Nyara Moreno…
Me levante algo cansada y decidí seguir con lo que construí en un año. Me bañe y puse unos shorts de jean, unas medias negras, una camisa roja atada al cuello y un saco largo que no se abotona delante. Salí y esperé a que Zara estuviera lista. Nos fuimos cada una por separado, yo en mi harley y ella en su aut. Era curioso pero cuando llegamos robamos todas las miradas - piérdanse desocupados - grito está y cada quien fingió volver a lo suyo.
Me acerque a mi casillero y escuche la voz de Nate, vaya no te pierdes ¿eh?. - Hola guapa, ¿tienes algo que hacer esta tarde? - esa sonrisa de cretino que enloquecia a mas de una adolescente hormonal de allí, que cliché.
- En realidad, sí, hay unas películas esperándome en casa - dije sonriendo. - Y yo que quería que fueras a verme en el partido de baloncesto esta tarde.
- ¿Hoy juega el equipo? - pregunté. Lo había olvidado y Zara siempre iba, tendría que ir. En eso vi como Nate se enrollaba en el dedo un mechón de mis cabellos - lo había olvidado, seguro iré, nos vemos esta tarde.
- Algún día serás mía, guapa, ya veras.
- Espera sentado - y así me aleje.
Me devolví a preguntarle a qué hora era el partido cuando Nick paso por su lado chocando su hombro. Nate no tardó en reaccionar. - Hey, ¿que te pasa novato? - dijo acercándose a Nick, parecía mas una amenaza que una pregunta. Pero, Nate era más bajo y no luchaba, en cambio, Nick estaba furioso, sabía luchar y le sacaba una cabeza a Nate igual que a mi. - No te interesa, cretino.
- ¿Como me has hablado pringao?, corre.
- ¿O qué?.
Nate fue el primero en lanzar un puñetazo que Nick esquivo con facilidad y ahí empezó todo. Ahora estaban luchando en el suelo. Nate debajo de Nick mientras este lanzaba fuertes puñetazos a su rostro. ¡Lo va a matar!. Corrí a separarlos; todos estaban alrededor de ellos y me costo alcanzarlos pero lo logré antes de que llegara la directora. - Nick, maldita sea, detente por favor.
Nick se detuvo y se paró. Me miró y no dijo nada mientras ayude a que los amigos de Nate lo sacaran de aquí. Pobre, esto había sido mi culpa, no debí dejar que esto empezara. Mire a Nick, no había cambiado nada, seguía siendo el chico rudo del que me enamore. Era alto, tenía los mismos tatuajes en sus brazos y en su espalda que se veían bien a través de su camisa blanca. Sus ojos cafés aún mostraban lo valiente que era. Le cogí las manos y se las revise, se había lastimado los nudillos estaban ensangrentados. Le mire el rostro, tenía un corte en su ceja. -¿Tú no cambias verdad?- le dije fastidiada y él se limitó a enarcar una ceja molesto.
A veces nos amábamos, a veces yo solo pensaba en decapitarlo. Lo lleve a rastras a la enfermería y ya que la enfermera no estaba busqué un botiquín y lo cure. Igual que cuando tenía diecisiete y él salía de una pelea, le vende las manos y guarde todo.
Lo mire a los ojos, sabiendo que pronto me derrumbaría y me volteé para irme. Sentí un tacto familiar en mi cintura - gracias, mi princesa - me susurro en el oído, me dio un beso en la mejilla y se fue. Acaba de llegar y ya hace que se me erice el vello de mi piel, como cuando salíamos, genial.
Sonó la primera campana y fui a la clase de historia, lo vi sentarse con los chicos y me dirigí hacia mi sitio al final lejos de las “reinas”. No quería ver como se lo comían con la mirada ni que me tildaran de criminal por mis tatuajes. Riley se sentó a mi lado y me pidió la exclusiva sobre la pelea. Le conté lo que pasó mientras llegaban Jena y Ryan, ellos preguntaron lo mismo y conté la historia tres veces hasta que el profesor entró.
Todo fue común, los chicos molestando, rumores pasando y nosotros cuatro solo observando en silencio, nadie solía acercarse y mucho menos molestarnos. Claro que, por nuestra inconformidad con algunos aspectos de ese profesor nos terminaron echando de clase.
El día transcurrió normalmente hasta la hora del almuerzo. Casi todos compramos un sándwich y nos sentamos donde siempre. Zara llegó después y nos llenamos de risas hasta que notamos que toda la cafetería se quedaba en silencio cuando alguien entraba. Cosa que solo pasaba cuando entrábamos nosotros. Digamos que yo no hablaba mucho de mi y por eso se especulaba mucho de mi pasado, más que todo que yo sabía luchar. Puede que me haya metido en una pequeña pelea el semestre anterior. Volviendo aquí... Mire hacia la puerta y vi a los chicos entrar en la cafetería, cualquiera los reconocía por la pelea de esta mañana. Mientras entraban todas las miradas se fueron a nuestra mesa, como preguntando si debía importarles o volver a sus burlas. Nosotros solo nos volteamos y volvimos a nuestras burlas. Los demás no tardaron en hacer lo mismo y eso pareció descolocar a Nayla.
En Colombia éramos el centro de todo respeto pero eso aquí había cambiado. Pasaron por nuestra mesa y se sentaron en una zona alejada. Lástima que mis oídos escucharon algo que quise olvidar al segundo: "Se comporta como si lo que vivimos todos juntos no hubiera pasado, como si no recordara quien es realmente” Zara escucho y simplemente yo no daba con lo que dijo después - si quieres le halo el cabello a esa pelirroja teñida - me susurro y yo no pude contener una sonrisa