La Princesa De La Mafia

CAPÍTULO 4

ARIA

Atenea y yo, estamos en el local. Estamos esperando a que llegue ese desgraciado y me doy cuenta de que Zeus y Dale, están aquí y no me quitan el ojo de encima.

Creo que mis padres le han pedido que me cuiden, así  no hay manera de que me tomen en serio. Pero no hay nada que le pueda hacer, para mi familia siempre seré una niña pequeña.

Aria – Atenea, tu hermano y Dale están aquí.

Atenea – Ya los he visto, estarán aquí para asegurase de que no te pase nada malo. Mira el lado bueno, por lo menos no están tus hermanos ni tus padres.

Aria – Eso ya lo sé, mis hermanos son demasiados…llamativos y  no estaríamos hablando tan tranquilamente como ahora.

En eso tienen razón, mis hermanos ya se hubieran acerado y estarían mirando mal a todos los hombres del local. Y todo se hubiera ido a la basura nada más llegar, pero Zeus y Dale están en la barra, mientras que nosotras estamos en una mesa en una esquina, a unos metros de distancia.

Atenea – Mira, allí entra el tipo.

Aria –Hay  que  sacarlo de aquí, me he dado cuenta que detrás hay un callejón, no hay cámaras. Es el mejor sitio para darle una lección, sin ser descubiertas.

 

El hombre que buscamos acaba de entrar, es castaño, muy delgado y va de negro. Él nos y se acerca hasta nosotras, piensa que somos unas fulanas y no puede estar más equivocado.

Comienza a habla con nosotras y enseguida le convencemos para que salga con nosotras al callejón. Fue algo realmente fácil, el muy estúpido cree que va ha tenido suerte y no tiene ni idea de lo que realmente le espera.

Nada más salir, Atenea se asegura de que nadie esté cerca. Mientras tanto, aprovecho para darle el primer golpe.

El hombre se sorprende, no sabe el motivo de mi ataque.

Hombre-¿Por qué...?

Aria—Soy la hija de los REYES. Creo que sabes el motivo ¿No?

Hombre – Así que eres la hija de esos malditos.

Le doy otro golpe con el puño.

  • Eres demasiado estúpido como para robarnos, estoy segura de que trabajas para alguien. Si me lo dices, te promete que tu muerte será rápida.
  • Jamás te lo diré, no tienes ni idea de quien se trata ni de lo que es capaz de hacer.
  • Dime su nombre.

El hombre, no dice nada. Continúo golpeándolo y no dice nada, así que Atenea hace su parte  que es la tortura. Lo bueno de esta zona, es que el tipo puede gritar y nadie hará nada para ayudar.

Lo más seguro es que se piense que sea un ajuste de cuentas o algo así y nadie quiere arriesgarse a meterse en serios problemas por un desconocido.

Atenea remata al hombre y nos vamos a casa, estamos cubiertas de sangre y no me gusta tener la sangre de un gusano en mi ropa.

Nos vamos sin decirle nada a nadie, ya se darán cuenta esos dos que nos hemos ido y que no nos hacía falta su ayuda para nada. Aunque me quede con las ganas de saber, quien es el que odia a mi familia. Pero como somos mafiosos tenemos muchos enemigos, por esa razón aprendí todo lo necesario para el combate.

Atenea – ¿Sigues pensando en lo que ha dicho ese tipo?

Aria – Si, a ver. Sé que mis padres tienen muchos rivales y que desean acabar con nosotros. Sin embargo, no sé muy bien la razón pero estoy preocupada. Algo me dice que debería de contarlo a mis padres y tú deberías de hacer lo mismo. Nuestros padres tienen enemigos en común y si va a ir a por mi familia, también puede ir a por la tuya.

Atenea – No lo creo, ir  por LOS REYES o EL GRAN DEMONIO, es una sentencia de muerte.

Aria –Lo sé, pero eso no cambia el hecho, que hemos sufrido varios atentados  y los causantes lo han pagado con sus vidas.

Aria y Atenea llegaron a sus casas, sin saber que si había un testigo del asesinato. Iris acababa de salir del trabajo y suele pasar por allí, como un atajo y se encontró con sus mejores amigas, ellas acababan de matar a alguien y se quedaron hablado como si no hubiera ocurrido nada.

Eso le asusto mucho, creía que las conocía y ahora descubre que son unas asesinas.

 

IRIS

Después de lo que vi anoche , no creo que pueda seguir siendo su amiga y creo que lo mejor es ir a la policía  y contar lo que vi anoche .Pero ellas se han portado muy bien conmigo y si voy a la policía ……

Lo he pensado mejor y como las conozco muy bien segura de que en defensa propia, será mejor que hable con ellas y saber porque hicieron eso, es la única manera de saber qué es lo que debo hacer.

Cuando llego a la universidad, las busco y la encuentro en el pasillo. Me acerco hasta ellas.

Iris ­– Hola, chicas.

Atenea –Buenos días, Iris ¿Te encuentras bien? Tienes mala cara.

Iris – Anoche….Os vi.

Aria – No lo entiendo ¿A qué te refieres con eso?

Iris – Anoche, después de mi trabajo. Pase por una calle y al girar la esquina, os vi en el callejón.

Aria –Creo  que te confundiste de personas.

Iris – No, se perfectamente lo que vi y espero que me deis una buena explicación o iré a la policía.

Ellas se miran y Atenea suspira.

Atenea –Esta bien, pero es mejor tener esta conversación en otro lugar, más íntimo.

Aria – Pero de será después de las clases, te prometo que después oír nuestra explicación quiere dejar de ser nuestra amiga, lo entenderé. 

Aria dice que existe una explicación y con eso me quedo algo más tranquila, pero voy a necesitar oírla.

Sé que en esta ciudad está gobernada por una familia de mafiosos y al pensar de lo que la gente piensa, aquí apenas hay crímenes, los únicos asesinatos que ha habido, es principalmente  porque alguien ha incumplido las normas de esa familia o ha intentado algo en contra de la ciudad y/o a los ciudadanos. Por eso  las autoridades hacen la vista gorda con ellos.

Llego a mi clase de derecho mercantil, la cogí porque creo que me conviene saber de estas cosas. Aunque no estoy estudiando derecho pero me dejan asistir a esta clase y se me da muy bien, por eso me estoy planteando sacarme la carrera de derecho




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