Al día siguiente amanecí con un muy buen humor.
El simple hecho de haber podido estar a solas con Megara me hacía muy feliz.
Ese día quería verme mucho mejor que de costumbre, así que me arregle según mis gustos.
Deje los trajes formales para después y me vestí con ropa casual, que para mi gusto es mucho mejor que los trajes de pingüino que me obligan a utilizar.
Estaba a punto de salir de la habitación cuando alguien llamó a la puerta. Pensé que era Megara así que me recargue en el marco de la puerta con la intención de verme más apuesto y abrí la puerta.
Y en lugar de toparme con la hermosa dama de cabellos negros, me tope con Isabelle, la cual me miraba extrañada.
Isabelle me observo por un par de segundos y me pregunto.
-No me esperabas a mi ¿Cierto?- Pregunto con tono burlón.
Mi hermana comenzó a reír con fuerza.
En un instinto involuntario la jale para que entrara a la habitación y cerré la puerta.
-¡Cállate, Isabelle! Pudieron haberte escuchado.- Le reproche a mi hermana.
-¿A quién esperabas, hermanito?-Pregunto con tono burlón.
-Eso no te incumbe, niña.- Respondí con frialdad.
-Mhmm… está bien.- Respondió abriendo la puerta de mi habitación.
Isabelle se paró en la entrada de la habitación y comenzó a prepararse para dar el grito más fuerte de su vida.
-¡Detente!- Grite rendido.- Solo entra, cierra la puerta y te contare todo.- Ordene con frustración.
Isabelle entro y cerró la puerta detrás de sí.
-Entonces…- Dijo mi hermana sonriendo.
-Estaba esperando a Megara…- Respondí rendido.
-Eso no tiene sentido, es decir ¿Por qué Megara vendría a tu hab…?- Isabelle callo por unos segundos. De pronto abrió los ojos como platos.- No me digas que… ¡OSTIN BONNET ERES UN MALDITO PECADOR, ASQUEROSO HEREJE!- Grito mi hermana con enojo.
-Espera ¿Qué? ¿De qué hablas?- Pregunte confundido.
-¿Cómo te atreviste? ¡Ni siquiera están comprometidos!-Grito Isabelle.
Fue ahí cuando entendí a que se refería.
Abrí los ojos como platos.- No hermana, no ha habido nada impropio entre nosotros.-Dije calmando a Isabelle.- Solo… quería que fuera ella.- Comente con falta de ánimos.
-Ella te gusta ¿No es así?- Pregunto mi hermana.
-Mas de lo que me gustaría admitir.- Respondí.
-¿Quién lo diría? El inalcanzable Ostin Bonnet enamorado… Haha.- comento mi hermana con un tono burlón.
- Calla y vámonos.- Ordene.
Isabelle asintió.
Ambos salimos de la habitación y bajamos a el primer piso.
Ahí se encontraban mis padres bebiendo algo junto con Vladimir.
-Hola queridos, ¿Qué tal están?-Pregunto mi madre.
Parece que durante la noche a ambos se les bajo un poco el susto.
Estábamos platicando junto con nuestros padres y Vladimir, cuando de pronto entro Dakota.
-¡Papi, ya es hora! Prometiste que verías mi nueva técnica.- Dijo la más pequeña de los De Villiers haciendo un puchero.
-Ya voy, cielo.- respondió Vladimir sonriendo.
-Ustedes también pueden venir.- Dijo la pequeña con una sonrisa en la cara.
-Si así lo deseas, Damita.- Respondí mirando a la niña.
Mis padres tenían sus dudas, pero al final aceptaron, después de todo ya no hay nada que perder.
Vladimir nos ofreció sus caballos para montar hasta el lugar ya que no teníamos a los nuestros con nosotros.
Cabalgamos entre el espeso bosque durante al menos una hora.
-¿Falta mucho?- Pregunto Isabelle con cansancio.
-Ya estamos a unos 5 minutos.- Respondió Vladimir.
-¿Y la niña? ¿No estaba con usted?- Pregunto mi madre mientras buscaba a Dakota con la mirada.
-Nos está esperando junto con los otros dos.- Respondió Vladimir restándole importancia.
Mis padres intercambiaron miradas.
-¿A dónde nos llevas?- Pregunte con molestia.
-Al lugar de entrenamiento de los chicos.- Respondió Vladimir.- Sus habilidades deben ser pulidas y perfeccionadas cada día un poco más.
¿Entrenar? ¿Los Vampiros deben entrenar sobre como ser un Vampiro?, para mí en ese entonces era un pensamiento absurdo.