumpí, con los nervios a flor de piel.

—Por favor no me digas que él… —mi mano derecha viajó a mi corazón, cortándoseme la respiración de solo pensarlo. 

—No —levantó una mano, deteniéndome de hablar para poder continuar—. Está mal herido, pero sigue vivo. No lo he visto, pero conozco a uno de los guardias de custodian su celda y si algo malo pasara ya me lo habría dicho. 

Solté un largo suspiro de alivio, aunque mi preocupación no se fue del todo.

—Por favor, diles que atiendan su herida, les daré lo que quieran —la desesperación hablaba por mí.

—No es tan sencillo. Su majestad no ha dejado que nadie lo vea.

—Lo dejaran morir —lloré, retrocediendo para cubrir mi rostro con ambas manos. 

—Calma, no pienses en eso, esto te hará daño —advirtió, tomándome de los brazos con suavidad, intentando calmarme—. Intentaré acercarme para ver qué puedo hacer, al cabo su majestad me descartó como cómplice al encontrarme desmayada junto con la guardia real. 

La culpa impactó en mi mente, recordándome que mientras yo intentaba escapar, mi amiga tomaba unas hiervas que la hacían dormir para no levantar sospechas. Por estar sumergida en mis pensamientos ni siquiera pensé en lo que pudo pasarle a ella.

—Briana, tu ¿cómo te sientes? —pregunté preocupada.

Me miró amable y comprensiva, adivinando el hilo que seguían mis pensamientos. 

—No te tortures por esto, yo estoy bien, no me pasó nada al igual que a los demás, que despertaron sin secuelas y más descansados que nunca—se rio. 

—Lo siento —no pude acompañarla en su risa, sabiendo cuanto la expuse.

—Oye —se acercó más, tomándome de las manos, ofreciéndome consuelo—, recuerda que yo quise hacerlo —me guiñó el ojo después de susurrar nuestro secreto.

—¿Cómo lograste que te dejaran venir? —hablé en el mismo tono bajo, convencida de que las paredes oían.

—El príncipe me mando para comprobar que estuvieras bien. 

—¿Cómo esta él? —una mueca se marcó en su rostro. 

—Enojado, pero preocupado por ti —el tono que utilizó me dejó ver que me estaba ocultando algo. 

—Sé sincera conmigo. Yo sé que no está bien. Debiste ver su mirada anoche. No puedo sacarla de mi cabeza. Él me odia. 

—Alteza, eso no es cierto. De ser así no te hubiera escuchado y Nathaniel ya habría muerto, aparte… —se separó de mi para abrir la puerta, haciendo un gesto con la mano a alguien afuera y un centenar de sirvientes desfilaron por la torre, cargando entre sus manos grandes almohadas, frazadas, cambios de ropa, una pequeña mesa y por último una gran bandeja de comida que rápido llenó de su aroma el pequeño lugar. 

—¿Qué es todo esto?

—Su Alteza, el Príncipe Mael ordenó a primera hora que nos aseguráramos que estuvieras cómoda —abrí la boca, sorprendida—. No esperabas que te mataran de abre ¿o sí? —bromeó, pero su sonrisa se convirtió en una delgada línea cuando bajé la mirada, triste, en lugar de sonreír—. Pronto te dejaran salir de aquí y podremos ir a pasear a los jardines como tanto te gusta. 




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