La princesa de papá

Capítulo: 4

Jared

Vuelvo a tomar en mis manos las fotos que ya he visto un montón de veces, aún estoy consternado, debo admitir que al principio hasta reí, jamás me imaginé algo como esto y menos de una chica como Virginia, aunque ayer me demostró que la chica sumisa y callada puede desaparecer. Me levanto de mi silla y tomo una foto en mis manos, esta fue la que mejor quedó y en la que más clara se ve su rostro.

—¿Qué harás? —levanto la mirada a Izan, había olvidado que él estaba frente a mí

—Pagarte más, como fotógrafo eres estupendo —él ríe, pero niega con la cabeza

—Me refiero al tal Sergio, ya vemos por qué está aquí, ¿qué harás? 

—Síguelo vigilando, no me gusta este chico —él vuelve a reír y lo miro mal —por ahora no le haré nada aunque a Virginia —sonrío —ella me debe muchas explicaciones y una enorme disculpa por lo de ayer —salgo del despacho sonriendo, ayer Virginia estaba transformada en otra, no puedo dejar que vuelva a beber alcohol, incluso echó a perder mis zapatos favoritos, los cuales tuve que tirar luego de que los vomitara, debo castigarla pero cómo? 

Entro a la habitación de Emily, es temprano, pero ella ya está despierta leyendo un libro sobre su cama, al verme cierra este, yo me acerco y beso su frente.

—¿Cómo estás, princesa? —me siento a su lado y la atraigo más a mí

—Triste —musita algo que ya sabía, ya que ayer se acostó y no quiso hablar conmigo

—¿Es por Virginia? —asiente lentamente 

—No me quiere, lo dejó claro, y no le gustó mi vestido —hace una mueca con sus labios y sonrío, lamentablemente mi pequeña escuchó mi discusión con Virginia cuando estábamos en la fiesta y es esa la única razón por la que quiero castigar a esta.

—Si te quiere, aceptó ser tu amiga —no dice nada —al que no quiere es a mí —ambos nos miramos y ella ríe —me llamó viejo Emily —me pongo serio y hago una mueca, mi princesa vuelve a reír

—No eres viejo —enarco una ceja —quizás un poco, pero eres guapo —beso su mejilla

—Gracias por querer hacerme sentir mejor, en fin, Virginia me ofendió y ofendió tu bello vestido

—Es claro que no tiene buen gusto —yo río con eso mientras asiento

—Así es —me levanto de la cama sin dejar de mirarla —y por esa razón hay que castigarla —ella se queda pensativa —piensa en un castigo princesa para cuando traiga a Virginia hasta aquí, algo que la haga ver que debe cambiar sus gustos. 

—¿Algo como qué papá? —me encojo de hombros

—Te estoy dando a escoger a ti

—Ya pensaré en algo —murmura más que pensativa, yo sonrío

—Hoy veremos a misu —me mira —aunque su jaula está sucia, mandaré a limpiarla por ti —camino hacia la puerta luego de mencionar a su mascota, la he dejado pensando y apuesto todo mi dinero a que hará eso que quiero, Virginia va a morir de susto hoy y todo por su mal gusto.

Entro a la habitación de mi esposa, esa palabra causa escalofríos por todo mi cuerpo y más viendo a Virginia, está completamente dormida aún y la sábana cubre parte de su cuerpo dejando ver sus piernas, me acerco a ella con cuidado, su cabello negro está desparramado por toda la cama, yo me pongo a su altura, es imposible negar que es bella y era claro que iba a tener a alguien en su vida, tiene 20 años, me pongo de pie rápido y voy hacia las cortinas, muevo estas y la luz del sol entra en toda la habitación, la chica se queja e intenta esconder su rostro de los rayos de sol.

—Dios —exclama sentándose en la cama —quien demonios —se calla al abrir los ojos y verme frente a ella, mis ojos deberían haberse quedado mirando los suyos, pero la sábana se ha caído dejando a la vista su sujetador, ella sigue mi mirada, jadea y vuelve a envolverse la sábana hasta el cuello —¿Por qué estoy en ropa interior? —carraspeo un poco, mi boca se ha secado, llevo demasiado tiempo ya sin estar con una mujer.

—Pediste ayer tu noche de bodas —sus ojos buscan los míos —y no me gusta llevar la contraria a las mujeres —sus ojos se abren como platos

—¿Usted? ¿Yo? ¿Me está diciendo que pasamos la noche juntos? —río viendo como se pone de pie sin soltar la sábana

—Bueno, parte de la noche —no me mira, sus mejillas están rojas y aguanto mis ganas de reír.

—Es un violador —me acusa mirándome y sonrío —abusador, un

—Su esposo —pronuncio dando pasos hacia ella, la cual retrocede —quédese tranquila, lo único que hicimos ayer se resume en, usted ofenderme, vomitarme encima, yo llevándola a la ducha y buscando a una empleada para cambiar su ropa —la mujer parece poder respirar ahora —aunque pude haber reclamado la noche de bodas, usted es mi esposa —sonrío —y supongo que este —saco la foto —es su amante —se la entrego, sus ojos vuelven a abrirse en demasía viendo la foto en la que está besando a Sergio, foto en la que las manos de este han desaparecido debajo de su vestido y prefiero no imaginar lo que hacían

—Esto no es lo que parece —alzo ambas cejas y ahora si comienzo a reír.

—Dios mío Virginia, tengo 38 años, podría ser tu padre —le recuerdo lo que dijo de mí

—Ayer estaba

—Ebria y supongo que no por eso casi tiene sexo con su guardaespaldas en mi casa —ella se sienta en la cama, se nota que está muy avergonzada —no me importa lo que haga con su vida —declaro y mira mis ojos —puede seguir con su amante, estar con él y verse cuando quieran —su ceño se frunce —me importa un bledo eso porque no tocaré tu cuerpo ni deseo hacerlo, eso si Virginia, ten más cuidado la próxima, como mismo yo pude tomar esas fotos cualquiera pudo hacerlo y créeme, no seré el cornudo de esta ciudad, todos piensan que nuestro matrimonio es muy real y seguirá siendo así, si alguien más sabe que tienes un amante —me acerco a ella y tomo su mentón, ya que había dejado de mirarme —lo mataré con mis propias manos a él —asiente lentamente —así que más cuidado —me alejo soltándola

—Jared —la miro —Sergio y yo




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