La Princesa Del Bajo Mundo

PREFACIO

Un año antes...

La noche estaba hermosa. El clima no era demasiado calido y una suave brisa refrescaba a todos aquellos que seguiamos despiertos. Era un barrio familiar, todos estaban dormidos exceptos los adolescentes que empezaban a conocer los cambios que conllevaba crecer y los niños traviesos que se escapaban de sus madres para seguir con sus jugarretas.

El silencio resultaria reconfortante, si yo no estuviera desesperada por escuchar su voz una ultima vez.

Me encontraba recostada sobre nuestra cama mientras èl me abrazaba profundamente dormido. Una paz extremadamente ajena a su rostro acompañandolo. Uno de sus gruesos labios medianamente torcido, indicio de la sonrisa que amenazaba con aparecer. Me preguntaba que soñaba, si alguna vez habia notado como mi piel se erizaba levemente en cada zona donde me tocaba tiernamente, si sus ojos grises me mirarian nuevamente.

El dia habia acabado demasiado pronto y la hora de la despedida habia llegado.

O mas bien, nunca llegaria. No podia mirar esos calidos ojos grises y decir adios. No podia esperar a que el alertara a los otros. No sabia si seguiria teniendo el valor para irme una vez que el y ellos ofrecieran sus opiniones al respecto. Mi prima, Alani, y America habian aceptado ayudarme. Eso era suficiente, ellas cubirian mi rastro y lidiarian con ellos. 

Mi corazon dolia cada vez que pensaba en como reaccionaria el. 

Se sentiria traicionado y abandonado.

Me odiaria. 

Respire un par de veces. Tenia que irme, la decision ya estaba tomada. Mis ahorros se encontraban ahora en una cuenta extranjera, mi tiquete de avion y pasaporte estaban escondidos entre unos libros en la estanteria del gran salon, los primeros meses de renta de mi nuevo hogar habian sido pagados por anticipado, y mis maletas se encontraban debajo de mi cama, preparadas desde el dia anterior. 

En ese momento, todo estaba listo y yo utilizaba cada segundo que me quedaba para memorizar sus facciones. El corte en su parpado, aquel que se hizo cuando se enredo en un alambre de puas intentando impresionarme, el inicio de una pequeña barba, sus frondosas cejas, las diminutas fisuras de sus labios, el juqueton lunar debajo de su ojo derecho, el suave olor de su colonia, la fuerza de sus graciles brazos, y el calor que su pecho siempre parecia desprender. Un nudo se formo en mi garganta a medida que las lagrimas comenzaban a caer.

No lo volveria a ver. No volveria a escucharlo reir. No volveria a causar esa sonrisa ladeada. No volveria a sentir sus caricias. No volveria a abrazarlo cuando sus fuertes hombros cargaran con demasiado. No volveria a estar con el.

Quizas... Quizas en unos años volveriamos a encontrarnos.

Una sonrisa petulante se habia formado en mis labios ante el pensamiento.

Yo no era una princesa, ni el era mi principe encantador.

Mucho menos era este nuestro destino o nuestro cuento de hadas.

Y yo no podia aspirar a un final feliz.

El podia morir mañana y yo no estaba dispuesta a verlo. 

Aquel pensamiento termino de romper la poca compostura que tenia, mi pecho ardia, y tenia que sofocar pequeños gemidos. Si me quedaba, lo despertaria. Esa era la ultima señal, era ahora o nunca. Me vesti con una chaqueta larga que ocultaba mi pijama y me fui.

Llegue al aeropuerto un par de minutos despues. Las filas eran cortas, el proceso en su mayoria rapido. Una de las ventajas de viajar de madrugada. Al menos, hasta que llegue a migracion y los nervios me invadieron. Mientras no me reconocieran, no habria problema. Mi cabello habia crecido desde la ultima fotografia que la policia me habia tomado y ahora llevaba unos pocos mechones de color azul electrico. Años de jugar poker junto con tres capas de maquillaje tendrian que servir de algo. Sonrei amablemente a los oficiales a medida que ponia mis pertenencias en la pequeña caja.

Mis movimientos, aunque cada uno era calculado, parecian casuales y los tres oficiales, repartidos alrededor de la fila en que me encontraba, con sus trajes grises y azules, no prestaban mayor atencion. 

Empezaba a tenerle algo de respeto a las mulas1. Pasar por esto cada mes me parecia un martirio.

- Usted tiene el mismo nombre que la princesa del bajo mundo. - Finalmente dijo uno de ellos, aquel que estaba mas cerca de mi, mientras me entregaba la caja con mis pertenencias. Lucia divertido con su propia broma. 

Mi espalda se habia tensado. - En serio? - pregunte juguetonamente, si el estaba bromeando de momento no habia nada de que preocuparse.

- Si, señorita, deberia tener cuidado, no querra que la confundan. 

Le sonrei agradecida y el dudo sobre que decir acontinuacion. - Lo tendre en cuenta, oficial. 

- Espero que vuelva pronto. 

Minutos despues, finalmente pude respirar de nuevo. Lo peor habia pasado. Pronto me encontraria en otro pais, yendo a la universidad, conociendo nuevas personas, riendo. Sin preocuparme por nada mas que pagar la renta, mi carrera, y alguna cita ocasional con alguien normal. Me sentia en una especie de sueño ajeno, como si esto no pudiera pasarme a mi, como si no estuviera sucediendo realmente, como si tarde o temprano tuviera que despertar. 

Fue entonces que lo descubri, irse se sentia bien. 

Como si pudieras respirar por primera vez. 

Porque, entre el irse y llegar, hay un espacio de tiempo en el que puedes ser o hacer lo que quieras. Hay paz.

Respire nuevamente. Ya no habia balas que escapar. Ya no habia heredera de un imperio. Ya no habia sangre. Ya no era un arma. Ya no habia carreras o peleas ilegales. Ya no habia apuestas. Ya no habia droga. Ya no habia nada fuera de trivialidad.

Una risa tonta me invadio. 

 

Actualidad...

El dia apenas comenzaba. Sonaba el primer timbre y la gran sala de conferencias, donde pronto se hablaria de esculturas y artistas, comenzaba a llenarse. Habia una sensacion extraña en mi cuerpo, como si algo magnetico me atrayera. Sentia a alguien cerca. Zara reia y me hablaba del ultimo juego de hockey, pero mi mente no lograba concentrarse en ella. Mi piel se sentia expectante, alguien venia. Agudice mi oido en un patetico intento de entender quien podia ser.



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En el texto hay: ilegal, armas de fuego, escenas violentas

Editado: 01.09.2020

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