La princesa de papá

Capítulo: 8

Jared

Me siento en la cama y paso las manos por mi cabello, ¿qué he hecho? Bueno, sé de sobra lo que ha pasado, me levanto y comienzo a vestirme, no la miro aunque sé que ella me está mirando, la tensión es palpable en este lugar y cuando termino de vestirme la miro, ella sonríe un poco mirando mis ojos.

—Stella

—Ahórrese lo que dirá, ya lo sé, fue un error, no debió pasar, bebí de más —suspira y sale de la cama —Jared también pienso igual, tampoco soy de las que se va a la cama con un hombre en la primera cita, pero es que —mira mis ojos —siempre me has gustado y yo

—No bebí de más —digo haciendo que se calle —y me gustó ¿vale? —sonrío un poco

—Dime algo —ella se acerca y pasa sus manos por mi camisa —¿por qué? 

—No entiendo tu pregunta

—Por qué si quieres a tu esposa estás aquí conmigo? —me alejo rápido de ella

—No quiero a nadie ¿vale? ¿Quien te dice que la quiero? —río —por favor

—En toda la cena no dejabas de mirar su ubicación y por cierto, debo decir que es algo tóxico eso —ahora soy yo quien la mira avergonzado —y aquí tampoco has dejado de hacerlo, incluso mientras estabas conmigo en la cama mirabas el teléfono para saber en donde estaba ella —se cruza de brazos

—Stella

—No me debes explicaciones Jared, pero no deberías usar a otros para olvidar a alguien, créeme, no funciona —sus ojos se tornan tristes de repente, yo respiro hondo

—Solo me casé con ella por conveniencia, eso es todo —evito decirle que prácticamente la compré —ella no me ama y yo a ella menos —miro sus ojos.

—¿Entonces seguiremos viéndonos? —alza una ceja sin dejar su sonrisa

—Por supuesto —carraspeo un poco —ahora debo irme

—Puedes quedarte a dormir —niego rápido con la cabeza

—Me gusta dormir en mi casa —salgo de su habitación rápido y luego es fácil encontrar la puerta a la salida, maldita sea, ¿qué acabo de hacer? Es claro que llevar tanto sin estar con una mujer me ha llevado a cometer locuras, acabo de acostarme con mi secretaria, en otros momentos de mi vida jamás hubiese hecho algo así, lo peor es que ni sabía qué hablar con ella en esa cena y menos en su casa, aunque he de admitir que eso de tener citas nunca ha sido lo mío, cuando quiero sexo voy a por él sin mucha conversación, justo como he hecho, el problema es que es mi secretaria y tendré que verla todos los días.

Llego a la casa y solo hay silencio, ya son más de las 12 y camino por esta a mi habitación, cuando vi que eran más de las 9 y Virginia seguía en la cabaña con ese inútil perdí la razón y le ofrecí a mi secretaria ir a su casa, pensé que así olvidaría a esta, pero no, la niñita no salió ni un segundo de mis pensamientos y sé que eso estuvo mal.

—¿Jared? —me tenso al escucharla y volteo a verla, lleva la misma ropa con la que la vi salir de casa —buenas horas son estas de llegar, he? —se cruza de brazos como si pudiese reclamar algo.

—Sé que tú llegaste apenas hace dos horas Virginia —sus ojos se abren como platos —así que creo que eso de pedir explicaciones no te va

—No quería explicaciones —bufa —lo que hagas con tu vida no me interesa

—Pues a mí si me interesa la tuya —me acerco más a ella que retrocede —mañana mismo verás a un médico

—¿Sigues con lo mismo? Ya te dije que no estoy embarazada.

—Bueno, ya sabremos si sabes protegerte —sus mejillas se tiñen de rojo

—¿Y tú qué? ¿Sabes hacerlo? —alzo una ceja viendo como se ruboriza por su propia pregunta

—No te daré clases —se pone más roja con mi broma y río, se ve demasiado linda así —Virginia

—También ten cuidado Jared, no quiero luego que me digas que tu amante tendrá un hijo tuyo —me señala.

—Descuida, no soy tonto —le doy la espalda y entro a mi habitación, la única vez que estuve con alguien sin protegerme fue con la madre de Emily y eso solo fue porque queríamos tener un hijo, los recuerdos del pasado llegan a mi mente y sonrío, era feliz con ella aunque no la amaba, pero éramos buenos amigos, dejo de sonreír al volver a recordar a Virginia, estuvo con él y yo mismo le di permiso, por Dios, no puedo ser más patético.

Salgo de la casa y al ver a Sergio me detengo, este conversa con uno de mis guardias, ambos ríen de sus cosas, me quedo observando al chico deseando saber por qué Virginia dice amarlo, no tiene ningún sentido.

—Vas a matar al chico con la mirada —comenta Izan que se detiene a mi lado

—Me encantaría ahora que me dijeras que ha hecho algo mal para despedirlo —él ríe —hablo en serio Izan

—No necesitas una razón, puedes echarlo cuando quieras —sonrío pensando en eso —¿de verdad Jared? —miro a Izan

—¿Qué? 

—Te lo estás pensando —él ríe —en donde quedó el hombre ese al que no le importaba nada que Virginia estuviera con otro

—Y no me importa

—Claro, por eso quieres despedir al chico y me mandaste a no quemar esta foto —me enseña la foto en donde está Virginia con el cachorro, se la quito de la mano y me quedo mirando esta —jamás pensé ver algo como esto

—¿De qué hablas? 

—De ti enamorado —ruedo los ojos

—No sabes lo que dices por Dios —digo caminando hacia la casa, tengo que hablar con Emily, pero eso va a esperar, sé que ahora esta está dando clases así como también sé que está enfadada conmigo, conozco demasiado bien a mi hija, por esa razón voy directo a la habitación de Virginia y abro la puerta de esta de golpe, ella chilla y se envuelve en una toalla bastante rápido aunque la imagen de ella en ropa interior ya ha quedado en mi mente, ¡por Dios! No me estoy comportando como un hombre de casi 40 años

—¿No te enseñaron a llamar? —cuestiona claramente enfurecida

—Es mi casa —logro decir con poca voz —y no tengo por qué llamar, eres mi esposa —abre la boca, pero no la dejo hablar —vístete rápido, tenemos que ir a la consulta con el doctor

—Jared




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