Jared
Virginia se queja cuando limpio la herida en su labio, sentí tanto odio al verla así, estaba triste, decaída, incluso ahora sigue mal, con la mirada perdida y demasiado pensativa, prefiero a la Virginia que se enfada, que te grita y que te dice lo que siente, ella se aleja de mí y camina hacia el espejo, dejo de mirarla al darme cuenta de que la estoy observando demasiado, frustrado paso las manos por mi rostro, no debo sentirme así, mi cuerpo no debe reaccionar ante su presencia, somos dos desconocidos y lo mejor es que siga siendo así aunque no quiero, yo deseo conocerla más, el silencio me abruma y decido romperlo.
—No quería asustarte en el auto —ella me mira
—No pasa nada
—Por qué me temes Virginia? —su ceño se frunce —dijiste que me temías al igual que al León, ¿por qué?
—Eres peligroso, sé que no eres bueno y haces cosas malas —enarco una ceja —cosas ilegales —termina diciendo bastante bajo.
—Así que eso es lo que comentan de mí —sonrío poniéndome de pie
—dicen que eres peligroso
—¿Crees que lo soy? —ladea el rostro
—Tienes un León —yo suelto una carcajada —los empleados te temen —en eso tiene razón —andan por la casa como esclavos y no miran a los ojos a nadie.
—Mis padres son así —comento caminando hacia la puerta, lo mejor es que no siga en esta habitación —fui criado así Virginia, en un lugar donde los empleados mantenían siempre la mirada al suelo y al más mínimo error eran despedidos —abro la puerta
—¿Qué hay de la madre de Emily? —no la miro —por qué tus padres y tú no se llevan bien? ¿Por qué tu madre dijo eso de qué ahora si escogiste bien? ¿Por qué no quieres que entre a tu despacho?
—Virginia
—Son preguntas que nunca me vas a responder —no digo nada —son preguntas que me llevan a pensar muchas cosas Jared y si no me das tu respuesta entonces cómo no quieres que piense lo peor y que no tenga miedo de ti?
—Hasta mañana Virginia y gracias por hoy hacer feliz a Emily
—Quiero salir mañana —vuelvo mi mirada hacia ella al escucharla —necesito ver a Sergio —tenso mi mandíbula —hablar con este —ella se cruza de brazos —dijiste que podíamos vernos y
—Sé lo que dije —mascullo sintiendo rabia de momento —solo no muestres tu amor por él en público Virginia
—No te preocupes, no saldré de la propiedad, me dijeron que había un lago no muy lejos —me quedo mirando sus ojos, no solo hay un lago, también una cabaña, estarán ambos ahí, solos, lejos de todos, ella estará entre sus brazos y solo ese pensamiento me provoca malestar, ¿por qué Jared? Definitivamente estoy mal.
—Bien, puedes ir —las palabras salen de mi boca sin pensar —también saldré mañana con alguien a cenar —miro mi reloj —así que puedes estar toda la noche con Sergio —esas palabras ni sé cómo las pronuncio.
—¿Estarás con alguien? —sonríe haciéndome sentir peor de lo que ya estaba
—Así es —espeto de mala gana —veré a alguien, una mujer —miento con descaro —una de mis amantes —asiente y no parece molestarle nada.
—Pásala bien Jared —ella se aleja hacia el baño y salgo de su habitación, ¿amante? Ya no recuerdo con quién estuve la última vez, me he dedicado solo a Emily olvidando todo lo demás, quizás sea momento de rehacer un poco mi vida, Emily está bien, hace meses que no sufre una crisis y yo por culpa de estar solo estoy sintiendo cosas por esa niña, porque si, no es más que una niña Jared, una que ama a otro, que está con otro y que si o si haré que un doctor la examine porque aún no se me quita de la cabeza que pueda estar embarazada y eso no me dejará dormir.
Llego a la empresa de la familia, de la cual soy socio, pero hace mucho que no pongo un pie aquí, cosa que va a cambiar de ahora en adelante, sé que Virginia hoy saldrá con el imbécil de su guardaespaldas y cuando desperté esta mañana y recordé eso la cabeza me comenzó a doler, ¿por qué está con él? Qué le ve? No entiendo a los jóvenes.
—¿Jared? —me detengo antes de entrar a mi oficina y miro a mi secretaria, la cual ha hecho todo el trabajo por mí estos meses
—Stella —sonrío recordando su nombre —¿cómo estás?
—Sorprendida —ella sonríe ampliamente —qué haces aquí Jared? Quiero decir, señor King
—Bueno, es mi empresa —digo alzando una ceja —soy socio y
—Si, sí pero hace meses que
—Cambiará desde ahora —sus ojos marrones se abren —vendré más seguido, me pondré al tanto de todo, así que Stella, ya no tendrás que hacer todo mi trabajo y cobrar lo de siempre —ríe
—Me alegra tenerlo de vuelta en la empresa señor King
—Dime Jared, por favor —sus ojos brillan, jamás me había fijado en que es una mujer muy bella, ella está algo ruborizada —¿Quieres cenar hoy conmigo? —sus ojos se abren como platos, pero es perfecta, le dije a Virginia que cenaría hoy con alguien y no quiero que sea una mentira —para que me cuentes lo que me he perdido estos meses —medio sonrío
—Está bien señor, digo Jared —su sonrisa se agranda aunque con algo de timidez, yo entro a mi despacho entonces, vaya, tendré una cita real después de todo.
—Acabas de casarte —esa voz me hace respirar hondo —y ya estás coqueteando con tu secretaria —al voltear mi hermano Jesse está aquí sonriendo de forma burlona —quien lo diría Jared, tu tan correcto buscando una amante, dime, ¿no te satisface bien tu esposa?
—No te importa mi vida hermano
—Mamá dijo que es preciosa y joven
—Ya, dime algo, sigues viviendo con nuestros padres? —sé la respuesta a eso y río —oh hermano, no has cambiado nada
—No nos invitaste a tu boda
—Perdón, mi esposa le teme a las ratas —él rueda los ojos
—Estoy deseando conocer a tu esposa Jared —me guiña un ojo y riendo abre la puerta —por cierto, bienvenido de nuevo a la empresa, papá estará feliz de verte aquí.
—Mis condolencias para ti —espeto y él simplemente sale de mi oficina, suspiro mirando mi reloj, sí, estoy seguro de que mi padre estará feliz al igual que sus socios, pero mis hermanos, en cambio, odiarán eso.