Virginia
El beso termina en mi mejilla, pero sí, tarda bastante tiempo ahí y mi corazón está a mil, siento sus manos en mi cintura, ni siquiera puedo comprender lo que las personas gritan con entusiasmo, ya que sus labios rozan mi oreja y me pongo mucho más nerviosa.
—Ya casados —susurra en mi oído —espero sepas comportarte Virginia y lamento mucho que tu padre no sirva para nada —él mira mis ojos —no todas tienen el privilegio de tener un padre como el de Emily —me guiña un ojo para luego alejarse un poco —veo que estás haciendo caso a lo que le dije, buena jugada la de ser amiga de mi hija —me da la espalda y se aleja más caminando hacia su hija, escuchó todo lo que hablé con esta en su habitación, infeliz, me va a tener vigilada en todos lados porque apuesto a que esa cámara o lo que sea que puso ahí fue para vigilarme a mí.
Las personas me saludan feliz y yo debo de sonreír mucho, tomo la segunda copa de vino de la noche y bebo todo su contenido, jamás he bebido tanto en mi vida y ya me siento algo mareada, pero lo que menos quiero es pasar la noche con Jared y supongo que él así lo querrá aunque diga que solo quiere una madre para su hija. Me muevo entre las personas y me alejo un poco de todos, los pies me duelen por los zapatos y solo quiero irme a dormir aunque presiento que la fiesta va a durar bastante y eso que aún no he bailado con el novio, casi chillo cuando alguien toma mi mano y me hala a una esquina, pero al instante los labios de Sergio se mueven sobre los míos con frenesí, al igual que yo su aliento huele a alcohol, sus manos acarician el contorno de mi cuerpo y sus besos no se detienen.
—Sergio
—Te extrañé joder —dice contra mis labios —te eché de menos Virginia a pesar de que solo fueron unas horas —vuelve a besar mis labios
—¿Que haces aquí Sergio? —él besa mi cuello y suspiro pesadamente sin detenerlo
—Viviré aquí —mis ojos se abren cuando lo escucho —¿qué pensabas? Qué te dejaría? Nos amamos Virginia y jamás
—Me acabo de casar con otro —intento alejarme un poco, pero no me lo permite —lo viste Sergio
—¿Y? Te casaste obligada, me amas a mi ¿verdad? —asiento mirando sus ojos—entonces Virginia, podemos seguir juntos
—¿Estás loco?
—Seremos amantes, puede que estés casada con él, pero tu corazón me pertenece y a ti el mío —Sergio vuelve a besarme, no me esperaba esto, pensaba que estaba aquí para salvarme pero no
—Sergio para —pido cuando sus besos suben de intensidad así como sus caricias
—Quiero que seas mía
—Sergio —lo empujo y logro alejarlo de mí —esto está mal
—¿Por qué?
—Estoy casada con un demente que me matará si sabe que soy tu amante —él bufa
—No tiene que saber nada —toma una de mis manos —Virginia llevamos años juntos, he esperado por ti, te amo y seguiré esperando por ti, incluso te perdonaré el hecho de que te vayas a acostar con otro solo porque sé que no querías casarte
—Sergio
—Pero me duele, me hubiera gustado ser el primero en tu vida —me pierdo en sus ojos y las lágrimas se juntan en mis ojos —no llores mi amor —él me abraza —todo va a estar bien, nos seguiremos viendo, cuidaré siempre de ti.
—Debimos haber huído—murmuro sin dejar sus brazos.
—Algún día lo haremos, dame tiempo Virginia, antes necesito dinero, ganaré mucho y te sacaré de aquí, lo juro —acaricia mi rostro
—Debo volver —susurro cuando me besa
—Entiendo, te amo
—También te amo —sonrío débilmente viendo algo borroso y entonces salgo de ese escondite, camino hacia la fiesta, lo primero que hago es tomar en mis manos otra copa de vino y comienzo a beber, no quiero recordar mañana esta noche.
—Creo que has bebido suficiente —Jared quita la copa de mi mano de forma rápida, lo miro mal.
—Es mi boda —comento algo alto —ah no —me echo a reír —es la boda de tu hija —digo tocando su pecho con mi dedo —porque estoy segura de que ella escogió este ridículo vestido y este anillo —pongo mi mano abierta frente a su rostro, Jared toma mi mano y me pega a su cuerpo, su boca se acerca a mi oído y cierro los ojos.
—Deja de hablar tonterías Virginia o estarás castigada —comienzo a reír con eso
—Vaya —lo empujo alejándolo de mí, noto como tensa su mandíbula —pensé que querías una madre para tu hija y no otra hija, ¿cómo te llamo? ¿Papá? —comienzo a reír a carcajadas, sé que es el alcohol quien habla por mí o quizás es que todos estos años he estado en silencio acatando órdenes y ahora lo he dejado salir todo, Jared mira hacia todos lados y luego toma mi brazo con fuerza, me quejo, pero igual echa a andar hacia la casa prácticamente arrastrando mis pies.
—Gracias por el show que acabas de dar —masculla sin dejar de caminar
—No he dicho ninguna mentira —me suelto de su agarre —edad tienes para ser mi padre —río viendo su cara, está roja, apuesto a que del enojo, Jared abre la puerta y sin nada de delicadeza me empuja hacia dentro, tropiezo con mis propios pies y caigo al suelo, mis ojos van a los suyos y me asusto al ver sus manos echas puños.
—Virginia por qué emborracharte y echar todo a perder? Mi hija nos ha visto y de seguro ahora está triste porque has estropeado su boda —él sonríe y se ve más peligroso aún
—¿Y ahora qué? ¿Vas a castigarme? ¿Sabes por qué me emborraché? Porque no quería estar casada y menos con alguien como tú —me pongo de pie algo mareada —porque no quería recordar esta noche en mi vida joder y ahora qué? ¿Es cuando dices que debemos consumar el matrimonio? Bien, ya estoy lo suficientemente ebria —río llevando las manos al vestido y cuando bajo el cierre de este, cae a mis pies, la mirada de Jared no cambia y sigue mirando mis ojos.
—¿Crees que quiero tener sexo contigo? —enarca una ceja acercándose a mí que retrocedo con cada paso que da —deberíamos —termino pegada a una pared —después de todo, para todos, este matrimonio es muy real —Jared toma mi mentón con su mano y no es nada delicado —así que vamos Virginia, demuéstrame que no gasté mi dinero en vano —mis ojos se abren mientras su sonrisa se amplía, el alcohol que he tomado sube hasta mi garganta y siento asco, me doblo a la mitad cuando las náuseas me atacan y de sobra sé que no empezaremos bien cuando termino vomitando en sus zapatos.