Capítulo: 7

Virginia

Salgo de la ducha rápido y comienzo a vestirme, en unos minutos veré a Sergio, hablaremos y todo seguirá como antes, jamás pensé que Jared fuera a permitir algo así, pero bueno, es obvio que no le importa nada y eso me hace feliz, llevo una mano a la herida en mi labio, mi padre me golpeó, no es la primera vez que lo hace, pero aun así duele, termino de arreglarme y me miro por última vez al espejo, sonriendo salgo de mi habitación, pero me detengo al ver a Jared salir de la suya, lleva un traje que se amolda perfectamente a su cuerpo y el olor de su perfume llega hasta a mí, me dijo que tendría una cita con alguien, no mintió entonces, estará con otra mujer.

—¿Ya te vas? —es él quién me habla y mirando mis ojos comienza a acercarse a mí

—Así es, Sergio ya me espera y tú? ¿A donde irás? 

—A cenar, ya te dije

—Bueno, me gustaría también que no te vieran con otra mujer, no quiero ser la cornuda de la ciudad —digo sus palabras y el medio sonríe

—Puedo traerla aquí si quieres —niego con lentitud —descuida, no haré eso, ante todos somos un matrimonio real, incluso ante mi hija debe ser así

—¿Por qué? 

—Quiso que me casara contigo —se encoge de hombros —no solo quería una madre

—Bueno Jared, diviértete —digo y comienzo a caminar, pero su voz me detiene

—Por qué estás con él? —no entiendo mucho su pregunta pero volteo a verle

—Creo que ya lo sabes, lo amo

—¿Lo amas? ¿En serio? Y supongo que si te pregunto si él te ama dirás que si —asiento

—Desde niños nos amamos

—No sé que le ves Virginia, no sé cómo puedes amar a alguien que vio como te casabas con otro y no hizo nada, un cobarde definitivamente

—Si hubiese hecho algo lo hubieses matado —él alza una ceja —tienes un ejército de hombres

—Y Sergio un arma —se acerca más a mí —pudo no sé, hacer algo, impedir la boda, llevarte con él, si de verdad te amara hubiese hecho eso, pero no hizo nada, incluso se quedó mirando como si nada como entrabamos a la casa y si tú creías que yo iba a reclamar la noche de bodas apuesto a que él también

—Jared

—Te gustan los débiles y los cobardes —sonríe haciéndome sentir mal porque sus palabras llevan razón —así es Sergio, mira que ver a la mujer que amas con otro y no hacer nada —ríe —en fin, eso es bueno Virginia, según tus gustos puedes ser feliz, no corres el riesgo de enamorarte de mí —Jared pasa por mi lado y se aleja, yo he quedado de piedra y ya sin muchos deseos de ver a Sergio, quizás si podía hacer algo, pero no hizo nada.

—Estás preciosa —comenta Sergio cuando nos encontramos en el lago, al cual me costó algo de trabajo encontrar

—Gracias —él me besa sin dejarme hablar

—Te extrañé Vi —dice acariciando mi rostro —¿estás bien? ¿Ese maldito te trata bien? —me pierdo en sus ojos

—Si te dijera que no, ¿harías algo? 

—Virginia no empecemos por favor —se aparta un poco de mí —ya te dije, necesito tiempo, necesito dinero, debes confiar en mí —Sergio toma mis manos —te prometo que haré algo y ganaré dinero, luego nos iremos ambos muy lejos de aquí

—¿Qué harás Sergio? 

—Confía en mí mi amor —vuelve a besarme y me envuelve con fuerza en sus brazos.

Entro después de Sergio a la cabaña, no sabía que había una acá, es enorme y está muy limpia, Sergio me abraza por la espalda

—Ya la cena está lista, podemos cenar y luego ir al lago —asiento, me gusta la idea —Virginia —me giro para quedar bastante cerca de su rostro —te amo.

—También te amo Sergio —sonrío un poco mirando sus ojos

—Quiero estar contigo —él besa mis labios —te deseo tanto —sigue besándome hasta que llega a mi cuello —eres el amor de mi vida —mira mis ojos, en los suyos se refleja el deseo que siente y solo asiento.

—También quiero estar contigo —sonríe y vuelve a besarme con pasión, Sergio me toma en sus brazos y me lleva hasta una habitación, con cuidado me deja sobre la cama, mi corazón parece querer salir de mi pecho viendo como él se quita la camisa, estoy demasiado nerviosa y cuando él vuelve a besarme no me concentro para nada, estoy en un lugar que no conozco, pero que es propiedad de Jared, el hombre con el que me he casado, no tengo por qué serle fiel, no lo amo, amo a Sergio, no tengo por qué serle fiel pero

—No puedo —aparto un poco a Sergio de mí —no puedo

—No pasa nada —me levanto rápido de la cama —Virginia

—No he estado aún con Jared ni estaré con él —digo mirando sus ojos —pero no sé que me pasa Sergio, no puedo hacerlo aquí, yo

—Discúlpame si? Debí llevarte a un mejor lugar —él viene hacia mí y toma mi rostro en sus manos —me alegra saber que no has estado con otro hombre —me besa con delicadeza —puedo esperar Vi, esperaré a que estés preparada —yo lo abrazo sintiéndome bien con él

—Perdóname

—Olvídalo —Sergio ríe —vayamos a nadar al lago anda.

Llego a la casa bastante tarde, entro a esta con cuidado de que nadie me vea, sé bien que a esta hora ya ningún empleado puede estar en la casa y eso es bueno para mí, mi cabello aún está mojado, pero estoy feliz, fue bueno estar con Sergio como antes sin preocuparnos de nada, me detengo frente a la habitación de Emily al notar que la luz está encendida, es ya bastante tarde, no debería entrar, pero abro con cuidado la puerta, la pequeña está sobre la cama con un libro en sus manos.

—¿Que haces despierta? —me mira rápido al escucharme y sonríe

—Podría hacer la misma pregunta —me acerco a ella —por qué tienes el cabello mojado? 

—acabo de ducharme —ella frunce el ceño ante mi mentira —en fin, deberías ya estar dormida, si mal no recuerdo mañana tienes clases temprano Emily —me siento en la cama mirando como ella cierra su libro y lo deja a un lado. 

—Espero a papá —ahora soy yo quien la mira confundida —me dijo que iría a una reunión de trabajo, pero es tarde y no ha llegado aún —la pequeña mira mis ojos —él nunca llega tan tarde a casa —asiento recordando mi conversación con Jared, me dijo que cenaría con una mujer, una de sus amantes según él, ¿en serio está con esa mujer aún? —¿Virginia? —miro a la niña